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La moral sexual “cultural” y la nerviosidad moderna

Enviado por   •  8 de Noviembre de 2018  •  1.559 Palabras (7 Páginas)  •  426 Visitas

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Seguramente esta nueva denominación como nombrar a esta nueva pareja como analizando-analista, recoge la necesidad de diferenciar lo propiamente psicoanalítico de la nosografía médica. Paciente es el que espera en una posición relativamente pasiva que el buen saber del médico solucione su problema, la relación médico paciente influye en el discurso de un tratamiento.

Susana Matus y Marina Ravenna de Selvatic se basan en la guerra de los roses para profundizar su investigación, película que podemos considerar paradigmática, de la locura vincular y que nos hace penetrar en cómo se fueron instaurando las marcas constitutivas de una pareja. Una manera de situar a los psicoanalistas que se apoyan de configuraciones vinculadas lleva a trazar un espacio de tensión entre nuestras rigurosidades teórico–clínico y la presión ejercida por el medio, dentro del cual vivimos al igual que nuestros pacientes y por tanto en muchas circunstancias carecemos de la distancia necesaria para la reflexión.

Aceptar esta condición nos permite discutir cuestiones básicas sin ser necesariamente trasgresores y como tales expulsados, de una comunidad científica a la cual pertenecemos. El enamoramiento es una de las máscaras de la constitución, de un vínculo muy especial el de la pareja matrimonial. No será el mismo enamoramiento que en muchas ocasiones funda una amistad o determina una inclusión en una institución, lo que lo diferencia es el misterio de la atracción de los cuerpos que ocupan un lugar en toda pareja matrimonial.

Recordar a los analistas la necesidad de que sus pacientes pueden independizarse de ellos es también pedirles que tengan en cuenta sus fracasos los analistas eternizados por dificultad del encuadre, del propio analista y del propio paciente.

Graciela K de Biachi, inicia una discusión que cada vez nos presenta en las consultas parejas a las que llamaría no tradicionales, cuando los conflictos de pareja pasan por una lucha entre los modelos femenino y masculino propuestos por las generaciones anteriores y los que propone esta nueva sociedad.

Agregando algo a las definiciones y propuestas, “locura vincular” se entiende un estado mental en el que el sujeto ligados-atados en forma estable por un acuerdo inicial y un proyecto desarrollan un sentimiento de rechazo-atracción-tolerancia, a los que el otro yo les propondría careciendo de toda posibilidad de encontrar nuevas significaciones o nuevas formas a la irritación desbordante que surge a raíz de este malestar.

Amor, deseo y pulsión en los destinos de pareja.

El orden simbólico: regula la circulación deceante y es condición de posibilidad del recorte singular. Basado en prescripciones y prohibiciones, organiza la sexualidad humana conforme al tabú del incesto, y con ella forman todas las relaciones de parentesco, como afecto de la estructura inconsciente de los fenómenos culturales.

Por su eficacia al constituirse una pareja, sus integrantes se confabulan para dar cumplimiento a una serie de contratos subyacentes, a partir de los cuales van a ocupar los lugares que desde las culturas los estaban esperando. En la manera en la que opera la prohibición paterna sobre la madre en calidad de objeto sexual, se impone desearla. Por qué este ordenando que ha de preferirse a otra mujer que no sea la madre, en la estructura misma del deseo se introduce una orden; al designarla como prohibida, la torna deseable.

Sede de las identificaciones imaginarias, dimensión sin fronteras en las que el mundo y el yo coinciden en una textura cuya materia es la imagen. El yo se identifica con imágenes en las que se reconoce aquellas que evocan el semejante y por cuyo intermedio es capaz de amarse así mismo en la medida en la que logra una versión anticipada de su propia realización: la representación totalizada de sí.

Tal como lo plantea Freud en “pulsiones y sus destinos” la pulsión es su parcialidad no puede amar: requiere del amor como cause posible, ya que, a diferencia de la modalidad pulsional con el objeto, el amor va a involucrar al yo en su capacidad de establecer una relación totalizadora, por la vía del narcicismo.

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