LA AUDITORIA COMO HERRAMIENTA DE CONTROL.

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El sistema de control interno de carácter contable, también representa un mecanismo que permite salvaguardar los intereses financieros propios, con relación al fraude, los errores y la inadecuada implementación de procesos y procedimientos establecidos por la ley, los resultados de las mediciones realizadas por el auditor atendiendo a los parámetros de control interno establecidos, ayudan a la obtención de resultados adecuados y satisfactorios. Para la realización de la auditoria interna y la buena obtención de resultados que se derive de la misma, se hace necesario tener en cuenta las etapas del control interno “las cuales son el diseño, implementación, mejoramiento, evaluación- valoración, auditoria y supervisión”[3]. Se refleja entonces como forma parte la auditoria dentro del control interno y como su preponderancia puede llegar a tal punto en virtud a que si el control de las operaciones se realiza desde adentro de forma adecuada, las organizaciones no correrán riesgo alguno y su capacidad de hacer efectivas sus finanzas y demás movimientos económicos aumentara en proporciones que den lugar a la estabilidad de los registros financieros.

Es importante anotar que un buen ejercicio de auditoria depende de forma clave, de la independencia del auditor, de la metodología empleada, la realización del trabajo de campo, que le permita vivenciar la situación de manera adecuada a fin de obtener evidencias claras y resultados que permitan informes de auditoría que reflejen la real situación de la empresa. Es posible concluir entonces frente al control interno, que no pretende constituirse como un ejercicio meramente técnico, sino que resalta la importancia de auto evaluar le gestión y permite minimizar los riesgos.

Ante la complejidad de las organizaciones frente a los manejos financieros, contables, de gestión y calidad, se hace imprescindible la tarea de evaluar permanentemente y verificar el ejercicio de las buenas prácticas empresariales, el cumplimiento de las normas, la adecuada implementación de los procedimientos, sin importar la connotación o el carácter público o privado de una organización, la auditoria será por excelencia la herramienta que permita la regulación de ciertas prácticas, que en debido cumplimiento en virtud de la aplicación del trabajo del auditor, será la fuente de los buenos resultados, la minimización de errores, la calidad y sobre todo el blindaje ante el fraude. Sin importar que tipo de auditoria se lleve a cabo, el fin último será siempre la garantía de una evaluación objetiva, independiente e imparcial de la información y del estado de los procesos organizacionales.

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