Parcial 1 SEP UBP
Enviado por poland6525 • 14 de Marzo de 2018 • 2.032 Palabras (9 Páginas) • 546 Visitas
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no hay elección, el proceso ya existe por obra de la contraparte, como actor el cliente es el que debe dar el primer paso abriendo un proceso que en lo posible se debería evitar.
En tercer lugar el abogado está obligado a prestar a su cliente el mejor de los servicios, efectuando un estudio prolijo del tema, redactando los escritos con corrección, convicción y prolijidad formal, ejecutando con todos los actos procesales que es menester cumplir, en el tiempo oportuno, demodo que verdaderamente sirva o auxilie y no complique ni haga mas daño.
El abogado está obligado a asumir la defensa de su cliente con el mayor vigor posible, sin contemplaciones, aunque con corrección. No debe ser imparcial en una causa en la que justamente se lo ha buscado para ser parcial, defendiendo a una de las partes. Debe iluminar con la mayor luz los argumentos que favorezca a su cliente y empalidecer los de la contraria.
Una obligación permanente es actuar con vigor, pero con frialdad profesional. De ninguna manera dejarse ganar por el apasionamiento del cliente, ya que justamente una de las razones que justifica la obligación del patrocinio letrado es la necesidad de profesionalizar el proceso, trocando las pasiones en argumentos de derecho.
Con respecto a sus colegas, es un deber del abogado mantener un trato cordial, de respeto mutuo, de consideración a su labor profesional. Cuando el respeto prime entre los colegas, el proceso será otro seguramente, la justicia habrá ganado enormemente. El rol idéntico que los abogados de ambas partes cumplen en el proceso debe moverlos el respeto del colega. Deben limitarse a defender sin animosidad y sin pasión, debe ser moderado y cortes al refutar a su adversario, sin utilizar ni la injuria ni la ironía.
Debe empezar poniendo confianza en el juez y en el colega contrario, como piezas necesarias de un proceso, que cumplen de un modo y otro un cometido común.
La solidaridad tiene un ámbito muy especial que son los Colegios de Abogados, destinados a fomentar un clima de compañerismo y ayuda mutua entre los colegiados como a defender el interés general de la abogacía procurando se mantenga dentro del límite de honor y dignidad.
El abogado además de ser el defensor de su cliente es un auxiliar o colaborador de la justicia. En el primer caso su rol es de estricto derecho privado, las relaciones con su cliente giran en el terreno puramente contractual, en cambio entra en el terreno del derecho público su función de colaborador del juez.
Los abogados como auxiliares de la justicia deben esforzarse en obtenerla, priorizando siempre el objetivo que los llevó a abrazar el derecho como misión.
En primer término el abogado contrae un deber de lealtad para con el juez que se traduce en no engañarlo, es decir actuar con honradez en relación a la exposición de los hechos y al material probatorio que se aporta al proceso (no perturbar el desarrollo de la prueba contraria, no distraer el proceso mediante argucias procesales). El falseamiento comporta una actitud ilícita e inmoral, un verdadero fraude. Se debe procurar ganar un juicio pero con buenas armas y no a través de actitudes maliciosas que dañan seriamente la imagen de la justicia defraudando a la contraparte y a la propia sociedad.
El abogado debe expresarse frente al juez con corrección técnica. El derecho es una ciencia que tiene su propia terminología y es necesario utilizarla con precisión. Cada acción debe ser llamada por su nombre y no es dable pensar que el abogado pueda confundir una con otra. Se debe utilizar una correcta redacción y un estilo muy claro y muy concreto, evitando caer en barroquismo o expresiones más propias de una obra literaria que de un escrito. Debe ser conciso y no hacer perder tiempo a los jueces del pleito.
Es necesario que tenga confianza en el juez que va a resolver una causa, y mostrarle esa confianza en todo momento. Si se duda de su imparcialidad debe recusársele, de modo que los litigantes tengan la mayor seguridad en cuando a la conducta equidistante e imparcial del juez.
No solo debe guardar una actitud ética frente al juez, sino que esa misma conducta debe ser observada en las relaciones con el colega de la contraparte.
La primera regla es no dañar. En tal sentido el imperativo es lograr un proceso tan limpio como una operación quirúrgica, de modo que todos puedan cumplir su rol con precisión y con buenos frutos.
Es menester decir que el facilismo en las universidades y particularmente en las facultades de derecho ha llevado a diplomar a una enorme cantidad de personas con el titulo de abogado, con escasa preparación y lo que es peor, muchas veces sin verdadera vocación. Para recuperar la justicia y la abogacía es menester desterrar este facilismo en las universidades, evitar que se elija lacarrera de derecho solo por su sencillez o sea mas fácil trabajar como abogado que en otra profesión u oficio, no permitir su ejercicio sin mas recaudo que el título, sin una preparación práctica como las de las pasantías, castigar severamente a quienes desvirtúan la profesión ya sea a través de los jueces o de los Tribunales de Disciplina de los colegios profesionales, estimular en cambio al buen abogado distinguiéndolo en las sentencias judiciales, con mayores honorarios, desterrar a la política en la designación de los jueces procurando seleccionar a los mejores recordando el prestigio de la justicia inglesa que los elige entre los mas exitosos y antiguos abogados. Los colegios profesionales deben ser más severos con sus asociados respecto de su actuación profesional.
Estas exigencias parecería que atentan contra la libertad personal, que cada uno pueda hacer de su vida lo que quiera. Pero se debe cuidar a la sociedad en primer término y para prestar un servicio de justicia de calidad se debe cuidar la calidad personal de sus agentes.
Todo abogado debe abstenerse de publicitar sus servicios profesionales en un tono comercial, debe demostrar acabadamente el espíritu con que se debe encarar la profesión, no vender un servicio sino de prestarlo percibiendo o no el honorario correspondiente al trabajo prestado. Comerciar es poner el interés en primer termino, prestar un servicio profesional es priorizar al otro.
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