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Amalia, En cambio para otros críticos Amalia es una novela histórica

Enviado por   •  30 de Diciembre de 2018  •  2.837 Palabras (12 Páginas)  •  335 Visitas

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Esta visión de la historia como proceso no constituye obstáculo sino, más bien, incentivo para que Mármol intente pintar el estado social y cultural de su momento en forma pormenorizada, deteniéndose en todos los aspectos «privativos y pintorescos» que Amado Alonso señala como materia de la novela histórica: «instituciones, costumbres, técnicas, viviendas, indumentaria, alimentación, instrumental, etc. y lo genérico al hombre de una época en un país, "el espíritu de una época".

El hecho de tener en cuenta el proceso histórico en su diacronía no excluye la consideración sincrónica de los factores que se conjugan en la Argentina de 1840. Mármol es consciente de ello y lo explicita: «La pluma del romancista no puede entrar en las profundidades filosóficos del historiador; pero hay ciertos rasgos, leves y fujitivos, con que puede delinear, sin embargo, la fisonomía de toda una época.

En cuanto a la parcialidad con que Mármol puede haber utilizado la materia histórica en su obra, debe recordarse que Amalia no es historia sino novela; que en toda novela los hombres y los sucesos reales se incorporan a un mundo ficticio y constituyen verdaderos entes de ficción. No es menos ficticio Rosas, por ejemplo, que Amalia o Daniel Bello. Por lo demás, «no hay novela histórica de alguna importancia a la que no se le hayan reprochado fallas eruditas», es decir, fallas en la información.

Se objeta que Amalia es contemporánea de los hechos que narra. No hay tal. Mármol empieza a publicarla en 1851, once años después de la fecha en que ubica la acción de su novela. Si es verdad que Rosas y la mayoría de sus partidarios, familiares, aliados, opositores, siguen viviendo en situación similar a la de entonces, no lo es menos que lo narrado constituye ya un pretérito. Próximo, si se quiere, pero con un mínimo de distanciamiento frente a los hechos.

Por otra parte, la distancia temporal entre los sucesos y su elaboración narrativa crece si se tiene en cuenta que buena parte de la novela permaneció inédita -tal vez no escrita- hasta 1855. Una fecha en que Rosas y su régimen eran ya, efectivamente, un pasado en la vida histórica RioPlatense. Y, además, adviértase que los capítulos ya publicados en 1851-1852 fueron modificados conscientemente por el autor para lograr mayor historicidad.

La novela va precedida por la siguiente explicación, que en 1851 afianzaba a Amalia como novela histórica:

La mayor parte de los personajes históricos de esta novela existen aun, y ocupan la posición política ó social que al tiempo en que ocurrieron los sucesos que van á leerse. -Pero el autor, por una ficción calculada, supone que escribe su obra con algunas generaciones de por medio entre él y aquellos. Y es esta la razón porque el lector no hallará nunca los tiempos presentes empleados al hablar de Rosas, de su familia, de sus ministros , etc.

El autor ha creido que tal sistema convenía, tanto á la mejor claridad de la narracion, cuanto al porvenir de la obra, destinada á ser leida, como todo lo que se escriba, bueno ó malo, relativo a la época dramática de la dictadura argentina, por las generaciones venideras, con quienes entonces se armonizará perfectamente el sistema aquí adoptado, de describir bajo una forma retrospectiva personajes que viven en la actualidad.

Montevideo, Mayo de 1851.

En 1855 no es preciso ya fingir un pasado. Sin embargo, las palabras del autor siguen siendo reveladoras de su intención de escribir una novela histórica acorde con la visión historicista que preside la obra e incluye prospectivamente el futuro. Gracias a ellas algunos de los críticos mencionados más arriba reconocen cierto carácter histórico en Amalia y Arturo Sergio Visca lo admite sin retaceos: «Esta óptica íntima penetra en la novela y le da perspectiva histórica. Amalia, así, se leyó y se lee hoy como novela de la especie histórica».

La óptica a la que se refiere Visca consiste en lograr que «el mundo imaginario creado» transmita «la sensación -que corresponde a la íntima óptica con que lo ha visto su creador- de ser un pretérito perfecto, concluso y cerrado en sí mismo».

No es sólo el uso de tiempos verbales en pretérito lo que confiere historicidad a Amalia, sino la íntima óptica mencionada y la inserción de los hechos en el curso de un proceso histórico con fuertes matices prospectivos. Además de haber sido leída y de leerse aún hoy como novela histórica, Amalia ha influido no poco en la visión que los argentinos han tenido y tienen de la época Rosista, y todavía convoca parejos rechazos y admiraciones.

Paradójicamente, aunque se le niegue carácter de histórica, muchas generaciones de argentinos leyeron con apasionamiento la novela como historia, y muchos críticos la han evaluado casi desde ese exclusivo ángulo, hasta el punto de relegar los valores estéticos de la obra.

Los ejemplos que en Amalia avalan la óptica histórica del autor son innumerables.

Me referiré en especial a algunos de los fragmentos agregados en 1855, por cuanto a través de estas modificaciones se evidencia con más nitidez la intención de Mármol. Quede claro, de todas maneras, que la intención de escribir una novela histórica y la peculiar óptica mencionada ya existían plenamente en 1851-1852.

En este párrafo del capítulo II, II (t. II, pp. 175-176) se percibe la dimensión prospectiva que Mármol otorga a los hechos narrados:

-Así -dijo después de una breve pausa. -Así! sacrilego; ministro de ese culto de sangre con que hoy profanan en mi patria la libertad y la justicia. En mi persona, pide perdón á los buenos del mal que les haces, y sea el anatema que descargo sobre tu cabeza, mi presagio del que te espera en el Cielo! Así, de rodillas; y representa en este momento la imágen de la horda maldita á que perteneces, cuando esté de rodillas en el cadalso pidiendo misericordia á Dios, misericordia á los hombres, misericordia al verdugo; y Dios vuelva su vista, y los hombres cierren sus oidos, y el verdugo descargue el golpe de la justicia humana sobre la cabeza de los bandidos heroificados en ese reino de sangre y de delitos que llamais federacion. De rodillas, así, como estará ante la historia desde el primero hasta el último de cuantos de vosotros habeis contribuido á la desgracia de la patria y al estravio de dos generaciones todavia. Así fraile apóstata, de rodillas.

En el capítulo I, IV añade catorce páginas dedicadas a explicar en qué consistían las «parroquiales». De tan extenso agregado,

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