“EQUIDAD DE GÉNERO: ¿UN SUEÑO O UNA REALIDAD?”

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A partir de los diferentes movimientos sociales en favor de la defensa de los derechos de la mujer, la igualdad de oportunidades, de un trato igualitario, hoy se busca la aplicabilidad de la equidad de género definido por la FIDA[2] (2005) como el trato imparcial de mujeres y hombres, según sus necesidades respectivas, ya sea con un trato equitativo o con uno diferenciado pero que se considera equivalente por lo que se refiere a los derechos, los beneficios, las obligaciones y las posibilidades. Ello solo será posible a través del empoderamiento de la mujer conceptualizado como:

promover cambios en la posición de las mujeres dentro de la sociedad, de forma que tomen conciencia sobre cómo las relaciones de poder operan en sus vidas, y ganen la confianza y fuerza necesaria para cambiar las desigualdades que les afectan, es decir, que sean capaces de optar y decidir sobre sus propias vidas. (RDIM, 2010, P. 140).

Como se mencionó en líneas anteriores, existen varias políticas Nacionales e Internacionales que reconocen la importancia de la equidad de género para el desarrollo y bienestar de la mujer, organismos como la OMS y la ONU han sabido definir este término y lo han promovido mediante la implementación de varios programas pero la realidad requiere más que discursos perfectos que reconozcan los derechos de la mujer e igualdad de género, se demanda la participación total de la población, un cambio de concepciones respecto al sexo y roles de género, se trata de generar una conciencia social, transformar perspectivas iniciando con la educación que se recibe en el hogar para posteriormente ser complementada en la escuela que debe reconocer el importante papel que desempeña en el constante proceso de construcción de la identidad sexual y de la valoración social de ambos géneros, ya que a través de la educación se reproduce la tipificación sexual y se transmiten y desarrollan los valores específicos determinantes para el desarrollo personal y social de las personas.

En conclusión, sin duda se han logrado grandes avances en mejoramiento de las condiciones de vida de la mujer, se ha impulsado su participación en la vida social, política, económica y cultura, pero hay mucho por hacer pues de cierta forma aún se vislumbra como un utopía, existen retos importantes que enfrentar para lograr el reconocimiento total de la preponderancia del papel de la mujer en los diferentes ámbitos para lograr la construcción de sociedades más justas, pacificas, tolerantes, solidarias, libres, sin violencia y sin discriminaciones de ninguna índole. El camino a recorrer para lograr lo anterior es largo y laborioso, sin embargo se tienen la firme convicción de que la equidad de género dejará de ser un sueño para cristalizarse en una realidad.

FUENTES DE CONSULTA

Mañeru, A. (1999). Partir de la diferencia sexual en la educación. Kikiriki, n. 51, pp. 32-35.

RDIM. 2010. Manual teórico-metodológico para transversalizar la perspectiva de género en la programación con enfoque sobre derechos de la infancia. DIM. México. Pp. 4-10.

Moreno, E. S/A. Transmisión de modelos sexistas en la escuela. Pp. 71-76.

UNESCO y de las redes UNITWIN sobre cuestiones de género y mujer.

http://www.who.int/es/

http://www.cinu.org.mx/gig/documentos/genero.pdf

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