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Filosofía y actitud filosófica: sus aportaciones a la educación

Enviado por   •  23 de Junio de 2022  •  Apuntes  •  2.088 Palabras (9 Páginas)  •  265 Visitas

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Filosofía y actitud filosófica: sus aportaciones a la educación

• La filosofía surge del asombro del ser humano ante la realidad, y de la pregunta por las causas últimas de sucesos admirables que no pueden explicarse a primera vista.

• la Filosofía de la Educación, debería preocuparse menos de los «problemas filosóficos» y dedicar más esfuerzo a cultivar una actitud filosófica orientada al análisis y clarificación de los «problemas educativos concretos» que se plantean hoy en día. Esto no significa tener que dedicarse a elaborar nuevas teorías, sino a proponer soluciones que ayuden a afrontar más adecuadamente los problemas.

• El fin de la educación sólo puede alcanzarse por medio de la acción y en la acción misma; y esto implica que la relación que existe entre la educación, su fin, y los medios adecuados para alcanzarlo no puede plantearse en términos exclusivamente instrumentales. No es posible acometer ninguna acción educativa sin una imagen previa de un ideal de vida humana lograda.

• Como la educación se orienta a procurar el perfeccionamiento humano, sólo puede considerarse educativo aquello que contribuye a la mejora de la persona, y le abre puertas para sucesivos desarrollos positivos.

• Cuando la filosofía se ocupa de la educación, se plantea cuestiones de carácter más amplio y general como qué es la educación, por qué es necesaria, quién es el sujeto de la educación metaempíricamente considerado, para qué educamos, etc.

• La Filosofía de la Educación no pretende elaborar «una gran teoría» en el sentido epistemológico fuerte de la palabra, sino llevar a cabo una reflexión crítica y sistemática sobre la educación de la que se puedan extraen conclusiones teóricas que permiten entender y afrontar mejor los problemas de la práctica educativa.

• Adoptar una «actitud filosófica» ayuda al ser humano a examinar críticamente sus más íntimos y arraigados presupuestos mentales; a poner en relación la propia actividad con las grandes ideas y teorías dominantes en la cultura.

• El análisis lógico del lenguaje se propone explicitar los supuestos significativos que permanecen bajo la superficie de las palabras y que son asumidos acríticamente por el sujeto que las emplea. Permite descubrir, sistematizar, tipificar y relacionar los planteamientos teóricos e ideológicos que subyacen la actividad en el aula, etc.

• El estudio de las obras de los grandes filósofos pone al educador en contacto con el mundo de las ideas que entretejen nuestro modo de entender la realidad, y facilita el desarrollo del juicio propio, porque muchas de esas ideas son opinables, susceptibles de crítica y polémicos.

• Solamente desde la racionalidad práctica es posible mostrar algo que es esencial para la educación: que los fundamentos objetivos del orden moral son tan fiables en su ámbito como las leyes científicas en el suyo.

• La actitud filosófica facilita que los profesionales de la educación tomen conciencia de su responsabilidad social y cívica a la hora participar en un debate público, proporcionando elementos de juicio a los demás ciudadanos, para que éstos puedan forjarse una opinión más fundada sobre la oportunidad de las medidas y propuestas en materia de política educativa.

• Una educación sin filosofía es miope, y una filosofía sin referencia a las situaciones educativas concretas resulta estéril. Los educadores necesitan una visión amplia, a largo plazo, del sentido de su acción; una visión que conecte sus esfuerzos diarios con la consecución de un futuro mejor para cada uno de sus alumnos y para la sociedad. Si no se cultiva la actitud filosófica, los educadores carecerían del sentido de la dirección.

      Actitud filosófica:

La actitud filosófica está marcada por el asombro. Aristóteles explica que la admiración es lo que impulsó a los hombres a filosofar. La actitud filosófica no es una actitud simple, implica una disposición muy singular y especial que la diferencia de las otras actitudes, pues a través de ella el sujeto tiende a la problematización o critica inicialmente sobre su propia existencia y luego hacia el conjunto de la realidad, esta actitud se da cuando el sujeto aprende a reflexionar y plantearse preguntas sobre el mundo que lo rodea y sobre su concepción de ese mundo. El “asombro filosófico” debería empezar por la contemplación de lo ordinario porque solo así podemos garantizar un ejercicio constante en la realidad donde nos situemos, por eso podemos decir que el asombre filosófico es la capacidad de descubrir la esencia de la realidad, pero solo con el afán de comprenderla y aceptarla en su real dimensión.

                                       Clases de actitudes:

Las actitudes que adopta un filósofo en si mismo y en los que lo rodea son de dudas, desconfianza y sin suposiciones.                                                                        Las clases de actitudes son las siguientes:                                                                • Actitud filosófica espontánea: Con esta actitud nos preguntamos por el ser o el sentido de las cosas. Esta lista para aparecer en cualquier hombre en ciertas circunstancias ya que es algo muy natural. En un filósofo, esta actitud es estudiada, practicada y desarrollada hasta más no poder. Podemos usarla para nuestro entretenimiento y aprendizaje.                                                 • Actitud filosófica académica: Proviene de la actitud filosófica espontánea y es el producto del aprendizaje académico. Tiene diversas características que se desarrollaron desde su origen. Se encarga de buscar el fundamento o la búsqueda de la claridad, por querer llegar al concepto mismo de las cosas.

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