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El Trabajo Final - Módulo Marco Política - Postítulo Políticas Socioeducativas

Enviado por   •  9 de Noviembre de 2018  •  2.258 Palabras (10 Páginas)  •  359 Visitas

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La revista radial, “Los lápices de Hielo”, abordará una variedad de contenidos, escolares y no escolares, a través de las diversas secciones: notas de interés general (por ejemplo prevención de consumo de sustancias ilegales); deporte (por ejemplo referido campeonato de futbol nacional o la participación de los alumnos de la institución en los juegos Evita); espectáculo (por ejemplo difundir las diferentes actividades recreativas del pueblo como peñas, recitales, etc.); resumen de noticias (no sólo del ámbito escolar sino también de la localidad); investigación de un tema (por ejemplo la contaminación ambiental), columna de opinión y efemérides. En este programa radial podrán participar, como conductores y columnistas, no solamente los alumnos que elaboraron los textos colaborativos sino también otros que previamente hayan sido designados.

Análisis de la propuesta

En nuestro país, los sentidos que fue adquiriendo la igualdad en el campo educativo fueron diferentes según los momentos políticos. En la fundación del actual sistema educativo se pretendió igualar y homogeneizar a los alumnos para que pudieran integrarse a la vida social, generando así silenciamientos y exclusiones de aquellas culturas no hegemónicas. Luego en la década de los 90 se desplazó la igualdad por la equidad ya que se consideró que la desigualdad se producía fuera de la escuela, es decir era un problema social, y se pensó como solución la compensación de esas desigualdades” :“dar a los que menos tienen”, una igualdad en las oportunidades.

Sin embargo, a comienzos del siglo XXI siguen existiendo fuertes desigualdades. Para paliar esta situación Norberto Alayón plantea que “los gobiernos que asuman una perspectiva progresista deben ampliar al máximo posible las políticas sociales (universales y focalizadas) en beneficio de los sectores sociales históricamente más castigados”.[1] Y en relación a esta combinación de políticas universales y focalizadas Sofía Thisted sostiene: “me pareció que era una buena síntesis porque no estamos en Suiza, no estamos en una situación ideal donde la desigualdad haya desaparecido, sino que persisten asignaturas pendientes que sólo pueden atenderse si se concentran los recursos en estos grupos sociales”.[2]

En ese contexto, la igualdad vuelve a ocupar un lugar central de la política educativa pero ligada principalmente a la ampliación de derechos y de las diferencias culturales. Por lo que a partir del 2003, como lo señala Alejandro Vassiliades (2012), se advierte un cambio en el plano pedagógico en el que se despliega el par igualdad-inclusión. En relación a este nuevo horizonte, en la Ley de Educación Nacional 26.206, la igualdad educativa aparece asociada a “enfrentar situaciones de injusticia, marginación, estigmatización y otras formas de discriminación derivadas de factores socioeconómicos, culturales, geográficos, étnicos, de género o de cualquier otra índole, que afecten el ejercicio pleno del derecho a la educación”.[3] Por lo tanto la igualdad educativa implica “asegurar las condiciones necesarias para la inclusión, el reconocimiento, la integración de todos/as los/as niños/as, jóvenes y adultos”.[4] A diferencia del primer momento político, el Estado reasume la responsabilidad en su función de integración social pero ahora reconociendo las diferencias culturales. Como dice Sofía Thisted: “reconocer la diversidad no significa armar escuelas gueto; no significa imaginar escuelas jujeñas para chicos jujeños y escuelas porteñas para chicos porteños: significa imaginar qué, de lo común, tenemos que poner a disposición y si no podemos hacerlo, no negar las marcas culturales propias”.[5] Así la igualdad es considerada como un principio, una declaración. Somos iguales pero diferentes. Lo opuesto a la igualdad no es la diferencia sino la desigualdad.

También hoy el trabajo de los docentes, a diferencia de los 90 que era visto como una tarea tecnócrata, se lo considera como un acto político y a la enseñanza como acto de transmisión cultural. Y en relación a la igualdad en la enseñanza Birgin (2005) resalta lo siguiente: “pensar el tema de la transmisión es pensar un acto político en múltiples sentidos. (…) los docentes somos trabajadores de la cultura. Y los docentes tenemos espacio para decidir qué y cómo transmitimos. Y cuando lo decidimos estamos tanto habilitando al otro en un acto de confianza como optando qué vale la pena pasarle y qué no”.

Construir una nueva escuela secundaria que sea inclusiva, en la que todos nuestros jóvenes estén adentro, aprendiendo, y que la igualdad sea pensada desde la multiplicidad, teniendo en cuenta las diferencias, es el gran desafío de hoy. Es decir una escuela que piense una inclusión en plural que tenga en cuenta las “marcas de origen” y que los alumnos sean considerados como sujetos de derecho y con derechos. Esto genera la necesidad de realizar una revisión de las prácticas institucionales y pedagógicas que refuerzan la idea de una escuela para “los que pueden o quieren aprender”, alejándose así de su matriz fundacional de una “escuela para unos pocos”. Y en relación a las formar de inclusión que debe garantizar la escuela Tenti Fanfani (2007:2) señala que “los sistemas educativos latinoamericanos tienen que resolver, al mismo tiempo, dos desafíos estrechamente relacionados. Por una parte tienen que ampliar las oportunidades de escolarización, por la otra, deben mejorar la calidad de los aprendizajes de quienes frecuentan la escuela (…)”.

En esta nueva escuela secundaria, además de los nuevos retos que tenemos los docentes, nuestro trabajo adquiere características diferentes, en la que nuestro rol se convierte en fundamental para desarrollar prácticas educativas inclusivas e igualitarias necesarias para garantizar la educación a nuestros jóvenes. Asimismo el trabajo docente, que tradicionalmente era individual, ahora debe articularse con el de otros profesionales y en el marco de un proyecto institucional.

Asimismo mediante la implantación de programas de políticas Socioeducativas como el Parlamento Juvenil del MERCOSUR o los CAJ, que son construidos en los "bordes” de la escuela, se apunta a la igualdad (pensada desde la multiciplicidadad) y la inclusión plena de los nuevos sujetos de derechos y con derechos. Son nuevas formas de estar y de aprender en la escuela a través de la participación de los alumnos en diferentes acciones organizadas en tiempos y espacios complementarios a la jornada escolar. En este contexto, la radio escolar se convierte en una “nueva herramienta pedagógica y didáctica permite abordar, con diversos recursos radiales, los contenidos curriculares

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