Tp Teoria del complot (relato sobre un complot)

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voluntad, es decir, sin una cabal necesidad de formación, preparación o talento.

Así, a principios de 1917 los artistas del círculo de Arensberg, del cual Duchamp formaba parte, fundaron la Sociedad de Artistas Independientes con el objetivo de poder organizar exposiciones sin premio ni jurado.

La obra resaltada con anterioridad era un mingitorio que Duchamp había comprado. Lo único que realizó con éste fue ponerlo de lado y firmarlo a nombre de R. Mutt. De esta forma lo envió a la organización con el dinero de la correspondiente inscripción y el título: Fuente.

Se dice que el objeto causó mucho alboroto entre algunos de los organizadores, quienes pensaban que esta presentación formaba parte de una broma o una indecencia.

De esta manera, lo que se intentó realizar con esta presentación forma parte de un complot en tanto que conlleva una impugnación del supuesto absoluto del valor universal del pensamiento tradicional, es decir, intentar romper con el sentido común preestablecido.

Además, genera una desmaterialización del objeto artístico, en tanto que la obra física se convierte en un residuo que simplemente documenta lo que en realidad se convierte en la verdadera obra de arte: la experiencia llevada a cabo, la idea de la cual surge.

Así, se pone en crisis el discurso de la crítica, que se podría considerar como hegemónico, ya que la visualidad que se considera como “importante” deja de ser indispensable para una obra de arte fuera arte, es decir, cualquier objeto podría pasar a ser arte.

Entonces, ¿por qué podría ser todo esto una forma de complot? Porque, justamente, lo que se pretende no es construir la obra artística en sí misma y sino una mirada sobre ella: no tenía realmente importancia si el autor había fabricado la obra o no, sino que el simple acto de la elección era lo que, en realidad, transformaba el objeto, en este caso, el mingitorio, en una obra artística, lo cual crea un pensamiento nuevo, es decir, una nueva forma de ver el objeto. Así, se podría decir que, como se mencionó con anterioridad, en palabras del propio Piglia en su libro “La teoría del complot”, “esto supone otra noción de lo que es la crítica artística, porque la construcción de esa mirada y su imposición entrañan un plan, una estrategia, una posición de combate, un sistema de alianzas, (…) practica (…) la construcción de otra realidad” (Pág. 40).

De este modo, lo que se intentó aquí fue exponer un modo de modificar el sentido común, ese lugar estabilizado por la tradición. Ese modo se basa en intervenir en ese espacio de consenso para poder crear otro tipo de saber previo: no se trata aquí de crear una “contra-cultura”, sino ver cuáles son los resortes de lo que propone la cultura para poder crear una mirada paralela de la obra, interviniendo en los espacios de contexto, de manera tal de poder validar lógicas diferentes a las validadas por el