Cuento "Miguel Angel El diablo"

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Después de un tiempo cuando se agotó la despensa, Miguel decidió, junto con sus hijos, vivir en la casa de su madre donde al cabo de un tiempo Miguel fue acumulando más muertes sin razón y por lo tanto más enemigos ganándose el apodo de “el diablo” lo cual resultaba irónico porque él se llamaba Ángel.

El pueblo y la mafia colocaron precio a su cabeza llegando a un acuerdo para una especie de caza preparando una emboscada, así que camionetas con hombres armados y gente a pie armada se dirigieron a la casa del diablo para asesinarlo.

Pero el diablo ya sospechaba algo y decidió esconder a los niños y a su madre en el sótano y llevar toda su artillería hacia el tapanco donde formaba un hueco perfecto entre el techo y las tejas para poder disparar al gusto sin ser detectado. Llegaron las camionetas y empezaron a disparar a la casa sin cesar, pero nadie se percataba del tapanco que desde el cual el diablo apuntaba y eliminaba uno a uno a sus contrincantes que al ver que la mayoría estaban muertos dieron a conocer la retirada.

Desde esa ocasión nadie más lo ha vuelto a enfrentar y el que lo hacía terminaba en una fosa, cada vez que el bajaba al pueblo a comprar víveres la gente se escondía en sus casas dejando desierto el pueblo.

Un hombre valiente se comprometió a matarlo pero no de frente ni en una sola fase, este hombre estudio todos los movimientos y horarios del diablo sobre que hacia alrededor del día y se dio cuenta que lo encontraba vulnerable en solo una situación:

Todas las noches en la madrugada se levantaba a orinar así que este hombre una noche decidió dispararle por la espalda y al caer el diablo herido el hombre dijo -no es nada personal pero ya no sirves-.

Nadie supo quién era el hombre que asesinó al diablo, unos dicen que era un mafioso en busca de venganza, otros dicen que era el hijo de aquel primer hombre que mató sin motivos de lo único que están seguros es que a los forasteros que llegan por un trago a la cantina del pueblo se les acerca un hombre presumiendo el buen tino de su plateada arma que si ponen atención tiene un diablo grabado en la culata.