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Reflexión libro: "Cachorros de nadie" de Enrique MArtinez

Enviado por   •  30 de Diciembre de 2018  •  1.771 Palabras (8 Páginas)  •  489 Visitas

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En el caso de Manuel, la situación familiar es un punto clave para la construcción de su identidad. Manuel ha vivido desde pequeño malos tratos; golpes, pisadas, mordeduras, quemas con la plancha entre otras muchas cicatrices. Si desde pequeño lo único que recibe de su madre es una relación abusiva, ¿Podrá crear una identidad sana con este núcleo familiar? No tendrá una primera buena referencia con la que poder identificarse. “La familia es el primer ámbito imitado por el niño, el primer troquel o matriz de identificación. Por eso es tan importante que reparemos en ella. Pero las familias explotadas no suelen ofrecer un modelo muy seductor para ser imitado o par identificarse con él. Otro punto de gran importancia es los calificativos aplicados en el ámbito escolar, aunque a Manuel no se le consideraba tonto le decían que no iba bien en los estudios porque se pasaba las clases jugando. ¿No produciría impotencia esta desvalorización?

Su padre muere a los 13 años y su madre le culpabiliza de lo sucedido. Aquí hay el significado de la figura paterna y materna, punto importante en la construcción de la identidad personal. Manuel no solo pierde su padre físicamente “Sino su falta de significación a nivel simbólico como imagen protectora.” (p.139).

Fue consumidor de diferentes drogas. Estuvo detenido más de 70 veces y se le etiquetó como delincuente sin que absolutamente a nadie le importase su situación.

Ha sufrido carencia total de apoyo familiar e institucional. La carencia de apoyo por parte de todo lo que le rodeaba habrá causado en él una gran frustración. Entonces ¿Cómo podemos pretender que su condición de “delincuente” cambie si no recibe ningún tipo de apoyo por parte de nadie? “Cuando los adultos, o incluso el sistema en el que los adultos estén, no saben, no pueden o no quieren poner remedio a esta incapacidad inicial. El niño queda abandonado a su impotencia” (p, 181)

Ahora está intentando luchar por su pasado y es sorprendente que su deterioro no es tan peligroso como sus condiciones de vida podrían haberlo producido.

Manuel es uno de muchísimos niños que sobreviven a estas condiciones y que encima son juzgados por la sociedad y el sistema, que es el mayor responsable de la falta de recursos que tienen, responsable del poco interés por las situaciones que padecen, situaciones que les empujan al delito y que a causa de los prejuicios establecidos por nuestra sociedad los definiremos como “delincuentes irreparables”.

Tan culpables son las instituciones como aquellos educadores que no son capaces de ejercer su trabajo adaptándose de la mejor manera posible al niño. Aquellos que tienden a acusar al niño de alguna carencia sin pararse pensar que son ellos quien son los responsables de enseñarle a erradicar esta.

“Con frecuencia las propias instituciones pedagógicas con sus métodos, han reforzado estos mecanismos a enterrar unos problemas con otros.” (p.67) Queriéndolo o no educadores que forman parte de instituciones pedagógicas realizan una faena que puede empeorar la situación del niño y que muchas veces provocando un deterioro en el menor y un cansancio en el educador que acaba por desvalorizar al niño. A todo esto como he dicho antes el gran culpable es el sistema que solo piensa el lucrarse y vulnera sus derechos y a la vez culpa por sus comportamientos.

Es importante no caer en un deterioro profesional, en el que se desvalorice al niño, en un deterioro que provoque en el educador el limitarse a hacer lo que pone en su contrato sin ir preocuparse realmente per los usuarios, y poder construir una buena identidad profesional, es decir, que el realizar las tareas y actividades que son propias del educador te hagan sentir orgulloso de tu profesión y de la huella que dejas a los educandos. Coincidiendo con Enrique Martínez, en un contexto de respeto, con una actitud autentica y de sincera acogida, comprensión y confianza, provocará en los niños un mínimo esfuerzo para realizar un cambio. La actitud del niño delante de un comportamiento que muestra respeto hacia él, contrariamente a todo lo que ha recibido durante su trayectoria, será mucho más cercana, sana y agradecida. Como se dice: “Uno da lo que recibe”, si das respeto, amor y confianza recibirás lo mismo. El trabajo del educador ha de ser cuidar al niño respecto al contexto vital. Empatizar con la historia del niño para poder entender el comportamiento que ha mostrado. La responsabilidad de los profesionales es crear unas mejores condiciones de vida para estos jóvenes, pues esto será satisfactorio para ellos y positivo para los niños. Satisfactorio para los profesionales porque verán una respuesta por parte de los niños y positivos para los niños porque tendrán la esperanza de que todo vaya a mejor.

La responsabilidad de todos es dar una oportunidad a estos jóvenes y terminar con los prejuicios que nos impiden conocer su realidad.

Bibliografía

·MARTÍNEZ REGUERA, Enrique “Cachorros de nadie” 10ª Edición. Editorial Popular

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