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Literatura citada

Enviado por   •  13 de Diciembre de 2018  •  2.259 Palabras (10 Páginas)  •  281 Visitas

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- Prema, K., Narendra, J., Apte, S. y Mahadev, G. (2012) Salt tolerance in Indian soybean (Clycine max (L.) Merill) varieties at germination and early seedling growth. Annals of Biological Research, 3(3), 1489-1498.

La salinidad tiene efectos negativos en la germinación y en todos los parámetros fisiológicos (tallo, longitud, longitud del tallo, producción de materia seca en tallo)

Una cantidad excesiva de sal en el suelo afecta el crecimiento y desarrollo de la planta disminuyendo el potencial osmótico del suelo creando un estrés hídrico en la planta, también, genera una severa toxicidad iónica.

El porcentaje de germinación disminuye conforme aumenta la concentración milimolar (mM) de NaCl, dicho porcentaje de germinación disminuyo de 79% a 25% cuando la concentración mM aumento de 120 a 300. La salinidad afecta el proceso de germinación pues los altos niveles de NaCl disminuyen el potencial osmótico creando un estrés hídrico en las plantas.

- Salvagiotti, F. (2009) Manejo de soja de alta producción. Para mejorar la producción, 42: 57-62.

En Argentina la producción de soja en 2007-2008 supero los 45 millones de toneladas. El aumento en la producción ha estado explicado en gran parte por la expansión de la frontera agrícola. El uso de genotipos con mayor adaptación y la incorporación de resistencia especifica a insectos y tolerancia a herbicidas de alto espectro, que han permitido disminuir los efectos negativos ocasionados por factores bióticos y abióticos sobre el rendimiento, sumado a un mejor manejo nutricional de cultivos han contribuido a sostener este crecimiento.

Las variaciones anuales de producción serán consecuencia de la diferente disponibilidad de radiación, agua, nutrientes, así como también de los diferentes regímenes térmicos.

La soja esta clasificada como planta C3, la semilla esta conformada por aproximadamente 40% de proteína y 20% de aceite.

En ausencia de deficiencias hídricas y nutricionales, y cuando los factores reductores han sido debidamente controlados, el logro de altos rendimientos en soja estará directamente ligado a: I) la capacidad de captura de radiación por parte del canopeo, II) la capacidad de las hojas de asimilar CO2 del aire (y transformarlo en azucares), III) la magnitud de las pérdidas por respiración (para mantener tejidos y para permitir el crecimiento de los órganos) y fotorespiración (típica de plantas C3) y IV) la capacidad del cultivo de movilizar azucares desde estructuras de reserva a los granos. La disponibilidad de N (asociado a la actividad de la enzima Rubisco) juega un rol esencial.

Para alcanzar la máxima productividad, es necesario que la oferta de recursos (agua, nutrientes, radiación) estén disponibles en forma (suficiente cantidad) y en tiempo (cuando el cultivo tiene las mayores tasas de crecimiento y se están generando los principales componentes).

En soja se pueden distinguir tres periodos: vegetativo (desde emergencia hasta la aparición de la primer flor (R1)), reproductivo temprano (desde R1 hasta el inicio del llenado de granos (R5)), asociado a la determinación del número de granos, y reproductivo tardío o llenado de grano (R5 hasta la madurez fisiológica (R7)). Los requerimientos serán de mayor magnitud en etapas reproductivas. En etapas vegetativas, las temperaturas optimas deberán estar por encima de 20ºC para favorecer la germinación de las semillas, el crecimiento de nudos y el desarrollo del área foliar. Durante las etapas reproductivas, temperaturas alrededor de 26ºC son óptimas para el desarrollo de las vainas y de 24ºC para el crecimiento de las semillas.

- Salvagiotti, F. (2009) Las mejores practicas para el manejo del nitrógeno en soja. IPNI. Actas Simposio Fertilidad. Rosario, Argentina.

Si bien el potencial de rendimiento del cultivo está determinado por la oferta de radiación y el régimen térmico, dado que la soja se cultiva mayormente en condiciones de secano, las variaciones regionales en los rendimientos estarán fuertemente relacionadas con la disponibilidad hídrica y de nutrientes.

El nitrógeno (N) está fuertemente ligado a la producción de los cultivos, ya que la cantidad de N acumulado en las hojas, determina la intensidad del proceso fotosintético. En consecuencia, la deficiencia de este nutriente limitará la asimilación de carbono y el rendimiento en grano. La principal fuente natural de N para los cultivos proviene de la mineralización de la materia orgánica. En los sistemas agrícolas pampeanos, este aporte no es suficiente para sostener altos rendimientos en cereales, por lo que la deficiencia de N debe ser corregida mediante el uso de fertilizantes nitrogenados. En soja, además del N proveniente del suelo, los requerimientos de N son satisfechos con el aporte de la fijación biológica de N2 atmosférico (FBN) a través de la asociación simbiótica especifica con bacterias del genero Bradyrhizobium. Estas bacterias poseen la enzima nitrogenasa, única capaz de reducir el N2 del aire en NH3, el cual queda disponible para la síntesis de proteínas dentro de la planta. La tasa de FBN esta inversamente relacionada con la concentración de nitratos en el suelo, limitando las posibilidades del uso de la fertilización nitrogenada en leguminosas.

En promedio, se requieren aproximadamente 80 kg de N para producir 1 tonelada de grano de soja, dentro de un rango entre 53 y 156 kg de N por tonelada.

Para sostener altos rendimientos, además de acumular grandes cantidades de N en el grano, el cultivo de soja debe simultáneamente mantener altas tasas fotosintéticas. La acumulación de N en hojas está fuertemente relacionada con la actividad fotosintética dado que el N se acumula mayormente en las hojas como ribulosa bifosfato carboxilasa/oxigenasa (Rubisco), enzima responsable del proceso de asimilación de CO2.

La presencia de nitratos en el suelo ejerce un efecto represor sobre la fijación biológica de nitrógeno. La actividad de la enzima nitrogenasa es óptima a bajas concentraciones de O2. Estos niveles de O2 son mantenidos en el nódulo a través de una proteína llamada leghemoglobina. Estudios realizados en condiciones controladas han demostrado que, en presencia de nitratos, las paredes del nódulo generan una capa impermeable que dificulta el paso del O2, y de esta forma, se restringe la actividad de la nitrogenasa.

El manejo del nitrógeno en soja debe basarse en el análisis de las relaciones entre la demanda de N (rendimiento) – aporte de N del suelo – FBN que haya en cada lote de producción.

- Ferraris,

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