Ejemplo de crónica

El día primero del mes de marzo del 2019, la ciudad de Monterrey vivió las horas más angustiantes y escalofriantes en la historia, en cuanto a robos bancarios se refiere.

 El lugar fue un banco (Banorte) situado en el entrecruce de las calles Zaragoza y Morelos en el centro de la ciudad. Un delincuente tomó como rehén a 18 personas, entre empleados y clientes de la sucursal, de los cuáles uno ya se encontraba herido debido a una bala que se alojaba en su estómago por una acción premeditada por parte del maleante.

 El ataque había sido frustrado por un cliente que activó la alarma. La petición era muy simple, un coche en el cual el delincuente, cuyo nombre responde a Earl, pudiera fugarse del lugar a toda costa sin ser atrapado. Los francotiradores empezaban a ocupar sus puestos por encima de los tejados de los edificios mientras el Inspector Scott hacia su llegada a la zona del secuestro.

 La detective Kim lo recibió y lo llevó con el Comandante Baffet quien era el encargado de autorizar cualquier movimiento o acción en el altercado. Un expediente era lo que necesitaba el Inspector Scott para empezar a planear su estrategia de entrar al banco. El delincuente mantenía un historial con delitos menores y posesión de drogas.

Scott al dialogar por unos segundos con el comandante Baffet logró persuadirlo para dejarlo entrar al banco y arreglar las cosas a su manera, pidió una docena de donas y con un chaleco antibalas se encaminó a la entrada de la sucursal. Los francotiradores que lo observaban desde lo alto, se preguntaban quién en su sano juicio entraría sin una pizca de miedo en su rostro.

 El Inspector entró con las manos en alto y Earl inmediatamente lanzó un grito preguntando quién es. Mientras Earl organizaba a los rehenes donde pudiera verlos Scott hizo una mirada rápida al entorno donde vio en una silla al guardia del lugar que se encontraba casi inconsciente desangrándose en una silla.

 Earl lanzó una mirada rápida al inspector para corroborar que no llevaba armas, al ver la bolsa que llevaba en su mano y preguntarle que tenía, Earl empezó a ponerse nervioso y no pensó en descargar su frustración a gritos con los rehenes. Bajó la bolsa lentamente y la deslizó hacia el delincuente quien al observar su contenido se preguntó si las donas no estaban envenenadas.

Las entregó a los rehenes y se las hizo comer. Scott comenzó a hablar con Earl que no dejaba de apuntar su pistola a la cabeza de Debbie. Le hizo ver que, si alguien salía herido a parte del guardia, él ya no podría hacer nada por salvarle la vida.

 Tranquilizó al maleante diciéndole que un delincuente el mes pasado había hecho lo mismo y la había librado haciendo énfasis en que no había lastimado a nadie, todo esto mientras se acercaba a Harold, el guardia. Lo tomó de la silla y lentamente fue alejándose hacia la salida mientras decía en repetidas ocasiones que volvería con el carro solicitado.

 Al salir y entregar al guardia inconsciente, Scott le pide a un policía su arma quién al ser entregada la esconde dentro de su chaleco. Al volver a entrar Scott sigue negociando con Earl y le pide soltar a Debbie que se encontraba ya muy fatigada por el estrés que vivía. Earl se rehúsa, pero a cambio les da a tres rehenes más.