Pierce Sanders - Cartas a Lady Welby
Enviado por Rebecca • 22 de Abril de 2018 • 906 Palabras (4 Páginas) • 425 Visitas
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Con respecto a las relaciones con sus objetos dinámicos, divido los signos en Iconos, Índices y Símbolos. Defino un Icono como un signo que está determinado por su objeto dinámico en virtud de su propia naturaleza interna. Defino un Índice como un signo determinado por su objeto dinámico en virtud de su estar en una relación real con éste. Por ejemplo, un nombre propio. Defino el Símbolo como un signo que está determinado por su objeto dinámico sólo en virtud de que será interpretado de esa manera. Por lo tanto, depende, o bien de una convención, o bien de un hábito, o bien de una disposición natural de su interpretante, o del campo de su interpretante.
De acuerdo a su relación con su interpretante significado, un signo es un Rhema, un Dicente, o un Argumento. Esto se corresponde con la antigua división entre término, proposición y argumento, modificada de tal modo que sea aplicable a los signos en general. Un término es simplemente el nombre de una clase o nombre propio. Un rhema es cualquier signo que no es ni verdadero ni falso, como casi toda palabra por separado, excepto "sí" y "no". Una proposición, tal como uso este término, es un símbolo dicente. Un dicente no es una aserción, sino un signo susceptible de ser aseverado. Manteniendo, entonces, que un Dicente no asevera. Por tanto, defino un argumento como un signo que está representado en su interpretante significado, no como un Signo del interpretante sino como si fuera un Signo del interpretante. Defino un dicente como un signo representado en su interpretante significado como si estuviera en una relación real con su Objeto.
De acuerdo con mi pensamiento actual, un signo puede apelar a su interpretante dinámico de tres maneras:
1. Primero, un argumento sólo puede ser presentado a su interpretante como algo cuya razonabilidad será reconocida.
2. Segundo, un argumento o dicente puede ser impuesto al interpretante mediante un acto de insistencia.
3. Tercero, un argumento o dicente puede ser ―y un rhema sólo puede ser― presentado al interpretante para su contemplación.
Finalmente, en su relación con su interpretante inmediato, dividiría los signos en tres clases tal como sigue:
1. Primero, aquellos que son interpretables en pensamientos u otros signos del mismo tipo en series infinitas.
2. Segundo, aquellos que son interpretables en experiencias efectivas.
3. Tercero, aquellos que son interpretables en cualidades de sentimientos o apariencias
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