INTRODUCCIÓN A LA CRIMINOLOGÍA. PRÁCTICA

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Marat sostiene que aquellos que nada poseen no pueden verse obligados a respetar las leyes. Afirma que en la actualidad las leyes son útiles para aquellos que tienen algo que conservar, pero desmedidas para quien no tiene nada. Desde mi punto de vista el hecho de tener o no tener no tiene porque verse implicado a la hora de respetar las leyes, ya que las normas deben ser cumplidas por todos igualitariamente. Que estas leyes estén orientadas a defender la propiedad antes que la propia vida o libertad es algo con lo que no estoy totalmente de acuerdo, ya que considero que es inmoral que se le dé más valor a algo material que a unos valores fundamentales.

Son los propietarios los que emplean el poder punitivo, para encontrarse en una posición ventajosa, principalmente lo empleaban para contener a los perjudicados por una sociedad desigual.

Uno de los aspectos que sostiene Marat y con el que estoy de acuerdo es aquello que dijo que el hombre que roba para vivir si no tiene otra cosa que hacer simplemente está ejerciendo sus derechos, y del mismo modo el que lo castiga es considerado asesino, aunque lo haga en nombre de un estado.

Tras la muerte de Marat en 1973 las ideas que sostenía pasaron a ser llevadas a la práctica por otros revolucionarios.

El cuadro de la Muerte de Marat, anteriormente comentado, es un claro ejemplo de cómo sus propias medidas empleadas contra otros se le volvieron en contra.

40.000 personas fueron enviadas a la guillotina injustamente, a veces sólo por meras sospechas, aunque se volcó primariamente sobre los ricos y los involucrados en conspiraciones para el derrocamiento del gobierno revolucionario.

¿Habría un final más deseado por aquellos que sufrieron las injusticias cometidas por Marat acabando con sus vidas sin remordimiento alguno?

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BIBLIOGRAFÍA:

http://www.todoiure.com.ar/monografias/mono/penal/Limitaciones_a_la_venganza.htm

Para Marat la pena más lógica era la talional, dicho sistema “establece la proporción entre el daño sufrido y la pena a aplicar; es decir que establece que la pena debe ser igual al daño sufrido por la víctima. De ahí surge la conocida enunciación: ‘ojo por ojo, diente por diente’. Conforme a esto, si alguien cortaba una mano a otra persona, la pena consistiría en que se le cortara una mano al autor del daño. Con los delitos que no producían daño físico, se adoptaba otro tipo de castigo. Así, por ejemplo, si alguien robaba a otro, el castigo no consistía en que se le robara a él, sino en que se le cortaran las manos; del mismo modo, al que incurría en calumnias, injurias o falso testimonio, se le cortaba la lengua”.