¿Es usted buen vecino?

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fe que usted tiene en Dios y en su Palabra.

Hay otro punto que se debe considerar. ¿No es importante tomar en cuenta el punto de vista de Dios de cómo debemos tratar a los vecinos? Lo que él espera de los cristianos tocante a esto no se deja a conjeturas. Se ha asentado en la Biblia con términos claros. Veamos lo que podemos aprender acerca del asunto en las Escrituras.

Contestando a uno que inquirió: “¿Cuál mandamiento es el primero de todos [primero en importancia]?” Jesús contestó: “El primero es: ‘Oye, oh Israel, Jehová nuestro Dios es un solo Jehová, y tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente y con todas tus fuerzas.’ El segundo es éste: ‘Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo.’ No hay otro mandamiento mayor que éstos.” (Mar. 12:28-31) Y este requisito de amar a Dios y al prójimo sobrevivió y entró en el sistema de cosas cristiano, como se puede notar en los escritos de los discípulos de Jesús.—1 Juan 5:3; Sant. 2:8.

Pero, ¿quién es nuestro prójimo? Jesús mismo explicó este término. Contó el relato de un hombre a quien unos ladrones golpearon, robaron y dejaron por muerto al lado del camino. Pasaron dos hombres y rehusaron implicarse en el asunto. Finalmente, una persona compasiva se detuvo y le dio ayuda. Entonces Jesús le hizo esta pregunta al que inquiría de él: “¿Quién de estos tres te parece haberse hecho prójimo del que cayó entre los salteadores?”—Luc. 10:29-37.

Usted, también, puede hacerse prójimo de otros que necesiten cualquier ayuda que pueda darles. Quizás sea frutas frescas o flores cuando estén enfermos en cama, u ofrecer ayudarles a efectuar los quehaceres domésticos o hacerles alguna diligencia. Puede ser tener con ellos conversaciones excelentes y animadoras que les ayuden a tener un mejor punto de vista sobre el futuro. Hasta pudiera ser que los rasgos indeseables de aquellas personas pudieran ser corregidos como resultado de alguna conversación prudente. Si los hijos de ellos fueran ruidosos o turbulentos, por ejemplo, usted podría esperar una ocasión apropiada para explicar cómo usted disciplina a sus hijos en armonía con los principios bíblicos.

Es verdad que algunos vecinos les tienen aversión y evitan a los que aplican principios cristianos. No hay por qué imponer uno su amistad a éstos. Otros vecinos responderán con aprecio, y puede ser que como cristiano usted pueda transmitirles el provecho más excelente de todos... el conocimiento y el aprecio de los propósitos de Jehová Dios.

El papel de buen vecino no lo desempeña el individuo retraído y no comunicativo. Se les advierte a los cristianos: “No devuelvan mal por mal a nadie. Provean cosas excelentes a la vista de todos los hombres.” (Rom. 12:17) Como buen vecino usted también puede suministrar consuelo cuando se necesita, conversación edificante cuando se aprecia, y así ser una bendición a aquellos de su vecindario que son