El letargo de la conciencia (Marx y Weber).
Enviado por Helena • 12 de Enero de 2018 • 1.126 Palabras (5 Páginas) • 434 Visitas
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Dentro de esta misma esfera podemos establecer la relación que adquiere el concepto de la realidad invertida trabajado por Karl Marx, bajo este contexto, el concepto de la realidad se distorsiona: obramos ciñéndonos a un plan que responde a un objetivo específico, sin embargo, ignoramos que éste difiere totalmente del verdadero argumento que desencadena nuestras acciones. Esto es lo que observamos en la campaña de la Teletón: la población se adhiere a la causa, refugiándose en el manto de la solidaridad, pero ignorando el lucro del cuál es cómplice y víctima. Bajo esta lógica Marx plantea el concepto de alienación, la cual es el resultado de la incapacidad de controlar el “poder objetivo” que los mismos seres humanos han producido por medio de su práctica[5], esto genera dependencia de parte éstos, hacia los que sí poseen poder objetivo.
Aterrizándolo a nuestro ejemplo, damos cuenta de la realidad invertida en la que las multinacionales y la cabeza de la Teletón como institución se llevan todo el prestigio solidario, al aportar con grandes sumas de dinero usurpadas de la economía de cada uno de los chilenos que realizan su aporte, mientras que estos últimos no reconocen este logro como propio, sino que lo visualizan como algo ajeno a su alcance.
Ante todo esto, es preciso preguntarnos hasta qué punto nuestro comportamiento es parte de una conducta racional ¿Es correcto afirmar que cada acción social está motivada por una racionalidad? Lo cierto es que muchas veces la “racionalidad” a través de la cual obramos, no nos permite tener una visión completa del sistema que nos rodea, desencadenando así la existencia no solo de una realidad invertida sino también de una conciencia invertida, bajo la cual somos manipulados sin advertirlo.
El trabajador individual se aliena; se relaciona con las condiciones extraídas de él por su trabajo no como propias sino como riqueza ajena y como su propia pobreza.[6] El individuo se desvincula de todo aquello a lo cual debiese vincularse.
La “racionalidad de nuestras acciones nos conduce en muchas ocasiones a la alienación de la conducta, nos despojamos de la realidad y nos asentamos en una actitud pasiva, que permite a los poseedores del poder objetivo incrementar cada día más su hegemonía ante un pueblo que duerme invertidamente en todos los aspectos de la vida. Nuestra sumisión se ve fuertemente influenciada por los cánones que nos impone la sociedad, los cuales se adhieren tan intrínsecamente a nuestra cultura que no nos permiten despojarnos de ellos.
No cuestionamos aquello que debiésemos cuestionar, naturalizamos aquello que deberíamos desnaturalizar, lo que debiese ser estar en el foco de nuestra atención se desvirtualiza.
Creemos y exigimos ejercer nuestra voluntad libremente, pero no advertimos que siempre llevamos a cabo nuestras acciones mediante una subyugación casi perpetuada, de la cual no tenemos más opción que seguir, a no ser que de alguna forma, lleguemos algún día a ser conscientes de nuestra inconsciencia.
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