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El surgimiento de la cultura nacional

Enviado por   •  20 de Diciembre de 2018  •  3.468 Palabras (14 Páginas)  •  276 Visitas

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Como ya lo ha señalado Luis Villoro, la idea de nación no siempre ha estado ligada a la de Estado. Antes de la Modernidad, varias naciones podían coexistir en un mismo reino bajo un soberano común; pero la concepción moderna de Estado se identifica con la de nación, a pesar de que en el terreno de los hechos, tal identificación resulte forzada.

La identificación del Estado con la nación (a cada nación un Estado soberano, para cada Estado una nación unificada) es [como recordaremos enseguida] una invención moderna. Pero ni siquiera en nuestra época responde a la realidad.

LA MARGINACIÓN Y DISCRIMINACIÓN DE LAS CULTURAS INDÍGENAS Y DE LAS CULTURAS DE OTRAS MINORÍAS SOCIALES.

En México, existen más de seis millones de mexicanos hablantes de una lengua indígena. Las lenguas indígenas se pueden agrupar en familias, pero sus variedades individuales suman 84. Estos datos numéricos dan una idea clara de la diversidad de la población y de la riqueza que esta variedad representa en términos de cosmovisiones, tradiciones y valores culturales.

La herencia de las culturas indígenas prehispánicas constituye un patrimonio cultural del país que es admirado y valorado por todos aquellos que tienen oportunidad de conocerlo. Baste recordar que los restos de varias ciudades prehispánicas han sido designados como patrimonio cultural de la humanidad (Palenque, Chichén-Itzá); así como diversas aportaciones culturales de los pueblos indígenas a la cultura universal: conocimientos del uso de plantas medicinales, relación armónica con la naturaleza, cultivos originarios de México como el frijol, el maíz, el jitomate, la calabaza, el chile, el cacao o el chicle.

Además de los diferentes grupos indígenas, en México existen comunidades mestizas en todas las regiones, comunidades con manifestaciones culturales propias en lo que se refiere a costumbres, creencias, música, artesanía, gastronomía y otras más. Las comunidades regionales del país han integrado elementos de las antiguas culturas indígenas con elementos de la cultura europea y el resultado es un mosaico de enorme riqueza que hace de México un país complejo en lo que a variedad cultural se refiere.

Cada región del país presenta rasgos propios que enriquecen a las demás.

Por ello, es tarea de todos los mexicanos apreciar y conservar ese patrimonio cultural y enriquecerlo con aportaciones que, al tiempo que se nutren de ese patrimonio, lo desarrollen en nuevas y ricas manifestaciones culturales.

Por otra parte, también hay por delante una tarea de justicia. Muchos de mexicanos viven en la pobreza y en la ignorancia y para ellos no es posible compartir ese rico patrimonio cultural que también les pertenece. El problema fundamental es que una parte considerable de la gente en situación de pobreza pertenece a comunidades indígenas.

En efecto, comprender y revalorar la historia nacional significa poder reparar la injusticia para proyectar una nación que reconozca a todos sus pueblos en igualdad de derechos y de oportunidades de desarrollo.

México nació de la catástrofe de la Conquista y nació mestizo, como dijo Ramón López Velarde (poeta mexicano del siglo xix, autor de Suave patria): “occidentales rayados de moro y de azteca”. Ni totalmente europeos ni totalmente indígenas; los mexicanos han buscado larga y dolorosamente una identidad y, siguiendo la ruta del progreso económico-industrial de los países más desarrollados, que no es la mejor ruta en términos ecológicos (como se verá en el segundo volumen de este libro), eligieron el liberalismo que colocaba a la homogeneidad cultural y al desarrollo económico por encima de la justicia y la diversidad. Los mexicanos olvidaron su pluralidad y quisieron ser homogéneos, modernos y civilizados.

Los grupos indígenas quedaron excluidos del proyecto de nación dominante en la modernidad liberal. Este es un hecho histórico de una gran injusticia que no aún no se corrige. Pero la resistencia de los pueblos indígenas conservó la memoria de su cultura como tesoro oculto que puede aportar muchísimo a la cultura nacional y que sobrevive con un reclamo de justicia y equidad. Es un hecho que México nunca podrá alcanzar un desarrollo equilibrado y sostenido si no es capaz de resolver la condición de injusticia y marginación que sufren los pueblos indígenas hoy en día.

MÉXICO: UN PAÍS DISCRIMINADOR, XENÓFOBO Y RACISTA

A los mexicanos les gusta sentirse identificados con la imagen de que son un pueblo amable y muy afectuoso con los extranjeros. En el mundo entero es apreciada, ciertamente, la hospitalidad mexicana. Pero eso sucede más bien con los turistas y los visitantes pasajeros. Porque cuando los extranjeros llegan a vivir a México (norteamericanos, latinoamericanos, europeos y asiáticos, principalmente), de distintos tonos de piel, lenguas, culturas e incluso nivel socioeconómico, los mexicanos son muy cerrados, poco amables, intolerantes con la diferencia y tan discriminadores como otros pueblos y naciones. No es que sean más xenófobos que otros; pero resulta contradictorio que, si los mexicanos en verdad son amables con los visitantes y pueden hacer sentir tan bien a los turistas, no sean capaces de aceptar y de integrar a los extranjeros y miembros de otras culturas que viven en México; así como a los indígenas mismos, que parecen extranjeros segregados en su propio país.

Al igual que a los grupos indígenas, en México muchas otras minorías sufren de discriminación. Según el conapred (Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación) en su primera encuesta nacional sobre discriminación, de mayo del 2005 (la segunda se publicó en marzo de 2011)6, los grupos más discriminados son los homosexuales, quienes se encuentran a la cabeza de la encuesta; los extranjeros en segundo lugar; las personas de ideas políticas divergentes, en tercero; y los no católicos, en cuarto sitio. Todo esto sucede porque, según la misma encuesta, la gente los identifica irracionalmente a partir de prejuicios como grupos que representan “amenazas” o que pueden causar conflictos. Asimismo, al menos el 90% de los grupos de personas discapacitadas, personas portadoras del VIH, mujeres y adultos mayores aseguraron haber sido discriminados por su condición.

Es aún más alarmante la forma en la que los mexicanos creen justificar la discriminación que ejercen sobre las minorías sociales y culturales. Por ejemplo, con respecto a la discriminación de los grupos indígenas, uno de cada tres mexicanos considera que

“lo único que tienen que hacer los indígenas para

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