DIEZ RAZONES PARA SER CIENTIFICO

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- PARA NO TENER HORARIO DE TRABAJO

¿A qué horas empieza a trabajar el científico? La pregunta más bien debería ser: ¿A qué hora no trabaja el científico?

No es raro y con frecuencia es deseable, que el científico se desplace de su laboratorio a otro en donde existen experiencias afines a su tema de trabajo o se manejan metodologías que desconoce y desea aprender. Esto requiere que el científico sea el dueño de su tiempo; para poder llevar a cabo su función, que es la generación del conocimiento, el científico realmente necesita serlo no sólo de “tiempo completo” o de “tiempo exclusivo”, sino de “tiempo absolutamente exclusivo”.

Pero la complejidad de la situación y el subdesarrollo de la ciencia, no sólo de México sino en otros países del hemisferio sur, han resultado en la emergencia de tres personajes que contribuyen a integrar lo que puede llamarse la comunidad científica y que pueden distinguirse por la manera como distribuyen sus horas de trabajo. Estos tres personajes pueden denominarse el investigador, el profesor y el administrador.

El verdadero investigador científico invierte la mayor parte de su vigilia (y buena parte de su sueños) en averiguar si lo que ha imaginado que podría ser la realidad, es verdaderamente realidad.

El profesor científico ; la razón es que los alumnos y han aprendido que la educación no consiste en hacer lo que el profesor dice sino en reproducir lo que el profesor hace pero mejor que él. Por tanto el profesor científico no sólo debe enseñar la ciencia sino debe vivirla, de mostrando que se trata de una actividad noble, digna y llena de satisfacciones, que además nos permite apartarnos de prejuicios, creencias y espejismos, y estar más cera de la realidad.

Finalmente el administrador de la ciencia; apareció como consecuencia de la institucionalización y el crecimiento de la ciencia.

…”Todo científico que se respete debe poder hacer su trabajo de un año en sólo 10 meses, con lo que pude y merece tener dos meses de vacaciones”…

- PARA NO ABURRIRME EN EL TRABAJO

Generalmente se piensa que la investigación consiste en cumplir con una serie de pasos conocidos como “el método científico”, un patrón de conducta riguroso y sistemático que, si no se sigue al pie da la letra, fatalmente conducirá a la respuesta correcta de la pregunta sobre la realidad que deseamos contestar. Sin embargo, ya en la primera mitad del siglo XX se empezó a vislumbrar que no hay tal receta que se aplique universalmente a todas las ciencias y que asegure la solución a sus respectivos problemas. Como lo ha hecho Feyerabend quien famosamente señalo: … la diversidad de opinión es necesaria para el conocimiento objetivo…

…El único principio que no inhibe el progreso es: todo se vale…

“El método científico” podemos resumirlo dentro de los cuatro esquemas generales siguientes:

- El método inductivo-deductivo; acepta la existencia de una realidad externa y postula la capacidad del científico para percibirla a través de sus sentidos y entenderla por medio de su inteligencia, además de que nos permite explotarla en nuestro beneficio.

- El método a priori-deductivo; una vertiente de este esquema postula que por medio de la razón es posible establecer los principios más generales que regulan a la naturaleza y a partir de ellos deducir a la realidad. La otra vertiente, originada en Kant, sostiene que la razón pura es incapaz de alcanzar conocimiento alguno sobre el mundo exterior y que se requiere la experiencia de nuestros sentidos; como las nociones del tiempo y espacio, de casualidad, de reciprocidad, de existencia, de posibilidad, etc.

- El método hipotético-deductivo; de acuerdo con este esquema, postulado por Pooper, la investigación científica requiere la participación inicial de elementos teóricos o hipótesis. Por lo tanto, la ciencia se inicia con conceptos no derivados de la experiencia de mundo que está “ahí afuera”, sino postulados en forma de hipótesis por el investigador, por medio de su imaginación o intuición.

- Esquema anarquista; agrega que el método científico no sólo no ha existido sino tampoco debería existir, porque limitaría la independencia mental del investigador al sujetarlo a reglas preconcebidas de comportamiento.

Lo anterior apoya la inexistencia de un método científico, pero en cambio hay algunos principios generales que siguen la mayoría de los investigadores: “las reglas del juego” de la ciencia;

- No decir mentiras

- No ocultar verdades

- No apartarse de la realidad

- Cultivar la consistencia interna

- No rebasar el conocimiento

- Los hechos también se equivocan

- PARA USAR MEJOR MI CEREBRO

Una forma sencilla de describir el trabajo científico es tener ideas y ponerlas a prueba, no es concebible que un investigador científico sea débil mental.

¿Cómo se logra tener buenas ideas? ¿Existe algún método que pueda aprenderse, alguna forma en que el cerebro produzca idea sobre un problema aún no resuelto en la naturaleza? El doctor Linus Pauling, respondió diciendo “Les voy a dar a ustedes no uno sino dos muy buenos métodos para tener buenas ideas. El primero es tener muchas ideas y eliminar las malas (…) El segundo (que yo uso con frecuencia, cuando el primero me falla) es preguntarle a mi esposa (…) Ella siempre tiene muy buenas ideas sobre todas las cosas”.

Existe acuerdo entre los científicos y los filósofos de la ciencia en que el buen uso del cerebro es fundamental e indispensable para la creatividad científica.

Todos los científicos del mundo sabemos que la calidad de nuestras hipótesis y de las pruebas a las que las sometemos se determinan por sus resultados.

Estos en general sólo pueden ser cuatro tipos:

- Confirmación completa de la hipótesis

- Refutación completa de la hipótesis

- Resultados confusos y de interpretación difícil

- Serendipia

Aquí conviene decir algo más sobre la serendipia; la palabra significa “capacidad de hacer descubrimientos