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5 poemas y 1 leyenda para Gonzalito

Enviado por   •  16 de Noviembre de 2018  •  968 Palabras (4 Páginas)  •  501 Visitas

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El día de la lucha no se veía equitativo, puede que hayan sido 3000 Ziumbanos contra 1200 Rigmindarinthos, pero su habilidad no se comparaba con la de Rigmindarth, sus armas tampoco, pero había algo que no sabían, Darimen en su vida pasada fue el general del ejército de las sombras, en Krupnet. Al inicio de la batalla Darimen mostro una destreza inexplicable con el mazo y el escudo, todo Rigmindarth estaba asombrado de como un hombre puede luchar de tal manera con un arma primitiva, asustados los Rigmindarinthos, se retiraron. Tras la lucha el pueblo de Ziumbar se dio cuenta de que lo mejor para ellos era tener un líder semejante a este, por lo cual se le otorgo el título de líder y le cambiaron el nombre a Tjörn Ziumbarson (Tjörn hijo de Ziumbar)

Así es la historia de cómo Ziumbar pudo obtener finalmente su líder profesado por ancianos y relatado por oradores.

Imagen

Es real lo que vi,

Sé que eso era lo que estaba allí

Fue esa mujer de blanco,

Creí que estaba alucinando

Pero al verla sentí lo real que era.

Desde ese día supe

Que la volvería a ver más seguido,

Es un alma libre

Pero que atormentarme ha conseguido.

Verdaderamente con el tiempo entiendo,

Que su intención solo fue amigable,

Saber que era el fantasma de una madre

Quien a su niño estaba persiguiendo.

Sucinto

Sucinto es aquello breve y preciso,

Aquello que sólo dura un momento,

Aquello que el Cronos no preocupa conocerlo,

Por eso sucinto el poema y sus bellos versos.

Sucinto el niño que crece y se convierte en padre,

Sucinto el beso que te alegró el día,

Sucinto el entierro de un viejo,

Sucinto el vivir para cada uno cada día,

Sucinto el orbe que transcurre con distinto tiempo,

Sucinto para el tiempo que te hayas ido.

Placer

Quizás no fueron solo las estrellas

Las que contemplaron la desnudez de tu cara,

Quizás fui yo quién te elogió pero nunca te lo dijo,

Porque no solo fue tu cara por la que acuso,

Acuso también a tu belleza física y la de tu alma por deleitarme,

Delito que solo se puede castigar con placer,

Placer que merezco por cada vez que te veo.

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