Diario de un seductor.
Enviado por Mikki • 14 de Abril de 2018 • 1.735 Palabras (7 Páginas) • 353 Visitas
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y del otro sin buscar algo a cambió. Esto nos ha traído consecuencias en la juventud, que si bien tiene solución es mal visto por sociedad, hablando explícitamente de los embarazos no deseados y relaciones destructivas, dependerán completamente del individuo y su limitante moral. Es aquí donde se contrapone el compromiso. Puesto que sin él, el resultado es catastrófico para el alter ego de Johannes. Ya que bien, si la parte seducida, la víctima, no tendría una responsabilidad moral, ética o social a partir del abuso; el seductor tampoco la tendrá al jamás obligar a otra persona a ser lo que no se desea, pues el trabajo expuesto que el mismo seductor realiza es aquel de no estar presente en las decisiones de la víctima, pero sí de recibir la cosecha de lo que busca. Por eso se dice que la coexistencia del compromiso y el placer es estrechamente la construcción de un infierno dentro de sí mismo si se es consciente del daño que se le hace a la otra persona. Por eso el espíritu poético de Johannes era el signo más que añadía a la realidad; ese signo más consistía en lo poético de que él gozaba en la situación de esa realidad; cuando de nuevo la evocaba como fantasía de poeta, sacaba partido del placer. Ése era el segundo goce; toda su vida tenía como objetivo el placer. En el primer caso, gozaba de ser el objetivo estético; en el segundo, gozaba éticamente de su propio ser. Por ello el extiende su capa y pide a su doncella que se tienda allí, pero no extendiendo la capa para evitar el contacto helado de la tierra, sino para desaparecer en el espacio, en las alas de su propio pensamiento.
Entonces, ¿es posible indultarse de tus responsabilidades amorosas? Sí, sí lo es. Al menos en el ámbito estético que se plantea. Para muchas mujeres, el mundo es tan grande que cabe en sus manos. Lo amplían de una forma única, irresponsable como sólo ellas saben hacerlo. Desarrollan una comunicación pobre. Esto es lo hermoso para los seductores, pues en algún punto de su universo, dejan al seductor ser el escritor de sus vidas; indultando de compromiso al seductor. Por eso, por olvido habla el amor como si fuera persona humana. Es así como las parejas de la sociedad encuentran tantas dificultades entre lo que creen y lo que deben hacer, entre lo que quieres y lo que encuentran, entre el placer y el compromiso. Pues si bien, es cierto que no nos es posible compartir sentimientos sin la ayuda de la comunicación también es cierto que todos queremos ser “primus inter pares” destruyendo por completo la concepción de la objetividad y favoreciendo en su mayor esplendor la subjetividad de lo vivido, la ligereza de los años, dejando al seductor y a la víctima en un laberinto de respuestas infinitas en su interior, pero con ninguna que satisfaga su universo, con el único consuelo de intentar en su próxima jugada una mayor sabiduría, expresada en forma poética de la siguiente forma: “Cuando una muchacha no despierta en nosotros, desde la primera mirada, una impresión tan viva que cree una imagen ideal de sí misma, generalmente no es digna de que nos tomemos el trabajo de buscarla en realidad. Pero si despierta en nosotros esa imagen, pese a nuestra experiencia, nos sentimos dominados y vencidos por una desconocida fuerza”. (Kierkegaard – Diario de un seductor, página 65).
Finalmente, cuando logras que una víctima entregue todo, lo conviertes en un ser débil. Si la inocencia es negativo en el seductor, para la victima lo es todo. Y es ahí cuando se comprende que el amor es algo hermoso sólo mientras duran el contraste y el deseo; después, todo es debilidad y costumbre.
Sören Kierkegaard ha logrado expresar todas las cualidades de un sujeto manipulador y calculador. Sabe lo que quiere y no duda en conseguirlo y eso está bien siempre y cuando su moral se lo permita como el poeta maldito nos explica en diversas oportunidades. Se encontró en un punto excelente donde los dilemas, el conocimiento, la pasión y el poder se unificaron en un mismo objetivo y pues la luna es de quien la trabaja e hizo justicia con Cordelia. Y aún, más impresionante que todo; supo retirarse después de su objetivo, como todo un caballero. Sabiendo que jamás podría regresar y tomando la responsabilidad de sus actos mostrando la fusión perfecta entre ética y estética.
Que interesante sería saber si es posible esfumarse de una jovencita y volverla tan orgullosa que se imaginara que fue ella quien se agotó de la relación. Qué epílogo tan apasionante: presentaría un interés psicológico y ofrecería la ocasión de muchas observaciones eróticas. Imagínate todas las posibilidades si se pudiesen juntar los mundos; de lo ético y lo estético, el poder de elegir los dos caminos al mismo tiempo, de vivir las dos partes por igual. ¡Que hermosos desastres lograría una sola persona! Sé que usted no le encontraría sentido, pero sé que usted es sabio y puede entenderme sin necesitar de mis razones, ya que “Toda locura tiene su razón, la cual la juzga y la domina, y toda su razón su locura, en el cual se encuentra su verdad irrisoria” (Erasmo de Rotterdam – El elogio de la locura).
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