Trabajo práctico de historia y prospectiva de la educación
Enviado por Sandra75 • 23 de Diciembre de 2018 • 2.033 Palabras (9 Páginas) • 414 Visitas
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Los educadores anarquistas desde una posición libertaria, fueron antiestatistas y promovieron la creación de escuelas vinculadas con las organizaciones mutuales, los sindicatos obreros nacientes y los grupos anarquistas. Los libertarios argentinos no llegaron a realizar experiencias de alcance pedagógico, sus escuelas se diferenciaron de las estatales por algunos de los contenidos que transmitían, pero no por su organización política interna ni por su metodología.
Los democrático-radicalizados, los socialistas y liberatarios coincidían en la experimentación en la experimentación de una educación alternativa al medio normalizardor que triunfaba. Fueron patriotas pero imaginaron una organización del sistema escolar que permitiera la participación de la sociedad, o bien, en el caso de los anarquistas, que excluyera y fuera autogestionaria. Consideraron que la escuela pública debía integrar a los inmigrantes al país, pero respetándolos; estuvieron en contra de la imposición ideológica y cultural indiscriminada. Experimentaron formas de gobierno escolar donde los alumnos participaban con amplios poderes, nuevos métodos de enseñanza, formas disciplinarias consensuadas con la comunidad educativa.
Junto con algunos anarquistas, los educadores democretico-radicalizados y socialistas participaron en los dos primeros congresos de la sociedades populares de educación, en la Asociación El Hogar y la Escuela, donde convivieron Alicia Moreau de Justo, Juan B. Justo, Elvira Rawson de Dellepiane, todos ellos socialistas, junto con rosario Vera Peñaloza, formada en el pragmatismo norteamericano de las maestras sarmientinas.
Por otro lado, las sociedades populares de educación jugaron un papel muy importante en la educación argentina. Comenzaron a fundarse con la llegada de los primeros inmigrantes de la segunda mitad del siglo XIX.
Se distinguían por sus funciones y por su diferenciación respecto de la labor de las escuelas. Había bibliotecas populares, sociedades con actividad cultural independiente de las escuelas, sociedades que funcionaban dentro de los establecimientos educativos.. Otras estabas dedicadas a la difusión de ideas que incluía teorías científicas y sociales, normas sanitarias, moral y buenas costumbres. Educaban a la mujer y se inclinaban favorablemente hacia los movimientos de liberación femenina. Se ocupaban de los discapacitados. Proporcionaban educación a los adultos y a los desertores escolares. Educaban para el trabajo. Podría decirse que abarcaron a la población que quedaba afuera de la escuela, a los sectores marginados, ofreciéndoles una educación no escolarizada, semipresencial, que usaba los medios de difusión de la época: las conferencias, las discusiones públicas, los libros y la prensa.
Así mismo, entre los docentes democráticos argentinos la exaltación de la libertad y la opción por la democracia que caracterizo a los krausistas se había combinado con la aceptación de algunos de los aportes del positivismo, en particular con el valor otorgado al pensamiento científico. El pensamiento en su mayoría era de corte krauso-positivista. El espiritulismo liberal impregnaba a la Escuela Activa o Escuela Nueva. En la argentina comenzaba a gestarse el movimiento de la Escuela Activa, muy vonculado al nacimiento del sindicalismo docente. Nacida del corazón del mutualismo y luego vinculada al anarquismo y especialmente al socialismo la actividad sindical docente fue creciendo en las primeras décadas. En 1912 Julio Barcos, Leonilda Barrrancos y otros realizaron una huelga, probablemente la primera de la historia.
La problemática educativa de este periodo estuvo influida por las demandas de participación en la participación en la planificación, gestión y conducción de lasa políticas educativas. Los docentes escribían artículos y manifiestos de protesta contra la burocracia y a favor de una educación nacionalista y democrática. El estado radical proporciono a los educadores progresistas un marco político permisivo para el desarrollo de sus ideas y de sus experiencias, pero no logro consolidar una propuesta pedagógica acabada.
Hasta mediados de la década de 1940 gran parte del debate pedagógico se desarrolló en revistas que tuvieron una enorme circulación. La precursora de las revistas oficiales fue fundada por Sarmiento: los Anales de la Educación Común, publicada entre 1858 y 1872 en Buenos Aires. El Consejo de Educación edito desde 1859 la Revista de Educación.
Los normalistas editaron numerosas revistas que reflejaron sus tendencias. Entre ellas se destacó La Escuela Positiva que dirigieron Ferreyra, Scalabrini, y Pizzurno este último público El trabajo manual (1896-1897) y junto con J. Alfredo Ferreyra la Revista déla Enseñanza. Pizzurno dirigió también la Revista de Instrucción Pública (189 8) y fue redacto de la Revista de la Asociación de Maestros (1883). Tanto en las publicaciones donde lo hemos mencionado como en La nueva escuela (1892-1894), J. Alfredo Ferreyra mantuvo una posición distinta, si no enfrentada con Carlos Vergara, quien junto a José Zubiaur y M. Sarsfield Escolar publicó La Educación, revista revulsiva que contó con la colaboración de muchos maestros. Docentes de la ciudad de Paraná publicaron la revista Sarmiento. Deben agregarse a la lista El Normalista (1887-1889), de la Sociedad Unión Normalista, y Renovación (1914), que fue el órgano de la Liga Nacional de Maestros, entre muchas otras publicaciones pedagógico-sindicalistas tic la época. Los diarios de la Capital Federal y de las provincias, incluso periódicos de ciudades chicas como El Oeste de la Provincia, de Mercedes, intervenían fuertemente en el debate pedagógico a favor en contra de una u otra posición. Las publicaciones de los socialistas y los anarquistas, como La Protesta y La Vanguardia, daban cabida a los educadores más progresistas. Años después Billiken abrió una nueva modalidad dirigida a los chicos y los maestros. Cuando se fundó La Obra, en 1921, ya había mucho camino trillado. El movimiento de las revistas pedagógicas acompañó el desarrollo de las sociedades populares de educación, y al igual que ellas, tuvo su declinación con el peronismo. Billiken y La Obra fueron las únicas que continuaron. Durante el peronismo, Mundo Infantil compitió con Billiken., la revista de Constancio C. Vigil.
El movimiento reformista comenzó en 1918. El reformismo universitario sintetizó muchas de las ideas pedagógicas desarrolladas por los educadores democráticos en las décadas anteriores. Sus tres banderas fueron la autonomía universitaria, la libertad de cátedra y el cogobierno. El principio de autonomía era un intento de levantar una valía entre el campo educativo y los caprichos del poder gubernamental.
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