El trabajador social en el trabajo de grupo

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Johnson, L. (citado por Villegas, E.) propone las siguientes etapas:

“primero, aceptar a los miembros del grupo con sus respectivas diferencias, buscando un clima favorable en la convivencia y el trabajo; segundo, utilizar la relación interpersonal para ayudar a los miembros del grupo en la búsqueda de sus fines comunes y posibilitando el desarrollo de habilidades de interacción e intercomunicación; tercero, apoyar y estimular a los integrantes del grupo que se implican activamente en las diferentes actividades del grupo; cuarto, limitación de actividades o conductas que representen un obstáculo o amenaza para las relaciones interpersonales; quinto, orientación razonada de los procesos de discusión y de los modos de afrontar los problemas e intentar buscar soluciones; sexto, Oferta de ayuda y colaboración activa en la reducción de tensiones, ansiedades, conflictos o miedos que pudieran interferir en el funcionamiento eficaz del grupo; séptimo, Capacidad de hacer inteligible la función de la institución y la labor del Trabajador Social en relación a la tarea del grupo; octavo. Atención permanente a las vicisitudes internas del grupo, intentando comprender lo que acontece en él y por qué acontece; noveno y última fase, planificación de sus propias tareas de modo que el grupo pueda cumplir sus funciones específicas, teniendo presente el estadio de desarrollo que está viviendo y la situación personal en

cada uno de sus miembros” (p,10)

Cuando se presentan situaciones de conflicto, que se pueden llegar a presentar en el grupo, para hablar de conflicto se debe esclarecer la diferencia que hay entre conflicto y situación de crisis. El primero, se caracteriza por ser un enfrentamiento entre diversas opciones, que se manifiestan una intención de rechazo mutuo, por el contrario, la base de la crisis es más general y se encuentra ligada a las alteraciones o rupturas que se presentan en el desarrollo mismo de la sociedad junto con los cambios esta conllevan

Cabe resaltar que no todo cambio da lugar a una crisis, esto depende de la forma en cómo se realiza y si esta es casi imperceptible, a diferencia de lo anterior se puede apreciar que una autentica crisis, puede generar un conflicto, a causa de una modificación súbita que lleva consigo un estado de desequilibrio y de incertidumbre. La alteración que provoca este tipo de crisis se presenta de dos clases: puede ser el resultado de la intervención de factores externos, o es producida por el desarrollo de un proceso interno, que supero el umbral del cambio y crea un estado de discordancia.

En el último eje se encuentra, la reflexión realizada por Villegas, E. donde manifiesta que la labor del trabajador social, como miembro, animador o líder de grupo, no presenta modelos fijos, si no que precisa del esfuerzo permanente de creatividad para acoplarse a los diversos ámbitos y situaciones que se presentan en la dinámica de los grupos.

De todo lo anterior se puede concluir que la función del trabajador social en trabajo de grupos requiere en gran medida un esfuerzo enorme para poder mantener la dinámica adecuada del grupo u organización, debido a las dificultades, conflictos y crisis que se pueden llegar a representar. de igual manera se resalta la habilidad que debe presentar el trabajador social como líder del grupo, por mantener y profundizar las relaciones entre los miembros, buscando el acercamiento emocional de cada uno de los miembros.

También se hace inevitable resaltar la necesidad por mantener la comunicación con las personas del grupo para así no limitar a cumplir el papel de guía, y por el contrario estar en contacto con la realidad que acogen a las personas.

Referencia:

Villegas C.E. “El trabajador social en el trabajo de grupo”. Alternativas. Cuadernos de Trabajo Social. N. 2 (oct. 1993). ISSN 1133-0473, pp. 119-136