EN PRODUCCIÓN DE TEXTOS ARGUMENTATIVOS ORALES CON ENFOQUE SOCIOCULTURAL
Enviado por Ledesma • 3 de Junio de 2018 • 7.590 Palabras (31 Páginas) • 449 Visitas
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Oralidad y retórica
- La oralidad tiene una dimensión retórica
Cuando nos expresamos oralmente, no solo lo hacemos ante la necesidad de comunicar algo, sino también porque queremos conseguir algo y para lograr este objetivo vamos usando una serie de recursos y adecuando nuestros usos comunicativos según los intereses y propósitos que perseguimos. Al respecto, López (2001) sostiene que la Retórica enseña la confección artísticamente esmerada del discurso, necesariamente «retórico», de los seres humanos, que es y será siempre un discurso político-social que no tiene sentido pronunciado por el orador en solitario y sin propósito. Además de ellos expresa que el discurso típico de la Retórica originaria, de la primera retórica que conocemos, la Retórica griega (siglo V y IV a. C.), era el discurso oral porque era la modalidad discursiva que mejor se adaptaba a las exigencias impuestas por las circunstancias de la comunidad política del momento. Carrillo (2008), dice que “la retórica es el dominio donde se puede discutir sobre lo que es preferible, plausible o razonable, es la antigua arte de saber persuadir y convencer. La Retórica es una técnica del discurso persuasivo que busca obrar sobre los hombres por medio del logos y que opera en la fase previa a la toma de una decisión”. En la escuela, los estudiantes hacen uso de esta dimensión retórica de la oralidad, cuando tienen la intención de persuadir o convencer en una determinada circunstancia. Por ello se propician actividades donde se puede discrepar argumentando sus puntos de vista en relación a temas de interés de los estudiantes, ya sean personales, comunales, nacionales e internacionales.
1.1.2 La argumentación oral
La argumentación oral es conceptuada en cuatro relaciones: argumentación oral y razón; argumentación oral y competencia; argumentación y géneros discursivos; argumentación y estructuras textuales; argumentación y contexto.
- Argumentación oral y razón
- Argumentar es persuadir (dimensión retórica)
Como hablantes tenemos la intención de modificar determinadas actitudes y comportamientos en nuestro interlocutor. Esto lo hacemos según las circunstancias en que nos encontremos, para ello recurrimos a múltiples recursos, no solo lingüísticos, que nos permitirán lograr lo que nos proponemos. En el caso de la persuasión, lo que se busca es incidir en la subjetividad del interlocutor, “mover” en él sus emociones y obtener una respuesta positiva a los intereses que se buscan. A propósito de ello, Bermejo (2006) menciona que “Ver la argumentación como acto persuasivo es considerarla como un intento de inducir razonamientos y actitudes”. La misma autora, señala que la argumentación es un instrumento de influencia intersubjetiva, de persuasión mutua, y por ello un medio para la coordinación de acciones y creencias entre sujetos. Además, dice que “la persuasión mediante argumentos hace posible, la persuasión racional, esto es, la persuasión que apela a la propia racionalidad del remisor. Es decir que de cada acto persuasivo obtendremos siempre una respuesta que puede ser positiva o negativa. Londoño y Herrera (2012) dice que “la persuasión es un acto discursivo intencional encaminado a lograr una acción o una determinada línea de conducta en un destinatario (persona o grupo) apelando más a sus emociones, deseos, temores, prejuicios y todo lo relacionado al mundo de los afectos, que a su raciocinio”. Los estudiantes hacen uso de esta característica persuasiva de la argumentación en los múltiples espacios donde interactúan y la escuela es uno de ellos. Este carácter de la argumentación es el que los estudiantes podrán observar en las múltiples situaciones de comunicación que suceden a su alrededor.
- Argumentación oral y competencia
La argumentación oral posiciona socialmente.
El desarrollo de la competencia argumentativa es la que le va permitir al sujeto la performance que requiere en sus interacciones sociales donde sea necesaria la argumentación. En torno a ello, Bravo (2004) manifiesta que la argumentación es una actividad compleja y multifuncional que es inevitable de utilizar en las interacciones sociales, ya sean cotidianas o académicas, “es una seña de identidad personal en la que el sujeto surge a la vida, se posiciona de un estatus temporal y se inscribe en una tendencia social. El sujeto argumenta cotidianamente y lo hace porque necesita fundamentar y reivindicar su presencia ante el grupo en el que está inscrito”. Añade Ortega (2007) que “esta competencia supone el desarrollo de varias habilidades complejas: seleccionar y combinar argumentos, refutar, generalizar”. En relación a la secuencia argumentativa, Ortega (2007) dice que para el logro de una secuencia argumentativa debemos tener como mínimo una opinión y un argumento que la sostenga es lógico suponer que el desarrollo de la competencia argumentativa está relacionado con la posibilidad de aumentar progresivamente los argumentos que la justifiquen, siempre y cuando la situación así lo requiera. Esto a su vez lleva al desglose de varias habilidades que se requieren para su logro, tales como el empleo de conectores, la posibilidad de combinar los argumentos, de tener presente a la audiencia para elaborar los contraargumentos necesarios, entre otros. Marinkovich (2007), plantea que tradicionalmente se ha vinculado la adquisición de la competencia argumentativa con el manejo de estrategias exclusivamente retóricas, pero que la experiencia ha permitido comprobar la experiencia de otras variables, tales como la práctica de la discusión, la interacción con un oponente y los saberes previos. Ramírez (2004) señala que el recurso de la argumentación supone el establecimiento de la razón y excluye el empleo de la violencia; en alguna forma, exige el compromiso de la persona, con lo cual no se quiere decir que la adhesión a una propuesta, una teoría, a una conclusión implique institucionalización definitiva de la misma, sino la posibilidad de ser replanteada o actualizada en argumentaciones posteriores. La argumentación oral vista de esta manera es un proceso dinámico, pero a la vez una acción social y en la escuela el estudiante será competente en argumentación, cuando sea capaz de expresar sus puntos de vista, sustentándolos adecuadamente, teniendo saberes previos del tema, planteando adecuadamente sus argumentos y desterrando en sus interacciones todo tipo de violencia verbal.
- Argumentación oral
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