Análisis del Libro “Matemos a los pobres” de Jorge Fco. Márquez
Enviado por Ensa05 • 8 de Abril de 2018 • 5.338 Palabras (22 Páginas) • 707 Visitas
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Como se dice tenemos el gobierno que merecemos, es así, que cada vez que lanzamos una crítica hacia el gobierno, no estamos haciendo otra cosa más que criticarnos a nosotros mismo como mexicanos.
A lo largo de nuestra historia se nos ha ido inculcando una creencia donde se dice que el mexicano, el pobre indito de buen corazón ha sido maltratado por el extranjero explotador. Que nosotros somos los buenos y que todos los demás son malos, que para ser rico hay que ser bien malo y pues mejor soy pobre pero de buen corazón.
Simplemente nos han enseñado que México siempre ha sido víctima de los países extranjeros, países ricos; es decir, nuevamente los ricos son los malos del cuento. Así la historia mexicana está plagada de héroes (pobres) que lucharon por el pueblo pobre y de villanos (ricos) que solo se aprovechaban del pueblo.
Hasta en la iglesia hay ejemplos del cómo se condena al rico, tan solo por ser rico, -Es más fácil que una camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre al cielo- es decir pues yo quiero ir al cielo y si soy rico pues ni cómo. Pero aquí es cuestión de interpretación ya que al decir “rico” se refiere al soberbio que nos está dispuesto a compartir o lo que Dios le ha dado.
El ejemplo más caro del porque se puede considerar que México es una fábrica de pobres es el gobierno y sus programas para combatir la pobreza que en lugar de incentivar al que se esfuerza y trabaja más para poder ganar más, que solo apoyar al que no tiene para que siga en su zona de confort sin buscar generar más, “como quiera a fin de mes me llega la ayuda pues pa que trabajo” o “pues entre más hijos tenga, papá gobierno más me da, pues me lleno de chavalos”.
Estos programas a decir verdad no han sido benéficos para el país porque para erradicar la pobreza, no debes atacar a la pobreza como tal dándole al que no tiene; sino más bien atacar las causas que han llevado a que esas persona se encuentren en esa situación, causas que como menciona el autor “radican en la manera en la que nuestra gente piensa”
Los japoneses tienen una Máxima:
“Si me quieres ayudar no me des pescados, enséname a pescar”
Que traducido a la realidad mexicana quedaría así:
“No me des tortibonos ni me controles el precio de la tortilla; dame un trabajo bien remunerado para comprar mis tortillas donde me dé la gana y al precio que dicte el libre mercado.”
En fin, creo que queda más que claro la manera en la que se nos ha ido impregnando una idea en la que creemos que el rico es malo y que lo seguro es que hizo cosas malas para construir su riqueza. También creo que para dejar de convertirnos en la fábrica de pobres que actualmente es nuestro país y ser más bien ese cuerno de la abundancia debemos cambiar esta mentalidad.
Capítulo 3: El poder de un nuevo enfoque
Sexenio a sexenio nos encontramos con la misma cantaleta por parte del presidente en turno, “va la buena, ahora si se va a acabar con la pobreza” o por lo menos se disminuirá en base a todos los programas que ya habíamos comentado anteriormente. Pero como nos hemos ido notando, esto no ha cambiado de hecho hasta ha aumentado un poco la pobreza respecto a sexenios anteriores, esto debido a que hay un enfoque equivocado.
Siempre cargándole la mano al que más tiene, ese que se ha esforzado por conseguir lo que tiene, porque ellos son “defensores de los pobres”, lo peor de esto es que los que verdaderamente tiene mucho no sienten el efecto de esto, siendo los más afectados los de la clase media. Es decir que pague más (impuestos y demás) el que más se ha esforzado el que genera más riquezas y protejo al que no produce. Este es un enfoque equivocado, porque ¿no sería más benéfico premiar al que más trabaja al que más se esfuerza y contribuye a generar empleos? Yo creo que sí, porque así se podría evitar el conformismo y se incentivaría a los mexicanos a trabajar más para poder acceder a esos beneficios.
Para entender el porque es la necesidad de establecer un enfoque que de verdad cumple con lo que buscamos citare al autor Jorge Márquez:
“Un enfoque determinado nos lleva a tener cierta actitud, dicha actitud nos lleva a actuar de cierta forma, ese actuar nos lleva a obtener ciertos resultados. Resultados que puedan o no gustarnos”
Es por eso que el enfoque que tomemos como nación es el que determinara donde nos encontraremos dentro de unos años.
En las nuevas teorías organizacionales se utiliza el enfoque de cambiar los títulos de los puestos, y esto aunque parezca algo absurdo si resulta benéfico ya que la percepción que tengamos del puesto según su título podrá determinar las ideas que tengamos y las actividades que realicemos. Este enfoque puede funcionar en cualquier situación ya que cambiar una palabra por otra puede definir si actuaremos de una forma u otra, por ejemplo utilizar la palabra reto en lugar de problema puede cambiar radicalmente la actitud con que reaccionemos a dicha situación.
Por esta razón no es buenos el que nos identifiquemos con el mote de tercermundistas porque claro está la palabra significa ser de tercera posición y por ende jamás actuaremos como un país de primer mundo.
Es entonces que nos encontramos con un enfoque demasiado arraigado en nuestra cultura nacional, un enfoque donde de una forma u otra está mal visto el ser rico y hasta el mismo gobierno muchas veces parece, en su “lucha por erradicar la pobreza” condenar a quienes quieren generar riquezas; pero aclarando, riquezas bien ávidas. Con la justificación de que para que el país funcione como se desea primero tienen que estar bien ellos y ya después todos los demás, pero a mi pensar debería ser diferente, ya que al existir más personas con ganas de generar riquezas más personas que contribuyan con impuestos abra, mayor creación de empleo formales, en fin todo marcharía mejor, porque la única forma de erradicar con la pobreza es generar riquezas. Esta forma de llevar o conducir al país a tratar de erradicar la pobreza es cuestión de enfoque, enfoque que debería estar ya totalmente claro que, aunque bien intencionado o no, no ha dejado frutos positivos; y quizá ya va siendo hora de buscar un nuevo enfoque que nos empiece a caminar hacia donde queremos estar. Como el autor cita, hay que empezar a cambiar el enfoque de “gobierno prospero para pueblo prospero” al de “pueblo prospero para gobierno prospero”, quizá este sea el comienzo
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