PArafilias desde un inicio, carecían de esta definición
Enviado por Albert • 13 de Octubre de 2018 • 2.979 Palabras (12 Páginas) • 266 Visitas
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Después de esto la institución del matrimonio se resintió, se trató de llegar por medio de discursos a la igualdad de derechos entre los hombres y mujeres, pero sin ningún resultado ya que hubo quienes se encargaron con toda su dialéctica de declarar o demostrar la inferioridad de la mujer ante el hombre. Con ello cada vez se vio más difícil la posibilidad de superar la crisis, mediante una nivelación de los derechos.
Por otro lado, crecieron considerablemente dos formas de sexualidad anormales. La prostitución por su parte se vio favorecida ya que tuvo su mejor época. Los prostíbulos abundaban por todos lados y siempre abarrotados. La pederastia también tuvo su auge muy grande. La homosexualidad se extendió tanto que llegó a ser hasta cierto punto regulada.
La prostitución (tanto masculina como femenina) floreció en la época clásica. La mayoría de las mujeres prostitutas eran esclavas de los burdeles, administrados como cualquier otro comercio local. Otro tipo de mujeres ocupaban posiciones más favorables en la sociedad y se les denominaba como “acompañantes femeninas”. Que no eran precisamente esclavas.
La homosexualidad masculina también sobresalió mucho en ese momento. Se practicaba normalmente y hasta cierto punto tolerada. El ideal griego de homosexualidad era una relación entre un hombre maduro y uno joven, probablemente ideal aristócrata. Se veía como de carácter educativo, aunque fuera una relación física. El hombre mayor se “ganaba” el aprecio del joven gracias a su valor como maestro y su devoción hacia él y su educación.
De cierta manera, se veía o se concebía como una forma de iniciar a los jóvenes en el mundo masculino de denominación política y militar. Los griegos no pensaban que las preferencias homosexuales y heterosexuales crearan problemas a la sociedad o a los individuos.
II
Los ataques enconados a la vida sexual normal, las condiciones que durante siglos habían regido la realización del matrimonio, la reducción de la mujer al estado de cosa y, en general, la corrosión que las teorías antifeministas y anti-matrimoniales habían operado en la institución familiar, provocaron una cierta desconfianza hacia la familia, especialmente durante la Edad Media.
El amor había muerto en el matrimonio. La mujer llegó al punto más bajo de la sociedad; no sólo dependía totalmente de la autoridad del marido, sino que el permiso de matrimonio, en la sociedad feudal, debía ser concedido por el padre, por el señor y por el rey.
Fuera monja o esposa de algún aristócrata, ciudadano o campesino la mujer en la edad media era considerada casi nada, algo inferior al hombre y sujeta a su autoridad.
La Iglesia, durante la Edad Media, juntó tierras y gente. Convirtiéndose en parte importante de cualquier sociedad.
Los clérigos se convirtieron en guías morales, siendo ellos los que marcaban la diferencia entre el bien y el mal. Accediendo con ello hasta los ámbitos más privados, como los matrimonios y sus prácticas sexuales.
Su objetivo moral principal fue acabar con las prácticas barbáricas, como el adulterio y el concubinato, también el incesto donde los hombres se relacionaban con primas, hermanas o hijas.
Por ello la iglesia formalizó el matrimonio como institución para llevar la sociedad por buen camino y alejándola de prácticas poco o anda deseables.
En la edad media todo lo intrincado concluía con la amenaza de excomunión, que era la mayor pena en aquella época.
La iglesia articulo una serie de principios que corroboraban las relaciones de parejas y las prácticas sexuales, entre las que se incluía el pecado que se suponía estas fuera del matrimonio, dado que la mujer debía llevar virgen al matrimonio.
Pasando los siglos, las exigencias de los hombres se fueron relajando, siendo ahora la mujer responsable de su castidad, dado que era la única forma que el hombre se asegura de la paternidad de sus hijos, de otra manera no se podía.
En esa época los tratados se hicieron eco de cómo deberían ser las relaciones sexuales, las cuales se despojaban de todo goce o disfrute y se resume a que no deberían mantener relaciones si no tenía como objeto la reproducción.
Las restantes relaciones, como la barraganía, el comercio carnal, el adulterio, el amancebamiento de clérigos, el incesto, la homosexualidad o el bestialismo conducían directamente ante los tribunales de Justicia.
Las relaciones sexuales durante la Edad Media debían circunscribirse al rígido guion marcado por la voluntad divina que establecía el orden natural de las cosas, fuera del cual todo proceder era considerado contra natura y contra la recta razón y, en consecuencia, punible.
Y durante la Edad Media existió una alta tasa de relaciones sexuales extraconyugales. Esto se debe a que la sociedad ene se tiempo el sistema ideológico reconocía únicamente como estados perfectos el matrimonio.
Por consiente podemos referir a las múltiples teorías que se dan en busca de una respuesta a esta “anormalidad”, siendo todavía seres excluyentes a todo aquello que sea desconocido o ajeno a nosotros hemos tratado de entender el motivo por el que estas personas tienen un gusto “especial” por cosas no comunes.
En primer lugar es posible atribuir estos gustos a la necesidad del individuo en cuestión por querer satisfacer un deseo sexual que recorre hasta la más ínfima fibra de su ser. El sujeto al verse incapaz de conseguir o lograr la intimidad o crear un vínculo afectivo, ni siquiera algo tan mínimo como una conversación y mucho menos el intercambio de ideas o sentimientos, al no lograr este lazo y en uso de su soledad adquiere gustos por algo más alcanzable, aunque en muchas casos inusual.
Además existe la aparición de un patrón de excitación desviada que podemos explicar al decir que se presenta una estimulación ¨no normal¨ que alcanza a cubrir la necesidades del individuo, el aparente “problema” con este estimulo es que es proporcionado por cosas u objetos atípicos, por partes especificas del cuerpo; en otro tipos de casos, y los que podemos nombrar más repudiados por la sociedad, son aquellas “desviaciones” hacia animales, muertos o ciertos actos como la evacuación.
El individuo en busca de la satisfacción de sus necesidades las alimenta con objetos no normales, dejando de lado, en algunas ocasiones, el posible y evidente rechazo social, son prácticas que llegan a salir fuera de su control, porque es tal la necesidad de satisfacer éste deseo
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