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Camino a la servidumbre

Enviado por   •  25 de Noviembre de 2018  •  3.509 Palabras (15 Páginas)  •  340 Visitas

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Remata el autor exclamando que el monopolio no se da por mayor capacidad de producción, sino por una intervención de gobierno (léase corrupción).

Es fácil entender que la planificación, o la transformación al socialismo de la industria tenga gran aceptación entre los gobernados, ya que la gran mayoría ha invertido su tiempo y esfuerzo en sostener o alcanzar un nivel de vida que siempre parece inferior al de su empleador, pero seguimos hablando de limitar, de sesgar. Esta planificación ataría de manos al virtuoso de los negocios, y se basa en la molestia del que menos tiene, la cual es comprensible, pero no es válido que sea el estandarte una de una política económica por sí sola.

La economía por si sola no discrimina, y se a buscado dominarla con el fin de hacerla controlable, esto parece ser un error, pues la economía al no poder ser discriminatoria tampoco permite etiquetar quien será triunfador y quien un fracaso, quien será rico y quien pobre, pues no es determinable de inicio, es algo que se da según la propia naturaleza de la economía, si se le deja fluir por si sola. es pues incorrecto pensar que la economía ira por ahí con una guadaña buscando victimas, mejor concepción es verla como lo que es, una oportunista que beneficia al mejor postor.

No es la existencia de la propiedad privada la que provoca las diferencias entre los sectores sociales, la adquisición de propiedad no es sino el resultado de la economía y sus manejos, la propiedad privada adquirida de manera desleal, corrupta es aquella que duele, que daña a los demás sectores, no aquella que un sabio jugador de la economía logró con estratégia, o esfuerzo, o cualquiera que sea su mérito. Y el gran problema de la centralización es justo ese, que decide a quien si y a quien no darle más, por lo tanto, si un habido jugador del capitalismo dese más, deberá engrosar también los fajos de sus gobiernos, mejor dicho, de los humanos que ostentan cargos de gobierno, eso es lo que molesta, es lo que priva de beneficios, no la propiedad privada como derecho jurídico, no culpes al juego, culpa al jugador.

No puedes aspirar como gobierno a una sociedad de iguales total, una donde todos sean absolutamente iguales en su forma de vida, porque simplemente no todos desean eso, no es pues el mismo deseo de un individuo que el de su vecino, sin importar lo similar de sus casas, de sus bienes, de su trabajo. No siempre el gobernado quiere más y mejor trabajo, hay quienes tienen otras aspiraciones, distintas, que no se formulan ni se adquieren del mismo modo, ahí está el reto ignorado del colectivismo, y no es ignorado por su desconocimiento, es así por ser materialmente imposible, ahí está tu error sociedad y gobierno al querer o pretender una igualdad, no puedes, ni podrás jamás dar a cada quien lo que desea, pues tu “omnipotencia” como gobierno no alcanza.

Un estado se encuentra imposibilitado de otorgar una seguridad absoluta, pues es esta imposible ante las variantes, los obstáculos y los riesgos que conlleva la libertad económica. El individuo pues debe buscar y su gobierno proporcionar una seguridad limitada, limitada en cuanto a que tu seguridad no dependa de atropellar a los demás. Una seguridad total sería un privilegio de pocos, no así una seguridad limitada, limitada por los pares, por los demás, y por las propias condiciones que genra vivir en una sociedad, esta seguridad si es posible, pero solo se logra con transparencia, sin ella la seguridad seguirá siendo un privilegio.

El estado no debe entonces rehusar el otorgamiento de seguridad por estar estigmatizada de corrupción, lo que debe es proporcionarla pero sin distingos, sin buscar preservar el estatus de algunos, sino buscando que el trato entre los sujetos sea legal, justo, en la misma cancha y las mismas reglas, es ahí donde la seguridad mas que un privilegio será un marco que encierra a todos, donde entonces todos podremos hacer la libertad hasta su máxima expresión y consecuencias, y colateralmente, no podremos culpar a otros, ni exigir más, sin resentimientos, sin escusas.

No puede el gobierno canjear la libertad a cambio de subordinación servil ideológica al estado, el estado debe propiciar patriotismo pero del que se genera por consecuencia de, de los actos, de la identificación que se da por si sola, error del estado pedir una perspectiva nacionalista y estatutaria a sus gobernados, pues entonces esta se convierte en el medio para llegar a los beneficios, y no en el sentimiento que se origina por un gobierno que sirve bien.

Tenemos la sensación de que los peores son los que llegan al poder, y el autor nos da razones válidas para entender lo que propicia esto, o mejor dicho, nos hace verlo de otra manera, al buscar que los gobernantes sean personas instruidas y capaces debemos entender que estos entonces tienen un criterio más desarrollado, son más selectivos en sus ideas, son cada vez menos comunes, alejados de lo primitivo y colectivo y apegados a las ideas que les han creado una perspectiva propia, distinta, y difícilmente negociable. Esta firmeza de ideas, tare consigo una bondad para él y un gran razón para que sea el quien logra el éxito, pues su firmeza, su variado lenguaje, su bagaje cultural permite que este sea aceptado por otros menos instruidos como superior, permite que éste se introduzca en los ideales ajenos y los intercambie por los que mejor le convienen, los que lo tienen a él como líder. Ya le veíamos al inicio de la lectura, ya habíamos identificado antes cuales fueron los más fieles soldados y los que mejor acogieron las banderas nazis.

Vale la pena darle punto y aparte para tocar el tercer factor, y es la facilidad de acrecentar un aspecto negativo por encima de uno positivo, es más fácil convencer a los demás de que “aquellos” están mal, de que son los enemigos, que convencernos a “nosotros” de que tomemos las riendas de las cosas y echemos marcha adelante. Que familiar suena. Esta naturaleza que nos permite atacar más fácil que aportar, que nos permite culpar con sencillez y negar como precaución. Quizá por eso el odio contra el judío fue fácil de propagar, al calificarlos como “aquellos”, los capitalistas, los acaparadores, fue fácil señalarlos, odiarlos y sobre todo culparlos de cuanto pal se encontraba en el desarrollo inequitativo de las sociedades.

Gran reto para el colectivismo es no solo imponer su forma de trabajo, convencer se aportar en la medida de lo necesario, sino que también para que este logre sus metas y sea plenamente aceptado requiere ser adoptado como una forma de pensamiento propia, necesita que el individuo se sienta de manera consciente, feliz, y como si fuera por voluntad propia integrado

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