ATENCION A LA DIVERSIDAD DESDE LA EDUCACIÓN FÍSICA.

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Para tratarlos de manera adecuada, debemos tener en cuenta una serie de aspectos:

- Será adecuado conocer cuáles son las condiciones de la deficiencia y su repercusión en el aprendizaje. Para identificar la discapacidad de los alumnos, podemos seguir las indicaciones de Toro y Zarco (1995), quienes establecen varios criterios fundamentales:

- Biológicos: abarca información relacionada con aspectos físicos, sensoriales…

- Capacidades intelectuales: atención, memoria, percepción, procesamiento de la información,…

- Motriz y psicomotor: recoge información sobre la coordinación, la orientación, la lateralidad, la estructuración espacio-temporal,…

- Relación social: comprueba que el alumno tiene la capacidad para relacionarse con los demás.

- Lingüísticos: indica si posee algún tipo de dificultad en relación al lenguaje y a la comunicación en los ámbitos fonológicos, morfosintácticos, léxico y pragmático.

- Afectivo-emocional: nos permite conocer cuál es el nivel de autoestima, confianza en sí mismo, nivel de tolerancia a la frustración…

Cuando conozcamos todos estos aspectos, podremos saber el estado del que parte nuestro alumno, qué actividades están al nivel de estos, y en general, nos servirá para saber cuál el grado de exigencia que podemos tener.

- Potenciar la motivación del alumno. Es fundamental que estos niños no se sientan solos o diferentes al resto, y para ello, debemos trabajar de manera grupal, es decir, debe elaborarse una estrategia para el conjunto de grupo clase. De esta manera, conseguiremos que todos nuestros alumnos se conciencien de que hay que realizar la inclusión de aquellos que posean discapacidades, aquellos que tengan necesidades educativas especiales, etc. Nuestro objetivo fundamental es que estos alumnos se sientan apoyados por sus compañeros.

Es importante tener en cuenta qué factores determinan la motivación. A nivel personal, los buenos resultados, ayudarán a que este mejore considerablemente al intentar superarse. A nivel social, que las personas que son importantes para el niño reconozcan el esfuerzo de este. A nivel cognitivo, el hecho de saber más que los demás o de poder ponerse a la altura de sus compañeros. A nivel material, habría que hacer uso de la llamada motivación extrínseca (diplomas, caramelos,…), sin abusar de ella.

Como docentes, podemos influir directamente en la motivación del niño de la siguiente forma:

- Hacer que el niño aprenda y que sepa que está aprendiendo. Mostrándole siempre cuáles son los objetivos que debe conseguir. (Dirigirnos a él de manera tranquila con un tono y vocabulario adecuado a las circunstancias, reforzar las conductas correctas de forma positiva, etc.)

- Hacer que experimente situaciones de éxito. (Establecer el nivel de complejidad por debajo de su nivel real, sin ponerlo tan sencillo para que el niño se dé cuenta de ello.) Cuando él mismo observe los resultados positivos, aumentará su motivación para realizar la actividad de nuevo.

- Otorgarle responsabilidades. Estas deberán ser establecidas en función a la capacidad del alumno. Reconocer su labor y hacer ver al resto de alumnos la importancia de su participación.

- Hacer que el niño tenga comunicación con sus compañeros: escuchando con atención lo que diga, aumentando la conversación maestro-alumno, y entre los compañeros, etc.

Si aumentamos la conversación con nuestros alumnos, aumentará considerablemente la conversación entre ellos, facilitando así la inclusión de todos.

- Tener en cuenta los intereses del niño para relacionarlos con los contenidos a tratar en clase.

- Crear grupos de trabajo heterogéneos, y hacer que todos participen de manera activa. Teniendo siempre en cuenta cuál es el agrupamiento que más favorece al alumno en función a sus necesidades.

*Alumnado inmigrante y Educación Física: además de alumnos con discapacidades variadas y niños que preceden de ambientes desestructurados, podemos contar en clase con alumnos que procedan de otros países. A la hora de tratar con ellos, es fundamental tener en cuenta el desconocimiento del castellano, la cultura propia de los lugares de los que proceden, la posible falta de experiencia escolar previa, situaciones de marginación, etc.

- Según Ríos (2009) existen una serie de barreras para la participación y el aprendizaje que influyen en el proceso de inclusión del alumnado. Podemos agruparlos en:

- Condicionantes infraestructurales:

- Escasez de recursos económicos.

Gran cantidad de centros no poseen los recursos materiales o humanos necesarios para atender a la diversidad.

- Accesibilidad y diseño para todos.

Es fundamental que las instalaciones y el material que vayamos a utilizar esté adaptado a las necesidades de estos alumnos con necesidades educativas (ascensores, vestuarios adaptados, etc.).

- Condicionantes sociales:

- Desconocimiento de la población con discapacidad.

El desconocimiento y la poca sensibilización pueden provocar conductas que conduzcan a actitudes de rechazo. E incluso podemos encontrarnos con un claustro de profesores que no sean receptivos a la inclusión.

- Condicionantes de los propios alumnos que presentan NEAE:

Podemos encontrarnos a alumnos que presenten problemas de automarginación, atención, dificultades para relacionarse con otros alumnos, la personalidad y el carácter del alumnado, etc.

- Condicionantes de la práctica docente:

- La infravaloración del área de Educación Física.

Normalmente, se suele considerar que el área de Educación Física tiene un papel poco importante en el curriculum, dejando paso a otras materias.

- La formación del profesorado.

El desconocimiento del profesorado puede provocar que el docente asuma un papel pasivo, que abuse del trabajo teórico, que haga que el alumno con atención a la diversidad trabaje de manera individualizada al margen del resto de compañeros, etc. La falta de formación