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LA FASCINACIÓN POR EL SUEÑO EN LA POESÍA ESPAÑOLA

Enviado por   •  31 de Octubre de 2018  •  2.258 Palabras (10 Páginas)  •  248 Visitas

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Berceuse LXVI

No; dormida,

no te beso.

Tú me has dado tu alma

con tus ojos abiertos

¡oh jardín estrellado!

a tu cuerpo.

No, dormida no eres

tú... No, no, ¡no te beso!

-... Infiel te fuera a ti si te besara

a ti...

No, no,

no te beso...- Diario de un poeta recién casado, 1916

El yo lírico contempla a su amada mientras duerme y la ve como otra distinta a la que conoce despierta. Este es el elemento estructural de la escena de dormidas que mejor contribuye a singularizar este grupo de poemas. Es lo que se ha denominado como "la otredad". El amante convierte a la amada/dormida en alguien especial, admirable, celestial, virginal y ajena a sí mismo. El poema basa su fuerza expresiva en el verso “...Infiel te fuera a ti si te besara / a ti”. Juan Ramón Jiménez ya había abordado el tema en Idilios, en un poema que el yo lírico muestra el tormento pos el cambio que ha sufrido la amada en el sueño, comparten ambos el mundo pero no la siente a su lado:

No, no eres tú, dormida.

Tú te me has entregado en alma y cuerpo

y te he tomado yo, en el mundo

que, dichosos, veíamos a un tiempo.

Tú te me has entregado a mí despierta,

con tus ojos de par en par abiertos.

¿Quién eres, di, quién eres

dormida? No, no eres tú, yo no te siento

a ti en este mundo

que no vemos a un tiempo.

No, no eres tú, dormida,

con tus ojos cerrados.

No te beso. Idilios

La otredad es el rasgo estructural de los poemas "Amorosa anticipación" de Jorge Luis Borges y "Oda a la noche" de Octavio Paz, que serán, junto a “Berceuse” de Juan Ramón Jiménez, los poemas esenciales para comprender la escena en toda su compleja dimensión.

El contemplador ve en la dormida a otra diferente, transforma a la joven dormida en otra, ¿en qué o en quién? La conversión lleva a la joven a un estado de niñez e infancia que resalta su carácter virginal, otros textos la elevan a virgen o diosa, finalmente, un grupo de poemas transforma a la joven en animal. El título del poema juanramoniano alude a una canción popular que se canta para dormir a los niños y remite desde el inicio del poema al mundo infantil de las nanas, el yo lírico ve a la muchacha como una niña, como un bebé, llevándola a los estados más iniciales del ser humano, cuando no se tiene conciencia, ni posibilidad de hacer el mal. El poema de Jorge Luis Borges da un paso más en la explicación y proporciona las bases para la comprensión tanto del rasgo como de toda la escena de dormidas:

AMOROSA ANTICIPACIÓN

Ni la intimidad de tu frente clara como una fiesta

ni la costumbre de tu cuerpo, aun misterioso y tácito y de niña,

ni la sucesión de tu vida asumiendo palabras o silencios

serán favor tan misterioso

como mirar tu sueño implicado

en la vigilia de mis brazos.

Virgen milagrosamente otra vez por la virtud absolutoria del sueño,

quieta y resplandeciente como una dicha que la memoria elige,

me darás esa orilla de tu vida que tú misma no tienes.

Arrojado a quietud,

divisaré esa playa última de tu ser

y te veré por vez primera, quizá,

como Dios ha de verte,

desbaratada la ficción del Tiempo,

sin el amor, sin mí.

La recreación de este momento íntimo en el que el amante sostiene a la muchacha mientras duerme le provoca esta reflexión acerca del ser dormido, viéndola de forma diferente a como la había visto hasta entonces. La triple negación inicial, de la que se sirve el poeta para describir a la muchacha dormida, se queda en una visión física de la niña, hay historia y materia, vivencias y recuerdos. La distancia insalvable entre el amante y la niña dormida es el sueño, el amante se adentra en una reflexión acerca del sueño y de la esencia del ser humano. El poema tiene dos secciones diferenciadas, los versos que se refieren a la dormida y los que se refieren al contemplador. Los primeros, del uno al tres y del siete al nueve, los más extensos, describen a la muchacha primero como niña y luego convertida ya en virgen. El verso siete, de veintidós sílabas, contiene la conversión de la dormida: "Virgen milagrosamente otra vez por la virtud absolutoria del sueño". Los últimos versos son más breves en un intento de recogimiento, como si el amante se mirara hacia dentro, es la parte más reflexiva, la más intelectual.

En la segunda parte de la descriptio se ha producido ya la transformación milagrosa de niña a virgen, la admiración del amante se ha convertido en devoción y en adoración devota. La posición de la niña en brazos del amante recuerda la escultura "La Piedad" de Miguel Ángel y dota a la escena de un aire sagrado y solemne, ciertamente con los personajes alterados, pero tanto en la imagen escultórica como en el poema la mujer es la que comporta la cualidad de ser impermeable al paso del tiempo.

Hay una modificación en el semblante de la dormida, no sólo es virgen sino que se envuelve en un halo resplandeciente. El verso nueve introduce la "orilla", una imagen de la amada que no había tenido hasta entonces el amante. Ella habita una orilla del sueño que solo

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