“La ignorancia es la noche de la mente: una noche sin luna y sin estrellas”
Enviado por Jillian • 24 de Febrero de 2018 • 5.103 Palabras (21 Páginas) • 489 Visitas
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Los griegos atribuyen a los dioses el origen del fuego, y es Prometeo, el hijo de Hefestos, quien roba el fuego del carro de Helios para entregarlo a los hombres. Hefestos es el horroroso dios del artificio, es herrero, forjador, artesano y escultor y es ese poder el que Prometeo entrega a los hombres, que son su creación. Hefestos crea con fuego y por eso el fuego es el elemento prohibido, es el símbolo del gran tabú del creador. Por haber robado el fuego del Olimpo, por haberle entregado el elemento de la creación a los hombres y porque se libra de Pandora, sospechando su nefasto poder, Prometeo es encadenado para que un águila coma todas las noches sus entrañas. El reconocimiento del hombre creador es, desde tiempos muy remotos, atribuido a un acto transgresor de la divinidad. Es decir, la capacidad creativa del hombre se reconoce como una cualidad divina, pero es una cualidad que ahora está en manos de los hombres y de las mujeres.
Esa capacidad humana de crear ha sido reconocida por muchos autores que se han esforzado igualmente por elaborar múltiples definiciones de la creatividad, presentes en la extensa literatura sobre el tema. En esta forma, el asunto es abordado directamente por Sikora (1979), Landau (1987), Marín (1984), García (2002), Prada (2002), Rodríguez (2007) entre mucho otros.
Varios de los autores citados clasifican las definiciones de acuerdo con enfoques diferentes. Es el caso de Erika Landau (1987) que divide en tres enfoques el término a saber: La creatividad vista como personalidad, como proceso o como producto. Prada (2002) sostiene que la creatividad se puede enfocar desde el Asociacionismo y el Conductismo, El Humanismo. Para él, la creatividad puede ser vista también como una función combinatoria. Para García (2002) el significado de la creatividad podría verse desde lo personal, lo familiar, lo organizacional y se vincula a la tradición de un país. Por la mima línea, Rodríguez (2007) piensa que la creatividad se puede manifestar en tres niveles: el nivel elemental o de interés personal y familiar, el nivel medio o de resonancia laboral y profesional, y el nivel superior o de creación trascendente y universal.
Para lograr una definición aceptable, se puede intentar la aplicación de una técnica o un proceso creativo que ahondar en los precursores de un concepto tan difuso (Prada, 2002). Se podría citar un sinnúmero de definiciones y llenar páginas completas citando autores y enfoques en torno a la creatividad, pero, por razones prácticas, es preferible centrarse en los elementos más comunes que se pueden encontrar independientemente del enfoque, matices, alcances, niveles o, en general, los diversos sesgos que se le ha querido adjudicar al término.
Así las cosas, se puede lograr cierto acuerdo partiendo de las siguientes premisas, para encontrar una definición genérica lo sufrientemente sólida y a la vez sencilla que demarque un territorio propio para la creatividad:
1. La creatividad parte del ser humano por lo que quiere decir, es una facultad inherente al hombre como único ser vivo reconocido hasta el momento capaz de generar cosas nuevas independientemente de si estas están basadas en hechos, fenómenos o elementos preexistente o no. Esta afirmación excluye la posibilidad de esta facultad en cualquier otra especie animal, puesto que, a pesar de que se ha demostrado que poseen diversos niveles de inteligencia según la especie, no tienen la posibilidad de ser creativos o por lo menos hasta el momento nadie lo ha demostrado.
“Los animales producen cosas admirables pero no crean.[…]Como Individuo, sólo el ser humano crea y, potencialmente, todos los hombres pueden crear. La antropología cultural documenta que no hay una sola tribu, por más remota y primitiva, que no ostente una cultura con inconfundibles rasgos de originalidad” (Rodríguez,
2007: pag. 31).
Si bien es cierto que se ha reconocido gran ingenio en el chimpancé para extraer termitas de un orificio, para lo cual toma una rama o un trozo de madera utilizándola como extensión, sin embargo, si esta “herramienta” no satisface plenamente sus expectativas o si el orificio es demasiado estrecho para la “herramienta”, el simio no realizará modificaciones en ella, simplemente buscará otro utensilio (igualmente palo o rama) que se adapte a sus requerimientos. Esto demuestra que el chimpacé tiene un grado de inteligencia bastante avanzado ya que es capas de discernir y evaluar qué le sirve o no a través de la experimentación, pero su grado de creatividad es nulo, ya que no es capaz de generar o crear un utensilio que se adapte a sus necesidades tal como lo haría un ser humano.
Visto de otra forma, si queremos construir nuestra propia casa, lo único que requierimos es imaginarla y luego, construirla como fue imaginada, con los materiales, formas, colores, espacios, ventanas, puertas, etc., lo que queríamos y en el lugar en el cual lo habíamos imaginado. Parece simple, pero para un castor o para un pájaro no lo es, pues hasta donde podemos observar, éstos, para construir su casa, nido o guarida, tan fuertes y complejos como son, tuvieron que adaptarse a los materiales, ramas, hojas y elementos que la naturaleza buenamente les supo dar,
acomodando así, lo mejor posible cada uno de ellos para lograr el resultado final. En estos animales, constructores de represas y de nidos, no hay un plan previo. O mejor, ese plan se encuentra inscrito en sus genes, no en alguna cultura. Esto demuestra que estos animales son lo suficientemente inteligentes como para adaptarse a las circunstancias del mundo que les rodea, pero, son incapaces de adaptar y transformar ese mundo en su beneficio, de acuerdo con sus necesidades, cosa que el ser humano sí es capaz de hacer.
2. La creatividad es producto de la mente humana y aunque desconocemos muchos de sus procesos y como se generan éstos en nuestra mente, sí podemos afirmar que la creatividad no tiene un sector especifico claramente demarcado dentro del cerebro como sí lo tiene el lenguaje o la visión por ejemplo y, segundo, la creatividad se genera a partir de ideas ligadas al aprendizaje, que sólo se puede dar a través de nuestras percepciones.
Esto significa que todas las funciones del cerebro son importantes para la creatividad, ya que los buenos resultados de una mente creativa dependen de funciones tan importantes como la memoria, el razonamiento lógico, el aprendizajes y la percepción, pues sin estas funciones, le sería imposible a la mente obtener información que le sirva de materia prima para generar cosas nuevas.
3. Cuando se habla de creatividad se habla de cosas nuevas y originales, el resultado del acto creativo
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