La salud en el trabajo y las resistencias en el neoliberalismo mexicano.
Enviado por poland6525 • 4 de Abril de 2018 • 1.408 Palabras (6 Páginas) • 313 Visitas
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El estrés prolongado impacta de primera instancia en la presión arterial del cuerpo de manera no tan evidente mientras el operador telefónico realiza la labor como lo percibe en su musculatura y en sus huesos. Presenta tensión en las extremidades superiores, contracturas de cuello e incluso problemas para dormir. Por lo que no alcanza a reponerse ni física ni mentalmente para enfrentarse nuevamente a la tarea durante ocho horas y así sucesivamente hasta colapsar mentalmente con un rotundo hoy no quiero ir a trabajar. Esta insatisfacción y sufrimiento en el sujeto acorde con Freud (2004) en El malestar en la cultura indica que el proceso cultural mientras más desarrollado sea más crecerá el malestar. Por lo que a mayor modernidad el proceso productivo mayor insatisfacción generará en el trabajador.
Pero el sistema es cruel, si quieres subsistir debes trabajar, ocho o nueve horas en algo que se suponía sería divertido y nadie entiende cómo es que tiene poco tiempo laborando y ya no puede más, está fatigado. Ese malestar que ni el sujeto mismo comprende de donde viene, está demasiado cansado para convivir con la familia en lugares apabullantes, prefiere la tranquilidad y el encierro. Merma esta condición la vinculación con su principal grupo de apoyo que es la familia para dar paso a la soledad a cambio del dinero.
Es entonces donde comienzan a enfermar, porque las exigencias modifican sus cuerpos (recuerda trabajador que sólo tienes 12 minutos en el día para ir al baño), porque come a la hora que se le indica que no es precisamente la misma diario y descansa cuando no lo necesita. Deshumaniza su cuerpo y mente, pero resiste, porque necesita el dinero porque con él contribuye a la subsistencia de su núcleo familiar.
Se presenta una mezcla entre el biopoder y el biocapital donde Osorio (2006) expone como
“esta condición perenne y natural de intercambio orgánico entre el hombre y la naturaleza asume, sin embargo, una impronta particular en el capitalismo, convirtiéndose en una actividad donde la vida misma de los trabajadores queda expuesta y en entredicho” (p.79).
Cuando el operador telefónico se encuentra en el ejercicio de poner resistencia al proceso de trabajo, tal vez poniendo en espera un poco más de lo usual al sujeto del otro lado del teléfono. Se topa con que está siendo observado desde un centro de control panóptico inmediato, la estación del supervisor, donde no sólo lo ve sino que escucha y mide lo que ha durado la llamada; frustrando así la liberación del trabajador.
Todos son observados, medidos y evaluados desde los 360 grados, ya que las oficinas tienen cristales por los que se puede apreciar cualquier movimiento desde cualquier dirección en toda escala de mando, es parecido a ser observado desde una pecera; el trabajador es el animal en el zoológico al cual le pagas por ver trabajar.
La idea del filósofo utilitarista Jeremy Bentham fue que el efecto cúspide del panóptico es inducir en el sujeto un estado consciente y permanente de visibilidad que garantiza el funcionamiento automático del poder, “así cada camarada se convierte en un vigilante” (Foucault, 1979, p.15)
La salida más próxima para el trabajador es la resistencia a la dominación, iniciando con actividades no permitidas aunque sea por un instante, tiene malestar, se enferma, se ausenta con motivo o sin motivo y finalmente se va para no volver (ojalá no vuelva nunca); sin embargo, lo suman a la lista de la carpeta llamada rotación de personal.
Referencias bibliográficas
Foucault, M. (1979). El ojo del poder. En El panóptico (p.15). Madrid, España: Las
ediciones de la Piqueta.
Freud, S. (2004). El malestar en la cultura. En Sigmund Freud obras completas
(pp.57-140). Buenos Aires, Argentina: Amorrortu editores.
García, M. (2002). El sujeto y el poder. En Foucault y el poder (pp. 59-70). Distrito
Federal, México: UAM-X.
Osorio, J. (2006). Biopoder y biocapital. El trabajador como homo sacer. En Argumentos. Nueva Época, año 19 (2), septiembre-diciembre. Pp.77-98
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