La actividad física es cualquier movimiento corporal producido por el músculo esquelético y que resulta en un incremento sustancial del gasto energético.

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La urbanización a conllevado a tener una vida más acelerada. La opción de preferir comidas rápidas es algo cotidiano y al sumarse la falta de ejercitación, ha generado un incremento masivo del exceso de peso; en el año 2003 un 61% de la población chilena sufría de sobrepeso, para el año 2010, aumentó a un 67%. La diabetes Mellitus de tipo 2 en estos mismos años fue aumentando de manera preocupante, en el año 2003 sólo un 6,3% de los chilenos la padecían, para el año 2010 había aumentado a un total de 9.4%. El sedentarismo en tiempos libres, pese a haber disminuido, la cifra sigue siendo preocupante, puesto que en el período de 7 años, sólo ha disminuido un 0,8%.

Retomando el tema de la alimentación, la O.M.S. señala que el consumo de sal debe ser no más allá de 5 gramos, y en Chile se consume un total de 9,8 gramos, casi el doble de la dosis establecida. El consumo de frutas es de tan solo 15,7% [12]

El aumento en la ingesta de alimentos hipercalóricos que son ricos en grasa, sal y azúcares pero pobres en vitaminas, minerales y otros micronutrientes sumado a un descenso en la actividad física, dan como resultado un aumento de masa corporal. Esto podría evitarse limitando la ingesta de alimentos ricos en grasa y con altos índices de azúcar total, aumentar el consumo de frutas y verduras, legumbres, incentivar la comida natural y abstenerse a la procesada, consumir dos litros diarios de agua para mantener nuestro cuerpo bien hidratado, evitar añadir calorías innecesarias a los alimentos que consumimos acompañado siempre por horas semanales de actividad física.

La realización de actividad física de manera regular ayuda a mantener un cuerpo sano. Las personas físicamente activas presentan menores problemas de cardiopatía, hipertensión, accidentes cerebrovasculares, diabetes, cáncer de colon y mama, previene la depresión, en adultos mayores, disminuye el riego a caídas y fracturas, y en tanto niños como adultos, ayuda a mantener un peso saludable.

La intensidad en la cual uno realiza esta actividad va a depender siempre de quienes la realicen, puesto que puede variar de moderada a vigorosa dependiendo de la forma física y resistencia que tenga cada uno. Caminar a paso ligero y bailar, es considerada una actividad de intensidad moderada, siendo una actividad de intensidad vigorosa el correr, andar en bicicleta y nadar velozmente.[13]

Caminar 30 minutos al día, mejora el estado físico y salud, disminuyendo factores de riesgo cardiovascular. Realizar la misma actividad pero con un paso más ligero y por un período de 45 a 60 minutos, previene la obesidad y mejora ligeramente los resultados de reducción de peso. La realización de esta actividad a una intensidad vigorosa, que sería correr, trae consigo una mejora a la salud de manera más incrementada y presenta resultados más significativos de reducción de peso.

Nuestro sistema respiratorio también se ve beneficiado, con un entrenamiento regular se produce una mejora en el intercambio de gases (O₂-CO₂) y aumenta nuestra capacidad pulmonar. La práctica de actividad física continua, influye de manera positiva en nuestro sistema músculo-esquelético, fortaleciendo la estructura ósea, tendones y cartílagos, también aumenta la elasticidad muscular y articular. Nuestro sistema circulatorio también se ve favorecido, diversos estudios señalan que la práctica deportiva, de cualquier intensidad, reduce la presión arterial, aumenta la circulación sanguínea, aumenta la oxigenación y mejora el retorno sanguíneo, ayudando a prevenir las várices. Los beneficios psicológicos también son muy importantes, ya que la realización constante de actividades físicas ayudan a disminuir los niveles de estrés y ansiedad, reduce los niveles de sensación de fatiga, aumenta el autoestima al superar retos y genera una sensación de aceptación por los demás, causando un mayor impacto en niños y adolescentes.

El fomentar la actividad física a temprana edad, estimula nuestro lado social, mejora el autoestima, fomenta la actitud de superación personal, lo que también ayuda a mejorar el rendimiento académico, entre otras. La actividad física es de carácter inclusiva, esto quiere decir que no deja de lado a niños que presentan capacidades diferentes. Hoy en día hay un sinfín de deportes en los que ellos pueden participar, por lo que presentar una discapacidad no es una excusa para ser sedentario. Si esto se logra desde el principio, al llegar a la adolescencia, ellos llegaran con menos niveles de inseguridad, lo que es propio de este período de vida. Los futuros jóvenes forjarán mayores lazos sociales, el autoestima seguiría incrementándose y muchos de los problemas que hoy afectan a los adolescentes se verían disminuíos, como la violencia, drogadicción, e incluso, los suicidios.

Y porque no decir, que si el ejercicio físico mejora en cierto grado el rendimiento escolar, se mejoraría el aprendizaje y nivel educacional en general y paulatinamente se irá alcanzando un más alto nivel de desarrollo a nivel país mediante estas nuevas generaciones.

Una de las formas en que la actividad física aumenta el autoestima es permitiendo alcanzar nuevos logros. Por ejemplo, pondré el caso de dos niños, Juan y Nicolás, a los que les entregaron la nota de una prueba y a ambos les fue mal. Pero Nicolás está aprendiendo a jugar basketball y tiene entrenamiento después de clases. Él, luego de salir de clases, se siente deprimido porque supo que a muchos compañeros le fue mejor que a él. Se dirige a su gimnasio y en el entrenamiento encestó como nunca, todos lo felicitaron por su buen desempeño. Nicolás se siente muy bien por ese nuevo logro, tuvo una nueva vivencia. Esto le ayudará a mejorar su espíritu de superación, que es algo muy difícil de mantener sobre todo cuando existe un ambiente constante de comparación con los demás. Entonces Nicolás tal vez siga deprimido por la mala nota cuando llegue a su casa pero recordará con alegría el momento en que encestó, y eso le dará el impulso inicial para decir “Tal vez en esta prueba me fue mal, pero ya pasó. En la próxima me irá mejor.”

Si pensamos en el día de Juan, él llegará a la casa triste y le resultará difícil encontrar esa fuerza inicial para pensar en que le irá mejor en la prueba siguiente. Puede que lo logre, pero le costará mucho más. Es un ejemplo bastante simple, pero tiene una base científica fuerte a nivel hormonal: la realización de actividad física tiene como consecuencia la liberación de endorfinas y encefalinas que el cuerpo libera como respuesta al dolor que se experimenta al realizar el esfuerzo físico. Estos neurotransmisores elevan el nivel de dopamina en el cuerpo, reforzando así una sensación