Discurso dia del idioma.

...

Celebrar el día de la lengua castellana debe ser motivo de orgullo en cualquier parte del mundo, pues según el instituto Cervantes, Para junio de 2015, 559 millones de personas, incluidos los hablantes de dominio nativo, limitado y estudiantes de español como lengua extranjera, hablan castellano, es decir, con cada año aumenta y continua haciéndolo, pues muchos de los extranjeros que la están aprendiendo, encuentran en nuestra lengua algo rico y único, al contrario del nativo que por alguna razón que aun desconozco (supongo que por ignorancia), se avergüenza de la belleza inigualable de la lengua castellana.

Ahora bien, sin animo de abrumarlos con tanta «palabrería» y melosería, más que hablar de historia y dramatizar a cerca de lo ocurrido con el lenguaje, mi intención solo es que por un día al año, seamos capaces de percibir y comprender la magnitud del lenguaje y como día con día le restamos importancia, pues se hace tan normal su uso y su abuso que pasamos por alto toda la historia he importancia que tiene en nuestra sociedad y crecimiento cultural.

Para finalizar quiero utilizar un corto escrito de un gran autor latinoamericano que muchos de ustedes ya habrán escuchado, y que seguramente identifican por aquellas palabras que juntas rezan algo así: «puedo escribir los versos mas tristes esta noche, escribir, por ejemplo: La noche está estrellada», Dicho autor escribió dentro de sus memorias tituladas «Confieso que he vivido», unas sabias palabras que cito textualmente y que levan como subtitulo «La palabra»

LA PALABRA

"…Todo lo que usted quiera, sí señor, pero son las palabras las que cantan, las que suben y bajan… Me prosterno ante ellas… Las amo, las adhiero, las persigo, las muerdo, las derrito… Amo tanto las palabras… Las inesperadas… Las que glotonamente se esperan, se acechan, hasta que de pronto caen… Vocablos amados… Brillan como perlas de colores, saltan como platinados peces, son espuma, hilo, metal, rocío… Persigo algunas palabras… Son tan hermosas que las quiero poner todas en mi poema… Las agarro al vuelo, cuando van zumbando, y las atrapo, las limpio, las pelo, me preparo frente al plato, las siento cristalinas, vibrantes ebúrneas, vegetales, aceitosas, como frutas, como algas, como ágatas, como aceitunas… Y entonces las revuelvo, las agito, me las bebo, me las zampo, las trituro, las emperejilo, las liberto… Las dejo como estalactitas en mi poema, como pedacitos de madera bruñida, como carbón, como restos de naufragio, regalos de la ola… Todo está en la palabra… Una idea entera se cambia porque una palabra se trasladó de sitio, o porque otra se sentó como una reinita adentro de una frase que no la esperaba y que le obedeció. Tienen sombra, transparencia, peso, plumas, pelos, tienen de todo lo que se les fue agregando de tanto rodar por el río, de tanto transmigrar de patria, de tanto ser raíces… Son antiquísimas y recientísimas… Viven en el féretro escondido y en la flor apenas comenzada… Que buen idioma el mío, que buena lengua heredamos de los conquistadores torvos… Éstos andaban a zancadas por las tremendas cordilleras, por las Américas encrespadas, buscando patatas, butifarras, frijolitos, tabaco negro, oro, maíz, huevos fritos, con aquel apetito voraz que nunca más se ha visto en el mundo… Todo se lo tragaban, con religiones, pirámides, tribus, idolatrías iguales a las que ellos traían en sus grandes bolsas… Por donde pasaban quedaba arrasada la tierra… Pero a los bárbaros se les caían de las botas, de las barbas, de los yelmos, de las herraduras, como piedrecitas, las palabras lumi pasa esta mierdanosas que se quedaron aquí resplandecientes… el idioma. Salimos perdiendo… Salimos ganando… Se llevaron el oro y nos dejaron el oro… Se lo llevaron todo y nos dejaron todo… Nos dejaron las palabras."

Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada