Punto De Partida: ¿Qué Entendemos Como Pareja?
Enviado por Rebecca • 8 de Marzo de 2018 • 5.745 Palabras (23 Páginas) • 460 Visitas
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Es desde aquí que nuestras distinciones tendrán como referencia, a sus dos miembros y su modelo específico, su absoluto, sin el cual serían unos extraños el uno para el otro.
Este absoluto de la relación, tiene que ver con las representaciones de esa relación compartida por los participantes en la misma, en virtud de la cual se estructura el sentimiento de pertenencia. Este absoluto es nuestro cómplice y aliado cuando una relación funciona satisfactoriamente, pero puede ser nuestro motivo de sufrimiento cuando hay situaciones conflictivas en la relación.
Esto es lo que define a las parejas como sistemas complejos, el hecho de que “la naturaleza de la pareja se compone de múltiples niveles en constante imbricación. De ello se deriva una complejidad difícilmente expresable sólo a través del lenguaje, escrito o hablado” (ibid, pag.18).
Entonces se puede sostener que el hablar de la pareja no admite una definición simple, y que éstas adoptan diferentes formas sin perder sus cualidades de ser identificadas como una pareja. Como terapeutas consideramos que aquellas distinciones que hagamos tendrán que ver con el interés que tengamos acerca de algunos aspectos que consideremos significativos.
Se considera a las parejas desde la nueva teoría sistémica o segunda cibernética, tomando como punto de partida la complejidad de los sistemas humanos y la importante multiplicidad y coexistencia de modelos. Este nuevo pensamiento sistémico “es una reflexión sobre el fenómeno del conocimiento, sobre la cognición, y sobre los mecanismos de elaboración de modelos que acompañan todo el proceso cognitivo” (Caillé, 1992:29).
Revelan los distintos autores (Caillé, Minuchin, Jackson, Biscotti), que en las consultas, se puede observar que los integrantes de la pareja ven las cosas de un modo distinto. Cada uno de ellos piensa que la intervención terapéutica puede modificar la situación, en un sentido favorable o no; y toda respuesta queda, por lo tanto, sesgada en virtud de esta expectativa de los cónyuges; cada uno esta interesado en influir sobre lo que dice el terapeuta, en convertirlo en su aliado; cada uno tiene motivos para decir lo que dicen o callar lo que callan, para intentar influir en la valoración del terapeuta. Esto decanta en que el terapeuta debe actuar de una u otra manera, pero fundamentalmente saber acerca de su participación y por ende, de su posición epistemológica en la misma. El terapeuta debe saber que su paciente no es Ana ni Juan. El consultante que se presenta en la sesión es este absoluto relacional, este interjuego interaccional que a modo de “holograma” estará presente, manifestándose, quejándose, alegrándose; y que sólo podrá mirarse desde la epistemología de “este terapeuta”.
La terapia de pareja para la segunda cibernética, no puede ser un arbitraje ni una terapia de un cónyuge en presencia de otro, esta es una intervención sobre la relación de pareja en presencia de dos personas que son a la vez las creadoras de esa relación y creaciones de esta” (ibid, pag. 25).
La pareja es fruto de la conjunción de las representaciones mentales de dos individuos; y la terapia tiene una vuelta de tuerca más que tiene que ver con el ensamblaje de estas representaciones mentales de los miembros de la díada con las del terapeuta, con lo que eso implica, sesgos, limitaciones, alcances, etc.
II - 3 - La Pareja En La 2º Cibernética
¿Cómo hablar de un sistema terapéutico del cual formamos parte? Se considera imposible describir una situación terapéutica, sin reconocer que se está incluido en ella; lo que sucede en esta situación es circular, y voy a construir lo que veo y digo de una pareja mientras ella misma me construye, en el mismo proceso.
La psicoterapia es un sitio donde hay una confluencia entre la construcción del mundo que tenga el terapeuta, con la construcción del mundo que estos miembros del sistema dual tienen. Aquí lo importante no va a ser descubrir lo verdadero o real, lo que perseguimos es la construcción mutua que este sistema (consultantes-terapeuta) haga de lo real, tal como Maturana lo expresa, “su multiverso”. Desde aquí el objetivo es encontrar la co-construcción de soluciones operatorias, específicas y únicas para esta pareja. Estas múltiples soluciones nacen de la interacción de un proceso terapéutico.
Diferenciamos algunos conceptos que nos permitirán tener una visión más clara:
“Cibernética: es la ciencia que estudia los sistemas complejos: máquinas, organismos biológicos, grupos humanos, a través de sus mecanismos de regulación interna y con especial atención a sus finalidades” (Caillé 1992:179)
Hablar de la cibernética es hablar de organismos o sistemas autorregulados y autoorganizados. La cibernética de segundo orden, se interesa más por el observador, que por las cosas observadas. Insiste sobre todo en la relación entre el sistema observador y el sistema observado. Su fundamento consiste en una sencilla afirmación que Ernst von Glasersfeld manifiesta así: “El conocimiento, como quiera que se entienda, debe ser producido y construido sobre la base de un material accesible al sujeto que conoce” (Watzlawick, P. y Nardone, G. 1991:45). Concepto que como dice el autor, sostiene lo mencionado por los constructivistas, que podemos conocer sólo lo que nosotros mismos hemos hecho.
Así, los cibernéticos se ponen a investigar entonces, qué es accesible a lo que el sujeto conoce. A partir de esto, se atribuye el origen del conocimiento a una actividad del sujeto que conoce.
En cambio, la Teoría sistémica de primer orden hace referencia al Pensamiento sistémico basado en la cibernética de primer orden. El terapeuta postula su neutralidad en la observación de los trastornos de autorregulación del sistema considerado. En consecuencia, podrá escoger la intervención más idónea para perturbar el equilibrio del sistema demandante según criterios logísticos generales, sin tener en cuenta la especificidad de su propia observación (Caillé, 1992:184).
Si pensamos en cibernética estaremos pensando en circularidad, y cuando pensamos en cibernética de segundo orden comenzamos a pensarnos como partes de una circularidad mayor, donde ya no consideramos la separación del observador de lo observado; y por ende, el principio de “objetividad” donde se considera que las propiedades del observador no deben entrar en la propia descripción de sus observaciones.
Con la cibernética de segundo orden no hablamos de objetividad y nos remitimos a las “autorreferencias”, por lo tanto, lo que observo
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