Dos K's, dos lectores, análisis sobre "El castillo" de Kafka
Enviado por Ledesma • 7 de Diciembre de 2018 • 1.507 Palabras (7 Páginas) • 393 Visitas
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La pregunta continúa en pie. ¿Por qué aparece y reaparece la lectura de K. como si fuera un personaje angustiado? Puesto que la novela en sí no tiene la respuesta, caben dos posibilidades. La primera es que esa es la lectura más obvia puesto que se sabe que la angustia es un tema que sí le interesaba a Kafka y que otros de sus personajes sí muestran signos de angustia -entiéndase Joseph K. en El Proceso y Gregorio Samsa en La Metamorfosis-. Por tanto, lo que se ha hecho es una extrapolación de una primera lectura y en ese caso habría que culpar a Camus, a Adorno y otro ciento de teóricos de reduccionistas y poco rigurosos. La segunda posibilidad es que la gran mayoría de personas consideren que toda experiencia de lo absurdo es angustiosa. En este caso queda algo por resolver.
Si bien sería insensato afirmar que el tratamiento del absurdo inicia con el existencialismo, queda claro que son Sartre y Camus los autores que más teorizan y representan al respecto. Su obra nos deja dos grandes imágenes, en Sartre la de la náusea y en Camus la del extranjero. Ambos casos, náusea y extranjerismo, son consecuencia de lo absurdo del mundo y, más allá de las distinciones obvias entre uno y otro, está claro que no son sentimientos envidiables. Sin embargo, en sus teorías, ambos autores superan estos estados negativos y en ambos se reconoce más o menos la misma evolución que llevaría a dicha superación. Primero vendría la experiencia del absurdo, con su consecuencia lógica que sería el perder el sentido del mundo, el nihilismo, la náusea, la incapacidad de darle una lectura racional a las cosas, las “tinieblas del mediodía” en Nietzsche. Después del nihilismo, que para ambos autores es una etapa transitoria, el hombre dejaría a un lado la nostalgia del absoluto y entendería su papel creador dentro del mundo: que es libre de determinar su propia esencia y que hay que crearla pensando en expandir hasta el máximo las posibilidades del hombre: “El hombre es el único que no sólo es tal como él se concibe, sino tal como él se quiere, y como se concibe después de la existencia, como se quiere después de este impulso hacia la existencia; el hombre no es otra cosa que lo que él se hace. Éste es el primer principio del existencialismo”[10]. Esto lo expresan, de una u otra manera, Sartre en su ensayo El existencialismo es un humanismo y Camus en El Hombre Rebelde. Lo que queda claro es que una vez que el absurdo es experimentado no se puede obviarlo más que con el suicidio, pero hay dos maneras de vivirlo, la una negativa y la otra positiva.
En fin, hay dos K. posibles. El primero es el que todos conocemos, angustiado, nostálgico, con náuseas y extranjero. El segundo es un K. libre, que vive en un mundo absurdo que le da la posibilidad de explicárselo de la manera que mejor le parece y que en esa misma medida no está determinado. El Castillo, la novela en sí, está contenida en un universo absurdo al que el lector ingresa irremediablemente. Si al final, para éste, la novela es el absurdo, su lectura de K. revelaría de qué manera, positiva o negativa, él mismo lo experimenta, y así como hay dos K. posibles, habrían dos lectores posibles. Pero parece que al mundo todavía le angustia el absurdo.
Bibliografía
- Camus, Albert. El mito de Sísifo. Alianza Editorial. Madrid, 2003.
- Kafka, Franz. El Castillo. Random House Mondadori, S. A. Barcelona, 2004.
- Sartre, Jean Paul. El existencialismo es un humanismo. http://www.geocities.com/poeticaarte/existencialismoa.htm
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