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ENSAYO CONCILIACIÓN VIDA LABORAL Y FAMILIAR

Enviado por   •  1 de Julio de 2018  •  1.852 Palabras (8 Páginas)  •  455 Visitas

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Además, en épocas de crisis, con el incremento y el alargamiento de la situación de desempleo, el agotamiento de las prestaciones, y la consecuente reducción de ingresos en los hogares, se suele producir una desmercantilización del trabajo doméstico que había sido externalizado en la época de bonanza, cuando la economía doméstica podía permitirse pagar un salario a otra persona por la realización de esas tareas. Este incremento de la carga de trabajo no remunerado recae, en su mayoría, sobre las mujeres. Incluso entre la población desempleada, las mujeres siguen asumiendo estas tareas en mayor proporción que los hombres.

Según un informe previo a la Cuarta Conferencia Mundial de la Mujer de la ONU, preparado por el Fondo de Desarrollo de la Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM), señaló que si las mujeres fuesen remuneradas por el trabajo doméstico y la crianza de los hijos, sus salarios representarían la mitad de los ingresos totales nacionales.

El coste de abandonar el mercado de trabajo será mayor para aquellas mujeres que hayan invertido más en su formación y cuyo trabajo esté mejor remunerado, y a su vez esas mismas mujeres tendrán mayor facilidad para contratar a alguien que desarrolle el trabajo doméstico. Por lo tanto la conciliación es más fácil en aquellas mujeres que posean un alto grado de formación y mayor remuneración laboral.

La aplicación de los postulados de la nueva economía familiar nos lleva a invisibilizar los trabajos no mercantiles, ya que los mismos no son monetarizables en el mercado, y por tanto el trabajo doméstico genera valores de uso directo que no tienen valor en el mercado, y por tanto obstaculizan su función económica.

Para Anthony Giddens (1998), “la ocupación del ama de casa supone entre un 25 y un 40% de la riqueza creada en los países industrializados. El trabajo doméstico mantiene al resto de la economía al dar servicios gratuitos de los que depende gran parte de la población trabajadora.”

En el contexto de la globalización económica, las mujeres asumen el peso de las transferencias de los costes de compensación desde las empresas a los hogares mediante la división sexual del trabajo que aún pervive a pesar de los cambios, ya que el trabajo reproductivo aparece subordinado a la producción asumiendo el papel de factor equilibrante.

Según Inés Alberdi (1999) el trabajo doméstico es infravalorado principalmente por dos razones: la primera de ellas es claramente cultural: tiene su base en la creencia de que todo lo relacionado con el ámbito doméstico es “por naturaleza” femenino; en segundo lugar se encuentra ciertamente la razón económica: la idea de que se trata de un trabajo improductivo y no remunerado.

Como consecuencia, en muchos casos la incorporación de la mujer al mundo laboral está sometida a condiciones de mayor vulnerabilidad con trabajos a tiempo parcial, discriminación retributiva, precariedad, etc., pero por otro lado esta precariedad, es bienvenida en muchas ocasiones ya que facilita el asumir el trabajo ordinario con el doméstico, renunciando a cambio a mejores retribuciones o perspectivas de futuro. Todo ello genera un círculo que mantiene la situación de vulnerabilidad laboral de las mujeres y su orientación tradicional al ámbito doméstico.

En las estrategias de conciliación la ayuda doméstica constituye un elemento clave, y son principalmente las mujeres, las que facilitan a otras su incorporación en el mercado laboral. El papel de la llamada economía étnica informal es clave en este proceso.

Pero este proceso tiene unos efectos sociales y psicológicos diversos ya que por un lado, las mujeres que se incorporan al mercado de trabajo se hacen más autónomas y por tanto se disuelve la división sexual del trabajo, mientras que por otro las dobles jornadas y el doble papel de las mismas aumenta el estrés debido al esfuerzo físico y psicológico.

Laura Balbo ha señalado que la incorporación de la mujer al mercado de trabajo responde a las necesidades de disponibilidad de mano de obra barata y flexible del sistema: “El mercado de trabajo capitalista ha descongelado por tanto una fuerza de trabajo que en determinado momento de su desarrollo le ha sido necesaria, o sea, que cumpliera las condiciones de ser barata y flexible, y ha intentado mantenerla con costes no excesivamente altos”.

Podemos ver en la siguiente tabla, el porcentaje de mujeres ocupadas a tiempo parcial, en comparativa con el total de este tipo de contratos, que en 2013 alcanzó el 73,35.

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En cuanto a los contratos registrados según duración y tipo de jornada desde el inicio de la crisis podemos ver cómo a pesar de que ambos sexos se han visto afectados de forma alarmante, las mujeres han resistido mejor la caída del empleo debido a los contratos a tiempo parcial utilizados tanto en duración indefinida como temporal.

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Desde el inicio de la crisis, sin embargo, la destrucción de empleo ha afectado especialmente a asalariados varones con contrato indefinido: se han perdido casi 596.739 puestos fijos, en hombres, mientras que las mujeres han caído en 190.669.

http://www.inmujer.gob.es/estadisticas/consulta.do?area=6

http://economia.elpais.com/economia/2014/04/21/actualidad/1398070816_224428.html

http://www.inmujer.gob.es/observatorios/observIgualdad/estudiosInformes/docs/007-conciliacion.pdf

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