También era conocido como el Doctor Lengyel
Enviado por Ensa05 • 3 de Enero de 2019 • 2.021 Palabras (9 Páginas) • 300 Visitas
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Nos disponíamos a salir del cuarto cuando Osvath nos detuvo y nos dijo que teníamos 2 días para sacar al padre de Olga y al padrino del hospital.
Actuamos rápido y internamos a el padrino en la clínica de la universidad en el cual le prometimos que estaríamos a su lado antes de que el falleciera a los pocos días recibimos la llamada de que había fallecido en la madrugada y que no había manera de contactarnos pues estábamos en problemas.
En una mañana, fui citado a una junta médica en la estación de policía por el doctor Konczwald, le pregunte a Olga ¿Qué debo hacer? Si acudo al llamamiento y se trata de una trampa es probable que ya no vuelva jamás, me despedí de los niños y con un beso a mi amada esposa, me acerque a la puerta y me detuve por un momento buscando una solución rápida pero no tuve elección, le dije a mi familia que no podíamos hacer nada que el señor nos proteja, cerrando la puerta detrás de mí.
Tal como sostuve fue una trampa pues fui encerrado tras las rejas separado de la libertad, al poco tiempo mi esposa mis hijos y mis suegros también fueron encerrados tras las rejas, en la desesperación de mi salida Olga buscaba ayuda con la señora Konczwald quien fue la que los acompaño. Nos encontramos en el andén de la estación del ferrocarril, nos había llegado el turno un total de 96 personas fuimos embutidas en un ferrocarril de un espacio para ocho caballos. Cada hora que pasaba era un infierno no había donde sentarse entonces decidimos sentar a los que lo necesitaban ancianos, enfermos y niños, las madres aislaban a un rincón del vagón sus niños y los tapaban con una manta, pasaban las horas y moríamos de hambre más de ello de sed pero nuestra desgracia nos quitaba el apetito, en una parada un guardia nos amenazó con una pistola Luger donde exigían los relojes de bolsillos, pumas, portafolios, a cambio de un caldero de agua una cantidad muy pequeña para 96 personas pero no había remedio. Nos organizamos para apoyarnos y ayudar a los que estaban enfermos caminábamos de un lado a otro tratando de dar esperanza a la gente, había ataques de erisipela, calentura y ataques al corazón. Al séptimo día el vagón de la muerte se detuvo, ya habíamos llegado.
Cuando llegamos al campo de concentración un oficial vino a recibirnos bajo custodia, nos advirtió de observar las estrictas disciplinas y cumplir todas las ordenes sin discusión. Cuando nos ordenaron que saliéramos del vagón , los hombres fuimos colocados en una fila y las mujeres en otra y yo que era medico debía situarme en un grupo separado con mis aparatos quirúrgicos, los demás eran indicados si ir hacia la izquierda o a su derecha nunca se nos dijo la razón pero más tarde la comprendería, Olga fue enviada a la derecha mientras que nuestros hijos y sus padres fueron a la izquierda, fuimos llevados a campos diferentes después de haber pasado por las duchas y nos despojaran de nuestras pertenencias, nos afeitaran la cabeza y estar vestido con uniforme de criminal.
Un día laborando por el campo me encontré a Olga aquella bella mujer con un vestido sucio, que apenas cubría su cuerpo y su cabeza rapada, no sabía cómo reaccionar nos quedamos en silencio, y de un desaliento le dije –Mira a donde hemos llegado. Estábamos junto a la alambrada de púas y no nos atrevíamos a movernos, me conto sobre la muerte de nuestros hijos y la de sus padres, lamento haber hablado sin expresión, Olga poseía todavía el veneno que le otorgue para acabar con nuestras vidas cuando esto inicio, el mío me lo encontraron y me despojaron de él, me dijo que no le cabía en la cabeza como eran los alemanes decía que no había motivo para seguir viviendo a lo que le responde que yo no podía decirle que tiene que vivir a pesar de todo, sin embargo debes esperar, le pedí la mitad de su veneno , pero cambie de parecer pues es más fácil hallar otro procedimiento. En aquel momento, dos guardias alemanes nos divisaron, nos dieron golpes salvajes y latigazos. Se nos empujó a cada uno hacia su bloque ni siquiera tuvimos tiempo de despedirnos. Le grite – ellos están derrotados- ¡pronto no volveremos a ver! ¡Valor!.
Al día siguiente nuestro campamento fue trasladado nos dividieron en diferentes hospitales a mí me tocó ser cirujano de un hospital del campo de buna, situado a poco más de cuarenta kilómetros de ahí, era un hospital muy bien equipado. Durante meses estuve a las órdenes de los superiores, una noche recibí una nota de Olga que decía que la esperara cualquier día en el hospital de Buna, lo cual me opuse pues este plan era un peligro, pero si se empeñaba en intentarlo, debería por lo menos tomar las precauciones posibles. Días después al salir de una cirugía me encontré cara a cara con mi mujer, no nos saludamos para que los guardianes no se enterasen de lo que estaba sucediendo. Mientras los guardianes de la S.S. comían y bebían en la oficina, mi esposa y yo nos reunimos en la sala de operaciones, de manera rápida le dije todo lo que había pasado y que es lo que hacía en este lugar desde la mañana hasta por la noche. Hice todo lo posible por consolarla y animarla, le recomendé encarecidamente que no se desperara ni se desmayara, porque teníamos una tarea que cumplir en la vida. Le suplique que no volviese a arriesgas más su vida intentando verme de nuevo en Buna. Y así sucedió.
Una tarde el campo de Buna fue evacuado y se llevaron a los internos para una larga jornada de camino. A pesar de la orden explicita que dieron los alemanes, me incline para ayudar a un interno francés que se había desmayado. Trate de dar al hombre una inyección de alguna sustancia estimulante para que pudiese continuar andando. Pero un guardián de la S.S. disparo en el acto contra los dos, acabando con nuestra dolorosa vida.
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