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EL CAMPESINO, EL OSO Y LA ZORRA

Enviado por   •  26 de Diciembre de 2018  •  11.933 Palabras (48 Páginas)  •  516 Visitas

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Luego apareció la zorra pidiéndole las gallinas que le había prometido y el campesino le dijo que claro, que fueran a la casa, cuando la zorra ya se estaba acercando a la casa, salieron dos perros que el campesino tenia y empezaron a perseguirla hasta que la encontraron y la hicieron pedazos.

LA RANA ZAREVNA

En un reino muy lejano reinaban un zar y una zarina que tenían tres hijos y los tres eran solteros y muy apuestos envidiados por todo el pueblo hasta que un día su padre les dijo que ya era hora que se casaran, entonces que tomaran su arco y lo lanzaran, donde quiera que caiga, ahí encontraran a la que será su esposa. El primero de los hermanos lancho la flecha y cayó en el patio de una casa y ahí encontró a su futura esposa. El segundo de sus hijos lanzo la flecha y cayó en el patio de un comerciante y ahí encontró a su futura esposa. El tercero de los hermanos llamado Ivan Zarevich, lanzo la flecha y cayó en un pantano lleno de ranas y su padre lo obligo a casarse con una rana ya que esa era su suerte. El último de sus hijos, indignado obedeció a su padre y cada uno de ellos vivió en un castillo aparte.

Un tiempo después el zar les ordeno que las mujeres de sus hijos le prepararan para la comida un pan blanco y tierno. Iván volvió a casa y su esposa la rana le pregunto por qué estaba triste, él le conto lo que su padre quería y la rana le dijo que no se preocupara por eso, que ella lo solucionaría todo. Al caer la noche, cuando Iván ya estaba dormido, la rana se quitó la piel y se convirtió en una hermosa joven llamada la Sabia Basilisa y para el día siguiente ya tenía el mejor pan blanco y fresco que su suegro le había ordenado preparar. Después de esto, el zar les ordeno a las tres mujeres que en una sola noche le tejan una alfombra cada una.

Al caer la noche y pidiéndole a su esposo que no se preocupara, la rana se volvió a quitar la piel y se convirtió en la bella joven y salió al viento y le pidió una alfombra igual a la que ella solía sentarse en la casa de su padre; al día siguiente ella ya tenía aquella alfombra. Al recibirla el zar quedo asombrado y dio gracias a Iván y le ordeno que al día siguiente Iván fuera con su esposa la rana al castillo. Ella le dijo que no se preocupara, que llegara el primero y que ella llegaba después en cuanto cayeran truenos y veas temblar la tierra. Llego aquel día y sus hermanos, al ver a Iván solo comenzaron a burlarse de él. Entonces comenzó a temblar y de repente llego Basilisa la sabia, tan hermosa como ninguna y se divirtieron mucho esa noche. Iván se adelantó a llegar a casa primero y encontró la piel de la rana y la echo a quemar, cuando Basilicia se dio cuenta se entristeció y se fue del castillo transformada en un cisne blanco. Su esposo entristecido salió en busca de ella con unas botas de hierro tardo mucho tiempo en encontrarla. Cuando la encontró le pidió perdón y vivieron muy felices para siempre.

EL GIGANTE VERLIOKA

Había una vez un matrimonio anciano que tenía dos nietas muy hermosas. Un día, el abuelo las llevo al huerto a buscar guisantes para la sopa. De pronto se oyó un ruido en el bosque y apareció Verlioka, un gigante terrible, de un sólo ojo, nariz ganchuda y barba larguísima. Este gigante Verlioka rapto a las nietas y las asesino apretándolas fuertemente y quebrándole sus huesos.

La abuela salió a buscar a sus nietas y el gigante le hizo lo mismo que a sus nietas asesinándolas a ellas cuatro. El abuelo muy preocupado porque ni sus nietas ni su esposa volvieron a la casa fue a buscarlas y las encontró muertas.

Quiso vengarse del gigante Verlioka y por el camino se sumaron la oca, el burro, la cabra y destruyeron al gigante haciéndolo caer con una cuerda y el anciano aprovecho que el gigante estaba en el piso y entre todos lo golpeaban hasta matarlo pudiendo lograr liberar a la gente de un monstruo tan espantoso.

EL GALLITO DE LA CRESTA DE ORO

Había un matrimonio de ancianitos que era muy humildes, que cada verano podían comer unas bellotas y de pronto ellos entraron al bosque y se encontraron una caja de dientes que cuando alguno de ellos dos mordían algo se convertirían en pasteles y en ricos postres y también se encontraron un gallito de cresta de oro que se hallaba al lado de la caja de dientes. Ellos mascaban y tenían pasteles y flanes por montones.

Un día pasaba un joven que entro a su humilde casa y les pidió algo de comer a lo que ellos no se negaron. El joven se dio cuenta de lo que ocurría con aquellas muelas y les dijo que por favor se las vendiera y los ancianos le contestaron que no podían y que no las venderían a ningún precio, por lo que aquel joven envidioso decidió robárselas y se las llevó a su castillo y el gallo se dio cuenta y le conto lo que había pasado a los ancianos.

El anciano se molestó mucho y el gallo se fue a buscar al muchacho y a reclamarle las muelas el ordeno a sus empleados que agarraran al gallo y lo ahogaran en un pozo pero el gallo no se ahogó porque se bebió toda el agua. Entonces ordenaron al cocinero que lo cocinaran dentro del horno pero con toda el agua que se bebió pudo apagar el horno. Todos al ver vivo al gallito salieron a correr y en ese momento el gallo cogió las muelas y se las devolvió a los ancianos quienes se pusieron muy felices.

LA INVERNADA DE LOS ANIMALES

Había una vez un toro que iba caminando por el bosque y se encontró con un cordero que le pregunto qué estaba haciendo y el toro le contesto que estaba buscando un refugio porque pronto empezaría el invierno, entonces el cordero también le dijo que estaba buscando refugio para él.

Entonces se fueron caminando por el bosque y se encontraron con un cerdito que estaba igualmente buscando un refugio para el invierno, los tres siguieron caminando por el bosque y se encontraron con un ganso que estaba haciendo lo mismo que ellos, luego se encontraron con un gallo que también hacia lo mismo que ellos. El toro tuvo una gran idea de construir una cabaña para todos a lo que todos se negaron porque les daba pereza, pero el cordero dijo…yo tengo un muy buen abrigo y muy caliente que es mi lana, el cerdo dijo… el frio no me preocupa, me esconderé entre la tierra y no necesitare ningún refugio y el ganso dijo: yo me sentare entre alguna de estas ramas a esperar que pase el invierno. El gallo dijo que él también tenía alas para cubrirse del frio, entonces el toro a ver que todos dijeron que no, pues el solo construyo su propia cabaña. A los pocos días de haber empezado el invierno, todos empezaron a pedirle que los dejara quedar

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