Propiedad Intelectual en Panama

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Las caretas caen: “Se puede engañar a muchos por poco tiempo y a pocos por mucho tiempo, pero no engañar a muchos por mucho tiempo”. La percepción es lo que cuenta. No basta con ser honrado, debemos parecerlo, si no es así estamos haciéndolo mal.

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Mi forma de ver la reputación

Para ser sincera, mi primer pensamiento respecto al tema de la reputación me lleva a el grupo de las personas que piensan: “No me importa lo que los demás piensen de mi”. Es probable que incluso alguna de las personas que me conocen me hayan escuchado decirlo. Sin embargo, cuando desmenuzo el concepto de la reputación en distintos ámbitos de la vida, debo ser honesta conmigo y aceptar que en algunos territorios SI me importa la visión de un tercero sobre mi persona. Por ejemplo, en la parte académica, es muy importante para mí proyectar seriedad responsabilidad calidad de trabajo, cuidado en los detalles, originalidad, porque me importa lo que los demás tengan que opinar sobre mi desempeño.

Cuando trato de extrapolar a mi vida personal los pilares fundamentales de la reputación, que tienen que ver con la forma como copiamos a otro, y los beneficios que tare para nosotros, no puedo dejar de pensar en una persona que trabajó conmigo durante 9 años: primero fue mi compañera de trabajo, luego mi superior y luego nuevamente mi par. Pero el papel más importante que jugó en mi vida no fue ninguno de estos, esta persona para mí siempre fue el ejemplo a seguir. Y no porque fuera mejor de lo que yo podía llegar a ser, porque de hecho existían muchas cosas de nuestras responsabilidades laborales que yo podía hacer más rápido y de forma más eficaz, era esa forma de proceder de manera siempre correcta la que no podía dejar de admirar. Lo hizo cuando fuimos pares, luego al ser mi superior sin nada malo que decir de ella, desarrollo otras habilidades que hasta el momento yo desconocía y que lograron que pudiera yo admirar y querer imitar. Peor no fue sino hasta que volvió a ser mi par cuando entendí por qué su proceder yo podía percibirlo como distinto: Cuando ambas tuvimos la responsabilidad de liderar un equipo de trabajo fue que lo entendí: su lema era se enseña con el ejemplo.

Hasta el momento no le había escuchado la frase, sin embargo, su filosofía era hacer todo lo que tu esperabas de tus colaboradores. Y sin duda luego de muchos años haciendo lo mismo (casi 18) eran muchos los que admiraban su dedicación y sobretodo sus resultados. Su equipo de trabajo siempre fue el más exitoso, el de os mejores resultados y el más motivado. Actuar apegados a los valores, en un empleo donde la supervisión es generalmente a distancia, donde tienes libertades, y donde no existían mecanismos para controlar a las personas, resulta ser un poco difícil, pero por alguna razón los que estábamos a su alrededor sea como sus pares o como sus colaboradores lo hacíamos.

Otra cosa que descubrí, eso sí ya hacia la última fase de nuestra relación laboral, es que no siempre dominaba todos los temas que necesitaba dominar para llevar a cabo su trabajo, pero lo que decía y la forma como lo decía daba la sensación de que conocía todas las respuestas. Sin duda para mí una persona a copiar, alguien que me fue parte fundamental de mi aprendizaje social y que me ayudó a desarrollar mi autoconciencia y por otro lado, alguien que me ayudó a entender el valor del prestigio y la visión que tienen os demás sobre nosotros.

Llevando estos análisis científicos y sociales de la reputación al ámbito personal, creo que la reputación es algo en lo que no solemos pensar, al menos no en mi caso. Suelo ser de las personas que actúan, sin pensar en las consecuencias, la mayoría de las veces, lo cual con frecuencia me ha ayudado a ganar detractores, por no decir enemigos, en especial cuando son personas que no me han tratado de forma personal. En este punto difiero, en algunos comentaros del libro sobre que es difícil cambiar una reputación, no importa cuanto lo intentes, ya que con frecuencia me he visto en la posición de escuchar a personas decir, que les parecía yo mala persona, pero con el tiempo y el trato se percatan de que es una apreciación equivocada.

No me he detenido hasta ahora pensar las consecuencias que puede tener mi comportamiento sobre mi reputación, para mí se trata de ser autentica, de hacer lo que crees está bien y decir lo que piensas, aunque en ocasiones a mis interlocutores no les guste oír lo que digo. El ser autentico me da a menos la seguridad de que no soy una farsa, aunque a todos no les agrade, me da la libertad de sentir que digo lo que pienso y en la mayoría de los casos el entorno social en el que me manejo lo entiende y lo acepta como lo que es: una simple manifestación de sinceridad y espontaneidad, de una persona que no es perfecta, pero de la cual no van a esperar segundas caras.