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Marcuse deja hablar continuamente a Freud

Enviado por   •  5 de Enero de 2019  •  2.699 Palabras (11 Páginas)  •  274 Visitas

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Otro punto importante es que ese instinto opositor de la vida (Tanatos) influenciando al deseo de satisfacción permanente (Eros) genera unos cambios para que ambos de manera equilibrada funcionen económica y socialmente de la siguiente manera:

1. La satisfacción de necesidades retardada, es decir que las relaciones sexuales sean controladas, 2. El trabajo, cuando se equilibran Tanatos y Eros el deseo de gozar se puede expresar de manera productiva, 3. La productividad, cuando nuestro deseo sexual es controlado y gozamos en el campo laboral somos personas productivas, 4. La seguridad, cuando nuestro deseo sexual es controlado pero lo satisfacemos y así somos productivos para la sociedad logramos seguridad.

Ese proceso de equilibrar el instinto opositor y la satisfacción permanente es lo que en el texto se define como "Principio de la Realidad" y es el proceso más difícil para el ser humano y se repite a lo largo de nuestra vida por ejemplo: cuando somos niños queremos gozar y jugar todo el tiempo pero nuestros padres y los profesores nos imponen normas y horarios.

Otro ejemplo es cuando somos adultos no podemos vivir con plena libertad y guiados únicamente por el deseo de satisfacción, la sociedad nos pone leyes y normas que debemos cumplir para ser aceptador y vivir en comunidad.

El texto habla de que está bien que ese “principio de realidad” exista para convivir pero cuando se excede y es usado para reprimirnos y favorecer a unos pocos se está pasando por encima de nuestra libertad y de una sociedad equitativa.

Esos pocos privilegiados económicos y socialmente defienden esa represión diciendo que si no existiera la represión la sociedad quedaría en una completa inseguridad económica, pero esto es algo absurdo porque cuando miramos en nuestra sociedad como está distribuida la escasez y el trabajo es un total injusticia

Para terminar en el texto se propone al final una manera de acabar con esa represión y que no se caiga en una inseguridad económica, convirtiendo el trabajo en juego es decir disfrutar cuando se trabaja así tendríamos más tiempo y energía para que los utilicemos libremente sin sufrir represión alguna.

CAPITULO V INTERLUDIO FILOSOFICO

Dice que la negación de toda trascendencia que no tenga al hombre y sólo al hombre en base al Eros.

En el ámbito de un evolucionismo dialéctico materialista, ligado a Freud, la teoría de éste, contiene implicaciones ontológicas, extensibles a toda la realidad, porque los instintos primarios pertenecen a la vida y a la muerte, es decir, a la materia orgánica como tal. Y esos instintos enlazan la materia orgánica tanto a su propio origen inorgánico, como a sus manifestaciones psíquicas más elevadas. Así, el instinto de muerte afirma el principio del no‑ser la negación del ser, contra el Eros principio del ser. La fusión omnipresente de esos dos principios en la concepción freudiana corresponde a la fusión metafísica tradicional de ser y no-ser.

La multiplicidad y dualidad sujeto‑objeto es, en toda concepción dialéctica de la realidad, antagonista y contradictoria; Marcuse tratará de superarla por mediación del Eros. Sin aludir para nada a la metafísica del ser, excluyendo así todo intento de arribar a Dios, contrapone Marcuse el Logos como razón dominadora y el Logos del placer, el Logos de la alienación represivo y el Logos de la satisfacción. La conciliación entre ellos se revelaría según la filosofía occidental en la última unidad de sujeto y objeto: en la idea del ser en sí mismo y por sí mismo, de existir en el propio cumplimiento.

CAPITULO VI. LOS LIMITES HISTORICOS DEL PRINCIPIO DE LA REALIDAD ESTABLECIDO

En el capitulo seis dice que para Freud la respuesta es una negativa, porque la naturaleza de los instintos es idéntica con su carácter histórico; en otras palabras: si a lo que Marcuse ha llamado principio de prestación (histórico) se le confiere un carácter relativo como hace el propio Marcuse, entonces la concepción fundamental de la dinámica freudiana de los instintos cae por tierra. Freud no puede admitir esa relatividad porque considera el carácter histórico de los instintos como idéntico con su naturaleza; no cabe, entonces, superar el componente histórico porque esto equivaldría a destruir la naturaleza misma de los instintos y toda la construcción freudiana. En consecuencia, si la sexualidad es en su misma esencia antisocial y asocial; entonces la idea de un principio de la realidad no represivo es sólo una especulación sin sentido.

CAPITULO VII. FANTASIA Y UTOPIA

Freud nos dice que las fuerzas mentales opuestas al principio de la realidad aparecen relegadas principalmente al inconsciente y operando desde el. Y que La imaginación y la fantasía ocupan un lugar privilegiado en la ansiada unificación de hombre y naturaleza. Escindido el proceso psíquico que antes estaba unido solo en el Yo del placer, un sector de esa disgregación se dirige y adecua al principio de la realidad establecida: es la razón, entendida no como intelecto, sino como aquella parte de la mente que ha caído bajo el control del principio de la realidad, e incluye la parte organizada de las facultades vegetativas, sensitivas y apetitivas y que establece los objetivos, las normas, los valores del Yo. La fantasía es la imaginación y ésta es la que conserva la memoria del pasado subhistórico, cuando la vida del individuo era la vida de la especie, la imagen de la unidad inmediata entre el universal y el particular bajo el dominio del principio del placer. Y expresa que la satisfacción sensible mediándolo todo y ligando a los hombres entre sí y a éstos con la naturaleza: es la unidad de la materia universal, sin resquicios que escapen al principio del placer y, propiamente, sin espacio para el ser singular y personal del hombre.

CAPITULO VIII. LAS IMÁGENES DE ORFEO Y NARCISO

Habla sobre una civilización futura liberador en la que el hombre alcanzaría, al 'fin, su verdadero ser. Son figuras mitológicas: Orfeo y Narciso, consideradas como arquetipos de la imaginación y símbolos de la receptividad creadora que miran a la realización del hombre y de la naturaleza no por medio del dominio y la explotación, sino mediante la liberación de fuerzas de la libido, interiores. Cada vez con más vigor, este capítulo del libro refleja, la acción humana en base a los impulsos vitales del principio del placer, es lo que verdaderamente libera y une a los hombres entre sí, e inseparablemente libera y transforma la naturaleza;

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