Libre Concurrencia.

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El sistema mexicano es una economía de mercado porque la constitución establece y la libre concurrencia y prohíbe los monopolios, las prácticas monopólicas, los estancos y las exenciones de impuestos, así como la prohibición a título de protección a la industria.[11]

Sin embargo, totalmente contrario a lo que dice la constitución las características de la economía mexicana permitieron el nacimiento de grandes monopolios a cambio de apoyo a los partidos políticos y aportaciones de capital privado al país:

En 1934 se aprobó la ley reglamentaria del artículo 28 constitucional en materia de monopolios, dicha ley facultaba al ejecutivo federal para imponer precios máximos o restringir la producción en los bienes considerados necesarios, limitar la entrada de alguna industria si a su juicio existían demasiadas empresas, no consideraba monopolios a las empresas de servicios público concesionados o con participación estatal.[12]

Afortunadamente en 1992 esta incongruente ley fue abrogada por la Ley Federal de Competencia Económica, publicada el 24 de Diciembre del mismo año y es que no tenía caso tener por un lado una protección en contra de la competencia, mientras que por otro un esquema de combate a los monopolios:

El artículo 8º de la Ley Federal de Competencia Económica dispone lo siguiente: Quedan prohibidos los monopolios y estancos, así como las prácticas que en los términos de esta ley, disminuyan, dañen o impidan l competencia y la libre concurrencia en la producción, procesamiento, distribución y comercialización de bienes o servicios.[13]

Sin embargo, pese a que existen varios mecanismos que debieran proteger estas libertades, tanto de competencia como ocupacional, en México sigue siendo un tema de controversia pues la ley está muy lejos de la práctica y ello, puede ser visiblemente notorio:

Las regulaciones existentes más que corregir la existencia de monopolios sirvieron como barreras para la entrada de otras empresas. Por lo tanto no existen argumentos suficientes para creer que la economía mexicana es realmente de mercado, nunca se creó un organismo de vigilancia del cumplimiento del artículo 28 ni se fomentó a la competencia en los mercados.[14]

Con todo lo anterior podemos ir deduciendo que en México no ha habido un espacio claro para el mecanismo del mercado. La ausencia de un ambiente competitivo ameritaba que se regulara de manera eficaz, pero en la mayoría de los casos esa regulación se convertía en un obstáculo:

La libertad de concurrencia se desarrolla de acuerdo a las fuerzas económicas y la ley fundamental debe garantizarlo, estableciendo las prohibiciones que sirven como garantía constitucional de esa libertad.[15]

En la versión actual del artículo 28 constitucional, se distinguen algunas consideraciones fundamentales:

Pudiera decirse que en el mismo encontramos inscrita a la vez, una garantía de libertad y una de igualdad, ya que la constitución da un mismo trato a los gobernados en relación a su ocupación o dedicación en materia económica, al no dar privilegios a una misma persona o grupos de personas.[16]

En estas condiciones, podemos ver que ambos artículos en conjunto garantizan la libertad ocupacional, tanto en materia económica como en temas de derechos humanos, permitiendo la participación abierta de los gobernados en los rubros de la industria:

Estas libertades representan una garantía social y no solo económica ya que protege los derechos de los consumidores, evitando las actividades que redunden en la potestad de imponer precios a los productos por parte de unas cuantas personas y al mismo tiempo, evita que las mismas afecten a la población con la imposición de precios elevados.[17]

En resumen, la regulación de la libre concurrencia es demasiado precaria, no está siendo efectiva pues la intervención del Estado es imparcial y es subjetiva, teniendo como claro ejemplo que no considera monopolios a los servicios públicos como telefonía, electricidad y petróleo, siendo evidente que están concentrados en un determinado grupo.

Características de la Libre Concurrencia o libre Competencia.

Un mercado de libre competencia es el ideal cuando la oferta y la demanda determinen el precio en el mercado y no quede solo en manos del estado o en un determinado grupo de personas:

Un mercado de libre competencia perfecta es aquel en el que domina la libre competencia. Para ello, es necesario que existan numerosos vendedores y compradores dispuestos a vender y comprar libremente entre ellos productos que son homogéneos en un mercado dado.[18]

El mercado de una libre competencia perfecta, debe cumplir los siguientes factores, los cuales son considerados como ideales:

Elevado número de empresas dispuestas a vender un determinado producto. Estas concurren en el mercado en unas condiciones de total igualdad, de forma que ninguna disfruta de una posición de predominio sobre las otras.[19]

Como podemos observar, el mercado no está concentrado en unas pocas manos y nadie tiene control sobre él, justo como lo dispone la Constitución con respecto de la prohibición de los monopolios:

Nadie influye sobre los precios: ningún participante en el mercado, ya sea comprador o vendedor, puede influir por sí solo en el precio del producto. El propio mercado fijaría el precio, de modo que este no fuera demasiado alto, ni demasiado bajo, sino que fuera el precio justo que permitiera que el ritmo de la producción y el del consumo fuesen iguales.[20]

Si el precio fuera demasiado elevado, desalentaría el consumo y fomentaría en exceso la producción.

La siguiente característica que un mercado perfecto de libre competencia debería tener, es que los productos deben ser iguales:

Homogeneidad del producto: para que haya libre competencia es necesario que los productos del mercado sean exactamente iguales, de modo que al consumidor le dé igual comprar uno u otro.[21]

Citando por otra parte un artículo de la biblioteca virtual de la Universidad de San Isidro, planteamos las siguientes características:

Debe de haber muchos compradores y muchos vendedores, sin que ninguno de ellos tenga influencia para marcar el precio del mercado. Los compradores, sea cual sea el volumen de compras que vaya a adquirir, no alteran el precio.[22]

Esto funciona cuando una vez determinado el precio de