Desde los inicios de la raza humana, la sobrevivencia ha sido nuestro más relevante propósito, es por esto que hemos desarrollado la capacidad de alertarnos a cualquier clase de peligro que se encuentre a nuestro alrededor.

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Se cree también, que la fobia a las arañas podría ser cosa de nuestros ancestros, quiénes diariamente debían enfrentarse a peligrosas creaturas, como arañas con venenos potentes y efectivos, que podían llegar a causar la muerte inmediatamente. A esta teoría se le llama predisposición evolutiva, y es algo que podría llamarse como innato, ya que no es aprendido y simplemente pertenece a la naturaleza de cada individuo, que es heredada indirectamente de nuestros ancestros.

Incluso se cree que los africanos fueron quiénes desarrollaron esta fobia, y posiblemente se haya vuelto parte de su ADN sentir repulsión para con los arácnidos, tratándolos como depredadores que preferiblemente se deben evitar. Se responsabiliza a la Viuda negra por ser la especie que causó en nosotros esta condición, ya que su picadura ha sido desde siempre de las más peligrosas, y a través de los años ha causado millones de muertes. Como seres humanos tenemos la tendencia a generalizar, y sin importar si es una especie inofensiva, huimos constantemente de los arácnidos, culpándolos continuamente de ser peligrosos y agresivos, cuando la verdad es que tan solo un 1% de la población de arañas es verdaderamente peligrosa.

Por otro lado, estudios confirman que el miedo a las arañas, se considera únicamente como una mala pasada que nos hace el cerebro, logrando que una imagen de una araña se vuelva más real, peligrosa y duradera en nuestro cerebro, e incluso, que una imagen de algo completamente distante a las arañas, se vea como una de ellas y eventualmente regrese a ser la figura original.

Sin embargo, científicamente se ha comprobado que aquellos niños que poseen una corteza prefrontal amplia y gruesa son más tranquilos que los niños que poseen una corteza prefrontal más delgada, debido a que esta actúa como un absorbente emocional para la amígdala, es decir, inhibe de cierta manera los estímulos y proyecciones que la amígdala envía hacia diferentes partes del cuerpo “Una función clave de esta región es realizar una reevaluación continua de las asociaciones emocionales, de modo que muestra ajustes rápidos a los cambios en el valor de las recompensas y en los estímulos asociados a ellas” (Sánchez-Martínez, 2009, pág. 49) La aracnofobia tiene muchas consecuencias o repercusiones a nivel corporal, que van más allá del simple hecho de sentir asco de una araña, que de hecho es algo muy común entre los seres humanos, ya que vemos a la araña como un animal peligroso y rápido que además no tiene características físicas agradables a nuestra vista. Pero aquellas personas que en verdad sufren de esta fobia, suelen tener episodios de parálisis, o de nerviosismo extremo, además de que estas reacciones cada vez se vuelven más fáciles de provocar; eventualmente, la simple fotografía o el dibujo detallado de un arácnido puede desencadenar reacciones que lleven al límite tanto al cerebro, como a la persona.

En ocasiones, la aracnofobia lleva al individuo a desarrollar otro tipo de afecciones o alteraciones. Por ejemplo, un derivado de esta fobia es el Trastorno obsesivo compulsivo, en el cual la persona necesita estar limpiando, desinfectando e incluso fumigando continuamente su hogar o espacio de trabajo, para así evitar un desagradable encuentro con un arácnido de cualquier tipo. Otras complicaciones se deben al constante miedo de salir a lugar desconocidos en los cuales no pueden estar continuamente vigilando si hay o no arañas, esto a su vez causa que el individuo prefiera evitar salir de la comodidad de su casa a un viaje o un picnic, y así no recibir sorpresas repulsivas.

En estos casos, lo mejor es acudir con un profesional, ya que es una condición que está afectando directamente la vida cotidiana del individuo. Existen múltiples maneras de combatir una fobia de este tipo.

La meditación y las técnicas de relajación son un método bastante efectivo, que puede llegar a erradicar casi por completo la fobia. Requieren de constancia para que se vean resultados a largo plazo.

Por otro lado, existen simuladores, en los cuales se pone al individuo en un mismo sitio junto a la causa de su fobia (en este caso las arañas), de esta manera se muestra que el peligro no existe y si existe es mínimo, eventualmente se pasa a realizar un proceso similar, pero con arañas reales, se empieza de a poco, tratando de que el individuo se familiarice y así su miedo disminuya paulatinamente.

Bibliografía

(s.f.).

Sánchez-Martínez. (Diciembre de 2009). scielo. Obtenido de scielo: http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1989-38092009003300006

Trabajos citados

(s.f.).

Sánchez-Martínez. (Diciembre de 2009). scielo. Obtenido de scielo: http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1989-38092009003300006

Por: Salomé Torres y Laura Valentina Piñeros.