La Libertad. Libertad es la capacidad que nos permite escoger entre dos bienes, el mejor.
Enviado por Helena • 4 de Mayo de 2018 • 2.025 Palabras (9 Páginas) • 540 Visitas
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Pero, ¿cómo saber si esto que voy a decidir hacer es bueno o es malo?
¿Cómo sabré realmente que no es algo malo?
Muchos dicen: “Como todos lo hacen, es bueno”.
Otros piensan: “Como salió en una telenovela, entonces es bueno”.
¿Porque todos lo hagan es por eso bueno?
¿Porque muchas personas sean corruptas, por eso la corrupción es buena? ¿Porque muchos engañan, el engaño es bueno? ¿Porque muchos mienten, mentir es bueno? Amiga, amigo, ten mucho cuidado. No porque muchos lo hagan ha de ser bueno forzosamente.
Para que podamos reconocer que algo es bueno o malo pregúntate siempre lo siguiente:
- ¿Realmente lo que voy a hacer me ayuda a ser mejor persona?
- ¿Cómo me ayuda a crecer?
- ¿Ofende mi dignidad como persona o la de alguien?
- ¿A todos nos hace crecer como personas?
- ¿Ofendo la dignidad de alguien o la mía propia?
- Con esto que voy a decidir, ¿estoy buscando el bien de los demás o lo hago por egoísmo?
Contesta estas preguntas cuando vayas a decidir algo. Aunque sean decisiones muy sencillas y simples.
Por ejemplo, si vas ha emborracharte, si vas a golpear a tus hijos, si vas a criticar a una persona, si vas a dejarte llevar por la flojera o el enojo, pregúntate esas interrogantes.
Después que las hayas contestado, toma tu decisión.
¿QUÉ SE NECESITA PARA DECIDIR BIEN?
- Primero que todo, para que podamos decidir, es necesario que conozcamos las diversas opciones, las diferentes posibilidades que tenemos. Si no las conocemos, ¿cómo vamos a optar por una de ellas, o más bien, por la mejor?
Por ejemplo, sin un padre de familia únicamente conoce que en su casa todos han de servirle y atenderle, que tiene el derecho a golpear, a gritar y a mandar, ¿como podrá decidir ser cariñoso, amable y servicial con su esposa y con sus hijos? Si no sabe que el servir a los demás es lo que nos hace grandes, nos desarrolla como personas, él, seguramente no lo hará. Seguirá maltratando a sus familiares.
- No basta conocer las cosas. Se requiere que pensemos bien lo que vamos a realizar. Es importante reflexionar. Sí. Reflexionar significa analizar qué es lo que va a pasar con mi decisión, qué consecuencias va a traer, qué responsabilidades voy a originar al optar por ello, ¿es lo mejor para mí, para los demás? ¿Me ayuda a ser mejor persona? ¿Me ayuda a crecer como persona?
¡Cuántas mujeres son seducidas por la pasión, por las insinuaciones de aquél joven que únicamente busca su placer! ¿Cuántas mujeres han sido usadas por los hombres? ¿Cuántos embarazos se dan hoy día, porque la mujer y el hombre decidieron tener una relación sexual sin mirar las consecuencias que traería, sin medir la responsabilidad que originaría?
Antes de decidir, ¡detente!
¡Reflexiona! ¡Analiza lo que va a suceder con tu decisión! ¡No te apresures!
¡Busca lo mejor! No basta conocer y reflexionar. Se necesita también ser responsables de las consecuencias.
Todo acto de libertad, toda decisión siempre trae consecuencias. Y consecuencias muy importantes.
Por ejemplo, quien se casó, el día de tu boda, tomó una decisión importantísima. Una decisión que traería graves consecuencias y graves responsabilidades. ¿Te acuerdas de ellas?
Pues bien, recordémoslas un poco:
Primero el juez o el sacerdote les preguntó: “¿Vienen aquí por su plena voluntad sin que nadie ni nada los presione?”. Y ustedes respondieron: “SÍ”.
Luego, entre los dos, tomaron una decisión importantísima: “Yo,…, te acepto a ti,…,”. En ese momento de la decisión, libremente ustedes aceptaron las consecuencias.
Por lo tanto, como vemos, toda decisión siempre trae la responsabilidad de las consecuencias.
¡No podemos separar a la libertad de la responsabilidad!
- Tener gran voluntad para mantenerse firmes ante las consecuencias.
¿Cuántas personas deciden por algo y, andando el tiempo ya no quieren aquello que decidieron? ¿Cuántas parejas decidieron casarse y, por las dificultades que trae todo matrimonio, ya quieren separarse o divorciarse?
El camino más fácil, el que cuesta menos, es el de dejar las responsabilidades que acarrean las decisiones.
Si tú decides tener un hijo, la consecuencia será el tenerlo que amar, educar, alimentar, enseñar, respetar toda la vida.
¿Cuántos niños no son deseados en su hogar? ¿Cuántos son abandonados en la calle, o maltratados, o despreciados por sus padres?
¿Por qué sucede esto y cosas parecidas? Porque los padres no tienen la voluntad firme, férrea, decidida y comprometida para llevar a cabo tan grave responsabilidad.
La voluntad es muy necesaria para lograr perseverar en los compromisos contraídos.
¡Cuántas veces nos comprometemos a algo y a la mera hora nos echamos para atrás!
Como aquel joven que se compromete libremente con sus abuelos a llevarles la comida todos los días y, al pasar la primera semana le empieza a dar flojera y busca la forma de quitarse de encima ese compromiso.
- Para decidir bien y comprometerse responsablemente con las consecuencias se requiere, además, ser muy generoso.
Sí. Únicamente quien es generoso, quien ama y busca el bien de los demás de verdad, tendrá la capacidad para cumplir con gallardía sus compromisos, las consecuencias de sus decisiones.
Quien sólo piensa en sí mismo, quien es egoísta, no será responsable.
¿Cuántas mujeres, como decíamos, son usadas por los hombres nada más para satisfacer sus pasiones, sus ansias de placer egoísta? Y, si llega un niño,
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