Roma: la crisis del siglo III y el modo de producción tributario

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Fue Diocleciano quien reorganizó al aparato de percepción impositiva. Su instrumentación se remonta a los primeros años de su gobierno, cuando se organizó una nueva forma de impuesto que utilizaba una imposición individual, la capitatio.

- La cuestión religiosa

Aunque normalmente se considera al siglo IV el momento fundamental en cuanto al cambio religioso, es a mediados del siglo III cuando se opera un cambio importante en la perspectiva del Estado, que tendrá efectos muy importantes y explica las transformaciones operadas en su política religiosa en el siglo siguiente.

Rives desarrolla ésta problemática, y dice que las persecuciones religiosas estatales de la segunda mitad del siglo III, bajo Decio, inauguran la acción a escala imperial. Si se tiene en cuenta el hecho de que una de las diferencias entre las religiones del mundo antiguo y las de las épocas medievales es que las primeras eran fundamentalmente locales, mientras que las últimas eran universalizantes, se puede apreciar la magnitud del cambio.

Aun cuando la implementación quedó en manos de las autoridades locales, e incluso el objeto de los sacrificios fue el de honrar a los dioses locales, el hecho fundamental es que desde entonces, el emperador y sus representantes que ahora promovían éstos cultos locales alteraron el balance entre lo imperial y lo local. El decreto estableció un requerimiento de que todos los romanos q vivían en el imperio debían sacrificar a sus dioses locales a la manera aprobada por las autoridades imperiales.

Esto tiene también su aspecto democrático significativo. Decio, con su disposición, actuaba en el plano de la religión. Generaba mecanismo burocráticos susceptibles de ser más plenamente controlados por el Estado. A partir de ese momento, los asuntos religiosos progresivamente pasarían a ser asunto del Estado. El modelo de la iglesia cristiana, fuertemente organizada con criterios institucionales y jerárquicos, resultó un espacio deseable para la estructuración de las prácticas religiosas organizadas desde el aparato estatal.

- Conclusiones

Los elementos decisivos a la hora de analizar los cambios en la estructura del Estado son los elementos administrativo-burocráticos, los jurídico-institucionales, los fiscales y los militares. Todas estas transformaciones analizadas están conectadas con el aparato estatal. El Estado romano del siglo III sufre profundos cambios que terminan por delinear un perfil absolutamente diferente al del Estado del principado. Todo esto se relaciona con la guerra civil ocurrida durante la anarquía militar. Y la clave que relaciona ambas partes es la cuestión fiscal. Se puede destacar que:

1) Entre la dinastía de los Severos y la tetrarquía ocurre la organización de un Estado romano realmente burocrático, es decir, fundado sobre una clase administrativa burocrática (con influencia militar), independiente de las élites terratenientes.

Esto significa el fin de un imperio construido sobre las estructuras municipales de la polis, y la sumisión de esas estructuras municipales al poder centralizado de la corte imperial. Las instancias jurídicas fueron necesarias para el Estado, que tenía que organizarse por encima del cuadro fragmentario que implicaba la existencia de los diferentes marcos jurídicos municipales.

2) El punto crucial de los conflictos entre estos sectores se dio a partir de la igualación de los terratenientes como tributarios respecto de los restantes súbditos imperiales. La reforma fiscal implicó la pérdida de las exenciones tributarias de ciertos grupos terratenientes que utilizaban al Estado como un medio más de forjar sus riquezas. Esto fue el centro de los conflictos sociales durante el siglo III. La imposibilidad de una alternativa al financiamiento de las estructuras estatales, básicamente la militar, implicó finalmente la punción de las riquezas de los grandes terratenientes, democratizando el sistema de la imposición fiscal.

Con respecto al concepto de Modo de Producción Tributario, la inclusión o no de las economías precapitalistas en el mismo, constituye una discusión historiográfica, en especial la inclusión de aspectos superestructurales. Según C. Whickam, Occidente del Bajo Imperio puede ser tratado desde el MP Antiguo en su aspecto clasista: la ciudad explotando al campo. Pero Oriente, no se diferencia de los estados tributarios clásicos. Por eso, el imperio romano, al ser las ciudades el foco de la tributación, y al ser mucho más descentralizado que cualquier otro Estado oriental, cayó en la crisis cuando los aristócratas locales ya no tenían interés en participar en el cobro de los impuestos que ya no los beneficiaban, y que eran cobrados principalmente sobre sus propias tierras, puesto que los ejércitos romanos estaban siendo derrotados.