Equipos versus Grupos.

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Partiendo de lo anterior el proceso de selección de una u otra estrategia debe enfocarse en detectar las posibilidades de sinergia, las metas individuales y colectivas, y finalmente la responsabilidad y las habilidades que tenga el personal para desarrollarse como equipo o como grupo.

Así lo establece Robbins (1999) cuando expresa:

Esta trama organizacional, está hilvanada por la función y el rol de cada participante en el logro de una tarea grupal. Condiciones, a las cuales se suma la generación de una sinergia positiva a través del esfuerzo coordinado, lo cual hace que el resultado de los mismos esté en un nivel de desempeño mayor que la suma de aquellas contribuciones individuales. (p. 496)

Con base en las consideraciones expuestas, Sánchez Pérez (2006) destaca que:

Son sin duda las peculiaridades dinámicas de los equipos las que les confiere esa idiosincrasia propia, caracterizada por comportamientos, tales como: (a) la responsabilidad compartida en los resultados, (b) la participación activa de todos los miembros, (c) la obtención de procesos sinérgicos a partir de la complementariedad de recursos, (d) la búsqueda activa del consenso en procesos decisorios, (e) el liderazgo compartido, (f) compromiso con el objetivo y enfoque colectivo. (p. 21)

A manera de colofón y tomando en cuenta los argumentos citados por los autores antes mencionados, queda claro que el camino hacia un trabajo gerencial de calidad es a través del trabajo en equipo, pues en este se comparte la carga de actividades y a su vez todos los miembros marchan bajo un mismo propósito, donde el gerente va de la mano con su personal, donde cada uno tiene responsabilidades individuales, grupales y compartidas, creando con ello sentido de pertenencia entre sus integrantes, y a la vez se trabaja de forma interdependiente en pro de los objetivos trazados.