LA MENTIRA- ¿La mentira es necesaria en la sociedad?

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Jacques Derrida, calificado como uno de los más influyentes pensadores y filósofos contemporáneos, dijo: “Lo relevante en la mentira no es nunca su contenido, sino la intencionalidad del que miente. La mentira no es algo que se oponga a la verdad, sino que se sitúa en su finalidad: en el vector que separa lo que alguien dice de lo que piensa en su acción discursiva referida a los otros. Lo decisivo es, por tanto, el perjuicio que ocasiona en el otro, sin el cual no existe la mentira.”[4]

Lo reflexionado por Derrida coincide con el razonamiento que previamente hemos expuesto acerca de que para determinar la bondad o la maldad de una mentira, para reprobarla o aprobarla, debe examinarse su causa y su fin aplicando el sentido común.

Por tanto, esta valoración que siempre estamos realizando nos permite afirmar que la mentira es necesaria para la sociedad favoreciendo la convivencia social porque no es buena toda verdad para ser dicha siempre y a todo el mundo[5]. Esto último impone la necesidad, y a veces, hasta la misericordia de graduarla, dulcificarla, “arreglarla” considerando el impacto o peligrosidad que puede tener en aquel a quien se le dice

Por otra parte, a los que se oponen radicalmente a la mentira por creer que esta nunca puede ser buena, es oportuno recordarles que Cicerón dijo: La verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio. Ello significa que no existen verdades absolutas, pues el bien y el mal son inherentes a las acciones humanas porque la humanidad es imperfecta. Si los que defienden la tesis de que la mentira no es necesaria para la sociedad, por ser siempre perjudicial, se examinaran se convencerían que en algún momento han mentido porque la mentira más repetida quizás sea la frase “estoy bien” ante la pregunta de cómo estamos. Esta realidad desvirtuaría la obstinada defensa que hacen de la verdad, obviando las consecuencias negativa que esta puede provocar.

Alfred Adler también nos ayuda a demostrar nuestra tesis, cuando afirma que la verdad puede ser un arma de agresión en tanto es posible morir o asesinar con la verdad, por lo que podría ser que no sea tan conveniente ser tan honesto.

Considerando todo lo expuesto, sin perjuicio de reconocer los aspectos negativos que puede implicar, concluimos que la mentira es necesaria para la sociedad en atención a la intencionalidad que subyace a ella. Es decir, que atendiendo sus causas, circunstancias casuísticas y efectos, puede ser tolerada, permitida e incluso recomendada mientras[6] no perjudique el buen funcionamiento de las relaciones sociales y mientras no deteriore el lazo social que une al grupo. Es más, nos atrevemos a manifestar que la mentira, “buena” o “mala”, es un elemento de la comunicación humana que viene a revestirse de calidad cuando tiene un buen propósito.

Referencias bibliográficas

Delgado, J. (2006). Las mentiras. Recuperado de http://www.ayuda-psicologica.info/2006/12/las-mentiras.html

Domínguez, L. (2012). Ensayo sobre la mentira. Recuperado de http://sudestada-iabg.blogspot.com/2012/10/ensayo-sobre-la-mentira.html

Falke, S. (2013). La Mentira… Es mala? Recuperado de http://socionightingale.blogspot.com/2013/05/la-mentira-es-mala.html

Koiré, A. (1943). Reflexiones sobre la mentira. Recuperado de http://www.ddooss.org/articulos/textos/Alexandre_Koyre.htm

Puente, A. (1997). La mentira "absoluta" domina el mundo actual, afirma Derrida. Recuperado de http://elpais.com/diario/1997/04/23/cultura/861746404_850215.html

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