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¿Qué importancia tiene que el docente conozca el desarrollo integral del niño en el nivel de preescolar?

Enviado por   •  15 de Abril de 2018  •  2.593 Palabras (11 Páginas)  •  601 Visitas

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Teniendo en consideración la influencia que tiene la familia en el desarrollo integral del niño, es fundamental propiciar un ambiente libre de tensión y violencia, donde exista un equilibrio y se logre brindar las pautas y modelos adecuados que permitan a los hijos actuar adecuadamente, desarrollar las habilidades personales y sociales que perdurará a lo largo de su vida y que serán reflejados más claramente en ellos cuando formen sus propios hogares”. [1]

Debido a la diversidad cultural, social, política, religiosa, etc., el contexto en el que se desarrollan los niños de preescolar no siempre es el mismo, y es que incluso las costumbres familiares varían de acuerdo a la mentalidad de cada persona; y es que como dice el dicho: cada cabeza es un mundo. Esto nos permite analizar que por consecuencia, los niños aprenden de una forma distinta, de acuerdo a las necesidades que el mismo entorno despierta en ellos.

Durante los primeros años de infancia, el proceso de desarrollo muestra una dinámica un tanto irregular que se manifiesta de formas diferentes en cada niño y en cada niña; esto pone en manifiesto que los ritmos de aprendizaje son propios, y que por lo tanto, cada uno avanza a su propio compás, lo que define la modalidad de trabajo de acuerdo a las características incluso, de las personas que le rodean y que le resultan significativas.

Cada niño desarrolla una manera diferente de aprender; algunos son más visuales que auditivos, por ejemplo. Esto quiere decir que se debe comprender que ni el desarrollo, ni el aprendizaje son uniformes en un grupo de niños de preescolar; y es que analizar esta situación, permitirá que se logren enriquecer las experiencias que se buscan promover en el jardín de niños, lo que implica que cada niño y cada niña, sean valorados por la variedad de capacidades que manifiestan, dejando de lado las dificultades que no precisamente, deben ser desatendidas y puestas solamente en el tintero.

Puesto que las bases de la educación preescolar recaen también en el establecimiento de los vínculos afectivos que desarrolla el niño, la figura del maestro cobra una importancia fundamental en este proceso que se desarrolla en los primeros 6 años de vida del pequeño, tiempo en el cual, el acompañamiento y la guía del docente se convierten en modalidades básicas y significativas para la construcción del aprendizaje.

Es el maestro quien debe tomar conciencia de que las prácticas de cuidado en las que se atienden las necesidades del niño, son una parte fundamental en la educación preescolar, por lo que sus acciones deben promover bienestar y garantizar condiciones de estabilidad y protección. De esta manera, los momentos compartidos con los alumnos, generan espacios donde no solamente se interactúa con ellos, sino que también se intercambian ideas y se viven encuentros muy particulares con cada uno de los niños.

Por lo anterior, se debe comprender que es una necesidad que el docente tenga siempre presente que los niños requieren la confianza que les brindan nuestras manos, brazos, las palabras, el rostro, en fin, todas las acciones que implementan aquellas personas que los atienden cuando ellos no están con sus familias.

Es muy claro que el docente debe darle seguimiento al desarrollo de sus alumnos, con el propósito de indagar y recoger la información que le resulte útil en el proceso educativo, con la finalidad de responder de manera oportuna a las necesidades del niño con una correcta intervención pedagógica. Se debe pues, tener en cuenta que este proceso es de carácter cualitativo, por lo que su fundamento se encuentra en un conjunto de acciones intencionadas, continuas e incluso sistemáticas, que logren centrarse en las experiencias y los resultados de las mismas; todo esto permite que el maestro tome decisiones asertivas respecto a su práctica docente y la manera en cómo va a apoyar este proceso de desarrollo.

“Básicamente el docente debe ser un guía y orientador del proceso de enseñanza y aprendizaje, él por su formación y experiencia conoce que habilidades requerirles a los alumnos según el nivel en que se desempeñe, para ello deben plantearles distintas situaciones problemáticas que los perturben y desequilibren. En síntesis, las principales metas de la educación en general y la de los docentes en particular son: en principio crear hombres que sean capaces de crear cosas nuevas, hombres creadores e inventores; la segunda meta es la de formar mentes que estén en condiciones de poder criticar, verificar y no aceptar todo lo que se le expone. Esto, en la sociedad actual, es muy importante ya que los peligros son, entre otros, caer en la cultura de los slogans o en las opiniones colectivas y el pensamiento dirigido. En consecuencia es necesario formar alumnos activos, que aprendan pronto a investigar por sus propios medios, teniendo siempre presente que las adquisiciones y descubrimientos realizadas por sí mismo son mucho más enriquecedoras y productivas”. [2]

Para continuar, es necesario darle la importancia debida al papel que el maestro desempeña en el desarrollo integral del niño, y es que su figura puede llegar a determinar el interés que los alumnos tengan por aprender, incluso, de cómo los pequeños disfrutan de este proceso que requiere brindarles muchas satisfacciones, ya que el jardín de niños, pretende darle un grado de felicidad a los pequeños, que acuden a la institución en busca de respuestas a las múltiples cuestionantes que desarrolla.

Como ya se ha mencionado, la labor docente en preescolar, está llena de contrastes, y es que se debe ser un líder, un guía natural, aunque por otro lado, se debe ser activo y capaz de estructurar situaciones de aprendizaje a partir del contexto en el que los niños se desarrollan, lo que implica tomar en cuenta y tener siempre presente todas aquellas experiencias que servirán como un punto de partida para el desarrollo del trabajo.

“El papel del educador en la Educación Infantil es quizás uno de los elementos más determinantes de todo el proceso educativo ya que es él, en última instancia, quien va a guiar de forma directa el aprendizaje de un grupo de alumnos. El maestro/a no sólo pasa gran parte del tiempo con el niño/a, sino que además sus relaciones con éste tienen un carácter marcadamente educativo. El maestro/a organiza el tiempo, el espacio y su propia relación con el niño/a en función de los objetivos educativos que desea lograr. Es por ello que las características personales de cada educador, sus vivencias, la forma peculiar de interactuar con los niños/as, marcarán de forma singular todo el entramado de relaciones que se establezcan en el grupo.

Además el educador/a es para los

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