Novedades de Tabasco
Enviado por trax2020 • 12 de Octubre de 2020 • Documentos de Investigación • 2.411 Palabras (10 Páginas) • 419 Visitas
Novedades de Tabasco
Lunes 12 de octubre 2020
Prospectiva
Emilio de Ygartua M.
Desde su unción como líder de la Iglesia Católica, el primer Papa de origen latinoamericano ha evidenciado sus diferencias con aquellos que se oponen a una transformación a fondo de la iglesia nacida hace más de dos mil años. A sus 83 años, Jorge Mario Bergolio, el 266º pontífice, ha sido fiel a su compromiso con los pobres, empeño que lo distinguió antes y durante su sacerdocio en su natal Argentina. “Un cura” cercano a la gente, fanático del futbol, que en su país es una religión. Frecuente asistente a los partidos del San Lorenzo de Almagro, del cual es socio y fan, se ganó el aprecio de los de abajó porque, además de ser un activo promotor de programas que revirtieran la marginación y la pobreza, se enfrentó a los de arriba, a los gobernantes y a las clases acomodadas.
Durante la dictadura militar, Jorge Mario participó en acciones audaces que lo pusieron al borde del precipicio, pero nunca cerró la boca para denunciar las atrocidades cometidas por el régimen como las desapariciones ocurridas en esos años aciagos en los que la disidencia se pagaba con un viaje en avión con destino final en el fondo del Océano Atlántico. La Guerra de las Malvinas, contra Inglaterra, fue un muy buen camuflaje que sirvió para ocultar la represión y el genocidio.
Como sacerdote, conoció del intrincado laberinto del poder eclesiático que muy pocos logran recorrer con éxito para transitar hasta las altas esferas de la estructura de un gobierno clerical que, si bien tiene sus hilos en el Vaticano, no escapa de las particularidades de la propia travesía local que se incubó a la hora en que las naciones hispanoamericanas adquirieron carta de naturalización al independizarse de la Madre Patria.
Bergolio, quien fuera Arzobispo de Buenos Aires (1998-2013) y Cardenal presbítero de San Roberto Bellarmino (2001-2013), fue electo Papa el 13 de marzo de 2013, luego de la renuncia de Benedicto XVI (Joseph Aloisius Ratzinger), el Papa de origen alemán elegido, en abril del 2005, a la muerte de Juan Pablo II. Francisco, nombre que adoptó en homenaje y plena sincronía con San Francisco de Asís (de quien abreva su compromiso con lo social, con la igualdad y la fraternidad humana), ha roto con muchos de los viejos moldes de la curia romana, lo que le ha valido la abierta animadversión de varios cardenales que han hecho pública sus discrepancias por “el estilo personal de gobernar” del primer pontífice jesuita y latinoamericano.
Luego de ser elegido como cabeza de la Iglesia Católica, el Papa Francisco ha publicado 3 encíclicas: “Lumen Fidei” (Luz de la Fe), en 2013; “Laudato Si”, en 2015, y, el próximo pasado 4 de octubre, “Frattelli Tutti” (Hermanos Todos). Una encíclica es una Carta Solemne que un pontífice dirige a todos los obispos y fieles católicos. Desde 1800, cuando el Papa Pio VII publicó la primera, se han escrito hasta la fecha 275 encíclicas. Muchas de ellas se agrupan en los que la Iglesia Católica ha denominado su “doctrina social”. Vale recordar algunas de las más relevantes: Rerum Novarum (León XIII en 1891), sobre cuestiones sociales, en clara reacción al avance de las ideas socialistas en Europa; Quadragésima anno (Pio XI en 1931), sobre cuestiones laborales; Mater Magistra (Juan XXIII en 1961), sobre los campesinos; Populorum progressio (El Progreso de los Pueblos) de Pablo VI en 1967.
El mismo Pablo VI escribió, en 1971, otra Encíclica, (Ochenta Aniversario) sobre los nuevos problemas sociales a ocho décadas de la publicación de “Rerum Novarum” de León XIII. En este documento, escrito en el contexto de la Guerra Fría, el pontífice que modernizó a la Iglesia Católica, expone nuevamente la oposición del Vaticano al totalitarismo, en clara alusión al socialismo soviético; al tiempo que enfatiza el compromiso con el humanismo.
Durante su pontificado, Juan Pablo II publicó dos encíclicas con consideraciones de tipo social: “Trabajo Humano” (1983), y “Centesimus annus” (1991), un nuevo recordatorio de “Rerum Novarum”, a cien años de su publicación, encíclica ésta que, como se puede observar, ha impreso una huella indeleble en la doctrina social de la Iglesia por su abierta defensa a la propiedad privada y su oposición al modelo socialista que, de acuerdo con las tesis de León XIII, “ponía en peligro el iusnaturalismo en el que se funda la propiedad privada y el trabajo mismo.”
Hermandad y fraternidad
En este año 2020, marcado por la Pandemia de la Covid-19, el Papa Francisco, publica esta tercera encíclica que reúne consideraciones sobre el mundo y la sociedad dignas de leerse y analizarse sin importar el “color del cristal con el que se mire”, parafraseando a Calderón de la Barca. “Entrego esta encíclica como un humilde aporte a la reflexión para que, frente a diversas y actuales formas de eliminar o de ignorar a otros, seamos capaces de reaccionar con un nuevo sueño de fraternidad y de amistad social que no se quede en palabras.” Anticipa Francisco que, en el contexto de la heterogeneidad religiosa y las diferencias existentes entre muchas de ellas, sus propuestas, fundadas en sus convicciones cristianas, puedan generar rechazo, “he procurado hacerlo de tal manera que esta reflexión permita abrir el diálogo con todas las personas de buena voluntad”.
El pontífice inició a escribir este documento cuando “irrumpió de manera inesperada la pandemia, que puso al descubierto nuestras falsas seguridades.” El jefe de la Iglesia Católica pone sobre la mesa un señalamiento difícil de rebatir: “Más allá de las diversas respuestas que dieron los distintos países, se evidenció la incapacidad de actuar conjuntamente. A pesar de estar hiperconectados, existía una fragmentación que volvía más difícil resolver los problemas que nos afectan a todos. Si alguien cree que sólo se trataba de hacer funcionar mejor lo que hacíamos y las reglas ya existentes, está negando la realidad.”
¿Ver el futuro a través del espejo retrovisor?
Igual que hace el filósofo austríaco, Sigmund Bauman, al hablar de las particularidades de lo que él llamó “la sociedad líquida”, a la que describió como un estadio en el que se evidencia un recurrente propósito de la sociedad de mirar hacia adelante a través del espejo retrovisor, y de minusvalorar lo trascendente dando mayor peso a lo efímero e intrascendente, Francisco pone de manifiesto su preocupación por esta “vuelta al pasado”, especialmente en los jóvenes. Tampoco minimiza los riesgos de las políticas migratorias que se fundan en el cierre de fronteras, en la construcción de muros, “cerrando los ojos a las causas multifactoriales de las migraciones en el mundo”, viendo con gran entusiasmo y apetencia a corrientes políticas que promueven los nacionalismos y soberanismos, que nos recuerdan tiempos oscuros de un pasado reciente.
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