COMO SE D ALA DIFERENCIACIÓN SOCIAL Y LA DIVISIÓN DEL TRABAJO: MARX, DURKHEIM Y WEBER CAPÍTULO XV. ANTHONY GIDDENS
Enviado por Ledesma • 9 de Noviembre de 2018 • 2.279 Palabras (10 Páginas) • 678 Visitas
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Más adelante Giddens compara el concepto de libertad de Marx y el “Autocontrol Autónomo” de Durkheim, y opina que este está más relacionado de lo que usualmente se dice; pues en la obra de Marx las palabras “libre” y “racional” son inseparables, además que la libertad no es el ejercicio del egoísmo sino que se le opone a este, ser libre implica ser autónomo y no ser empujado por ninguna fuerza interior o exterior que quede fuera del control racional. Sin embargo, por muy unidos que puedan estar los conceptos, la libertad marxiana presupone una concreta reorganización social y por ende la puesta en marcha de una sociedad comunista.
Y aunque la perspectiva de Giddens tiene su fundamento, las posturas de libertad de Marx y Durkheim parecen más bien contrarias. Inicialmente, Marx crítica a la economía política los supuestos bajo los que actúa, tales como la racionalidad infalible a la hora de tomar decisiones, cuando se sabe que por naturaleza, el hombre también se equivoca debido a que existen sentimientos que definitivamente no son racionales. Es mucho exigir al ser humano que no dependa de ninguna “fuerza interior o exterior” ya que anula su libertad, ya que tomando en cuenta que factores ambientales, emocionales y físicos que existen, la libertad no depende plenamente de la tendencia del ser humano a ser exclusivamente racional en la toma de decisiones.
Entonces pareciera ser que el concepto de libertad está un poco más orientado hacia la postura de Durkheim, donde este explica, mediante la división social del trabajo, que “cuando el individuo tenga conciencia moral de la importancia que tiene para la sociedad su función concreta dentro de la división del trabajo, entonces ya no será un autómata alienado sino una parte útil de un conjunto orgánico” en otras palabras, siempre y cuando el individuo esté consciente de la función que tiene la actividad que desarrolla en la sociedad, deja de ser un esclavo de la alienación y puede ser, por llamarlo de alguna manera, “libre” incluso con los nuevos métodos de producción modernos.
Giddens, en este nivel de la lectura, ya profundiza con respecto a los argumentos duros de Durkheim y Marx con respecto a la división del trabajo.
La postura de Durkheim con respecto a la división social del trabajo, como lo explica en su obra de igual nombre, no le otorga una mala connotación a la misma, sino todo lo contrario pues concluye que la integración tendrá por consecuencia el crecimiento de la división del trabajo. Además, a diferencia de Marx, explica el conflicto de clases como una deficiencia en la coordinación moral de distintos grupos profesionales y no plantea la eliminación de clases sino la mitigación, quizás, de él conflicto entre ellas, de igual manera la eliminación de la alienación tecnológica representa para Durkheim un retorno a principios morales que ya no son aptos para la forma moderna de la sociedad.
Durkheim no ignora el carácter de alienación que implica el proceso de producción moderno y sus propuestas para reducirle se basan en la consolidación moral de la división especializada del trabajo, tampoco pasa por alto la diferenciación de la división de trabajo “obligada” y “anómica” puesto que aunque la primera fuese suprimida no eliminaría los conflictos que implica la segunda.
Con respecto a lo que tiene que ver con la “crisis”, Émile Durkheim se lo atribuye al progresivo predominio de las relaciones económicas, debido a la destrucción de instituciones tradicionales que fueron columna moral de anteriores formas de sociedad y por último Durkheim logra prever la existencia de una sociedad con múltiples situaciones profesionalesen la cual el acceso a los niveles dirigentes dependa no de un privilegio que se transmite sino de la selección competitiva de los que tienen talento por medio del sistema educativo.
Marx, en cambio, es la postura en el extremo opuesto del polo, la división del trabajo es el origen de la mayoría de las desgracias y por lo tanto, hay que superarla mediante la reorganización revolucionaria de la sociedad y así conseguirá invertir los efectos fragmentadores de la especialización; que no da oportunidad para realizar en su trabajo toda la gama de sus talentos y capacidades como debería, es decir, no pretende la integración moral del individuo en la división de trabajo, pretende la disolución efectiva de la misma.
Además, Marx encuentra también dos fuentes de alienación resultantes de la división del trabajo de la producción capitalista, denominadas por Giddens como “Alienación Tecnológica” (referida a la alienación del proceso laboral, la actividad productiva del obrero) y “Alienación de Mercado” (referida a la alienación del producto).
Las tendencias que conducen a la destrucción del capitalismo (según Marx) son en sí capaces de efectuar una recuperación de las propiedades “universales” del hombre, de las que participa todo individuo.
Ahora bien, Marx no especifica con detalle la organización social de la sociedad futura que plantea, por lo tanto, a pesar de que su obra está basada en que el hombre es naturalmente bueno pero la sociedad lo corrompe, aunque en tal caso fuera así, el modelo comunista ha fracasado una y otra vez a través de la historia. Sin embargo, se le reconocen distintos conceptos que su obra aporta, tales como plusvalía, fetichismo de la mercancía, alienación y demás. Marx escribió sus obras cuando la sociología no existía y sin embargo, se le considera un pionero de la misma pues atiende lo social como una cosa, tal como lo plantearía Durkheim más adelante.
Durkheim, por otro lado, comprende el mundo social fuera de ideologías radicales que terminen en predicciones revolucionarias a futuro, se concentra más en modelar métodos científicos y empíricos para estudiar lo social, ocupa temas de la actualidad investigándolos de manera objetiva y aunque su obra “El Suicidio” y su estudio no sean tan aplicables en la realidad como se esperaba en un principio, Durkheim logró también la integración del concepto “anomia” a la sociología.
Ambos autores tienen sus pros y contras con respecto a sus posturas y Giddens se ocupa de hacer las comparaciones pertinentes entre ambos dejando en evidencia tanto lo bueno como lo malo de ambos autores.
Sin embargo, Giddens tiene juicios de valor un tanto extremos a la hora de calificar algunas características de cada autor, de igual forma, en términos generales es objetivo a la hora de explicar los diferentes conceptos. También es preciso mencionar que el hecho de que Anthony Giddens no hiciera mayor énfasis en los distintos espíritus
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