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MI PROPIA CONFESIÓN DE FE

Enviado por   •  27 de Febrero de 2018  •  1.137 Palabras (5 Páginas)  •  258 Visitas

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Sobre el verdadero conocimiento.

La verdad de este conocimiento sólo se halla en la revelación de Dios. Aunque podemos contemplar la existencia de Dios y su poderío al ver todo lo que existe: las estrellas, el agua, las flores, el viento, nosotros mismos, el hombre, no quiere ver la verdad allí. Acepta con mucha más rapidez y demasiada fe fanática, las teorías no comprobadas de la evolución y del azar caótico, y niegan a Dios.

Por eso, la revelación perfecta, plena y completa de lo que Dios mismo es y lo que quiere de los seres humanos está en las Escrituras, la Palabra de Dios. En ellas se puede dar respuesta a toda pregunta que se relacione con el plan salvador de Dios para los seres humanos sumidos en pecado. En ella podemos hallar el amor y la justicia de Dios, y a la vez comprobar su misericordia y su perdón por medio del castigo y dolor de su propio Hijo. Es en él y a través de él, que todo tiene sentido: la creación del universo, la redención de los pecadores y la glorificación de los elegidos.

Aunque existen diversas maneras de interpretar los pasajes de la Biblia, que ha provocado que las Iglesias cristianas estén divididas, reconocemos indiscutiblemente como central en la verdad revelada: la Existencia de Dios, su manifestación en Tres Personas, la supremacía de las Escrituras, la salvación por gracia siendo justificados por medio de la Fe, y esto solamente en Jesucristo, el único y suficiente Salvador.

Sobre lo que este conocimiento nos demanda.

Finalmente, es necesario tomar una decisión. Y cada decisión es producto de nuestra voluntad y su inclinación moral. Hemos dicho que sin Cristo estamos perdidos, seguimos muertos en nuestros pecados. Y por lo tanto, aunque hagamos cosas buenas exteriormente, e incluso mejores que los cristianos, éstas están cubiertas todas por los trapos de nuestra inmundicia, y nuestro conocimiento no produce sino intentos de buenas acciones (porque incluso no se entiende qué es hacer lo bueno).

Para los que estamos en Cristo, hemos pasado de muerte a vida. Su obra redentora es obra de Dios, de principio a fin, y por tanto somos redimidos por gracia en Cristo y somos impulsados por su Santo Espíritu para aceptarle y entregarnos eficazmente a él. Por ello, en gratitud y con una renovada existencia, nos dedicamos a actuar de manera en que hemos aprendido, de lo que Dios nos ordena y nos señala, especialmente su ley moral y los preceptos derivados de ella: Buscamos amar a Dios y a nuestro semejante con la totalidad de nuestro ser, haciendo todo para la gloria de nuestro Dios, nuestro Padre, nuestro Salvador y nuestro Amigo.

Pedro Villatoro Domínguez

Seminario Teológico Presbiteriano "San Pablo"

21 de marzo de 2006.

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