Desde un punto de vista evolutivo, los humanos

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Los autores principales del conductismo fueron Watson, Pavlov y Skinner. Pavlov estudió la conducta atendiendo a los acontecimientos antecedentes, lo que se denomina condicionamiento clásico. Es un proceso de aprendizaje mediante el cual se asocia un estímulo inicial (en el experimiento de los perros de Pavlov sería el olor a comida) que provoca en el organismo una respuesta (salivación), con un evento neutro (ruido de la campana) que no provocaba respuestas antes del condicionamiento. Después de varias repeticiones el evento neutro adquirirá las funciones del estímulo inicial, provocando la misma respuesta en el sujeto que aquella provocada por el estímulo inicial. Esto explica que en el célebre experimento de Pavlov los perros acaben salivando al oir el ruido de la campana.

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A su vez Skinner estableció el condicionamiento operante, que está en función de las consecuencias (respuesta) del comportamiento. El condicionamiento operante consiste en el proceso de aprendizaje por el cual una acción determinada es seguida por algo deseable, lo cual contribuye a la repetición.

Pero, a la hora de explicar el comportamiento humano no debemos obviar el hecho de que el individuo es un ser capaz de procesar la información que recibe del ambiente, y actuar en consecuencia. Este es el fundamento de la Psicología Cognitiva, donde se enmarcan los trabajos de Bandura, quien describió cómo, en muchas situaciones, aprendemos determinadas conductas observando el comportamiento de un modelo. De esta forma, no aprendemos asociaciones estímulo-respuesta, sino representaciones mentales. Este proceso de aprendizaje constituye el denominado Aprendizaje Social u Observacional.

Agresividad

La agresividad se puede definir como el estado emocional de un organismo cuando este actúa con hostilidad. Se reconoce como el deseo de dañar, física o verbalmente, a otro organismo u objeto. Los seres vivos ponen en acción este comportamiento a la hora de defenderse/ como defensa en situaciones de alarma. De ahí que la agresión tenga como funciones específicas la repartición del espacio disponible, la selección de los aptos y el establecimiento de jerarquías que permiten una vida comunitaria.

Según el psicólogo Konrad Lorenz, el instinto agresivo del hombre es una función originariamente conservadora de la especie, y, al mismo tiempo, considera que éste dispone de mecanismos innatos para el control de la agresividad. Sin embargo, en ocasiones, la rápida evolución tecnológica y cultural del hombre impiden esta inhibición natural de la agresión, dando lugar a desenfrenados niveles de violencia.

__Se pueden encontrar diversos estudios realizados con animales en los que se correlaciona la conducta agresiva con los niveles de testosterona. Además se comprueba la interacción entre los niveles de andrógenos y la agresividad, teniendo lugar este experimento en animales castrados y comparando su comportamiento antes y después de la intervención quirúrgica. Los resultados indican que los machos castrados son menos combativos. De la misma manera, un estudio de 1995 revela que las personas que están en tratamiento androgénico para un cambio de sexo manifiestan un aumento progresivo en las conductas agresivas. Por el contrario, las que reciben un tratamiento estrogénico apenas muestran conductas violentas.

No obstante, la relación entre las hormonas y la agresividad en el ser humano no obedece a parámetros tan definidos como en los animales.

Desde el punto de vista neurobiológico se distinguen tres tipos diferentes de agresividad en función de los circuitos neurológicos que la provoquen. Una agresividad mesencefálica, próxima a la irritabilidad difusa y al miedo; la agresividad diencefálica, ligada a la ira donde la víctima está mejor definida e identificada; y una agresividad límbica y corticalizada, que hace intervenir elementos simbólicos y pasionales. Los investigadores tratan de averiguar, apoyándose en estos tres tipos de agresividad, cuáles son los mecanismos responsables del comportamiento agresivo y en qué parte del cerebro está presente dicha función. Así es que los estudios ponen de manifiesto la existencia de dos centros cerebrales que actúan como instigadores e inhibidores de los comportamientos agresivos: el hipocampo y el córtex frontal.

Se distinguen algunas teorías que explican la conducta agresiva:

-Teoría de los instintos (Freud, Lorenz). Sigmud Freud afirmó que los seres humanos nacen con el instinto de la agresión, que este procede del interior de nuestro ser y que no es posible eliminar la agresión entre seres humanos. Konrad Lorenz postuló que el instinto agresivo es común a muchas especies. Sin embargo, sostuvo que deben haber elementos externos que la inciten o provoquen. Es más, Freud aportó que la agresividad es una actitud perturbadora y de carácter destructivo; mientras que Lorenz mantuvo que esta conducta es un recurso de adaptación esencial para la supervivencia.

-Teoría biológica. Sitúa la agresión como propiedad innata del individuo y sus defensores han tratado de delimitar zonas concretas del cerebro que se relacionen con el comportamiento agresivo.

-Teoría de la frustración-agresión. Defendida por el psicólogo estadounidense John Dollard. Sostiene que la agresión siempre tiene lugar en consecuencia de la frustración y que la frustración siempre llevará a alguna forma de agresión. Con otras palabras, este autor establece una relación entre la frustración y la agresión.

-Teoría del aprendizaje social. Propuesta por Albert Bandura, postula que el comportamiento agresivo en la especie humana consta de un importante componente biológico. Sin embargo, la forma, intensidad y situación que determinan ese comportamiento agresivo, tienen un componente aprendido. Esto significa que las personas aprendemos cuándo y cómo comportarnos agresivamente a través de nuestra experiencia y de la observación de modelos sociales.

CONCLUSIÓN.